El columnista del periódico ‘La Jornada’
publica el libro ‘Encabronados’.
“Soy un buzo que navega en
aguas negras”, así define su trabajo el periodista Julio Hernández López, cuya
columna Astillero, publicada en el diario La Jornada es referencia obligada
incluso para sus detractores. Crítico del sistema político mexicano, el
analista habla de Encabronados (Temas de Hoy), libro donde hace un recuento de
las razones que han engendrado, lo que llama un estado “de enojo generalizado”.
No obstante, advierte, que la molestia por sí sola sólo puede llevarnos al
abstencionismo o “valemadrismo”, por lo cual es preciso trascenderla para
conseguir un verdadero cambio.
¿Encabronados es la mejor palabra que encontró para
definir el estado de ánimo de la sociedad mexicana?
Sí. Hay un profundo enojo
expresado en las sobremesas, las reuniones familiares o en la calle. Es difícil
percibir un análisis popular que no pase por el enojo, el hartazgo o el
cansancio respecto a la clase política.
Pero es un enojo que necesita trascender, como apunta
en su libro, porque de lo contrario no pasa nada.
Claro, el encabronamiento por
sí mismo no va a significar nada y puede quedar en un simple desahogo, apatía o
desidia mayor a la que hay. Por otra parte, la falta de vías estructurales del
sistema político o de competencia entre partidos, no propicia una opción sana o
viable para modificar las cosas. La actitud del mexicano puede evolucionar
negativamente del encabronamiento al abstencionismo o al valemadrismo.
Actualmente el ciudadano mexicano está más preocupado por la supervivencia y
por evitar ser agredido que por reflexionar o ser partícipe de una organización
política.
De alguna manera es comprensible ¿no?
Claro, la gente tiene que
defender el bolsillo, el alimento y la seguridad. Sin embargo, el cambio de
fondo pasa por encontrar un cauce para el encabronamiento, y ese cauce necesita
venir desde abajo.
En el libro es crítico con
todos los partidos pero también con los candidatos independientes, salvo Emilio
Álvarez Icaza, quien entiendo se postuló cuando su texto ya estaba en imprenta.
Así es. Entre los
independientes Álvarez Icaza es el más congruente, sensato y mejor armado
intelectualmente; es un hombre con vocación por los derechos humanos,
relacionado con grupos religiosos y grupos cargados a la filosofía social
cristiana. No es un hombre estridente, escandaloso y dado al ruido
injustificado, como parece ser necesario para la política mexicana. Hoy hay que
hacer escándalo para ir avanzar, por lo tanto no me parece viable para la
presidencia. Sería un excelente legislador. En general la figura de los
independientes no ha prendido y creo que no funcionará en las elecciones de
2018.
¿Por qué?
La figura matriz original es
la del ‘Bronco’, y no sólo resultó fallida sino también mentirosa. Después de
él, todos los que se han apuntado son figuras sin un posicionamiento público
importante. No podrán subsistir y creo que terminarán por negociar su apoyo con
algún partido político.
Tampoco lo convence el movimiento anulista…
En 2018 se necesita de una
participación fuerte de la ciudadanía. No basta con ir a depositar el voto, hay
que defenderlo a fondo y no permitir el triunfo de las inercias del fraude
electoral o la simulación. Confío en que tendremos la oportunidad de
reconstruir a México.
Usted es de los pocos analistas que son críticos con
la sociedad y no la tratan con victimismo.
El victimismo nos ha hecho
mucho daño. Somos una sociedad acostumbrada al tutelaje, a la despensa, a lo
asistencial. ¿Cuántos participamos en alguna actividad social, política o
comunitaria que aporte algo al cambio? A veces quienes vivimos en unidades
condominales ni siquiera vamos a las asambleas vecinales. Nuestros políticos
son consecuencia de nosotros mismos y de la credulidad que hemos tenido en lo
que llamo la zanahoria electoral. Mientras la gente no presione o sea capaz de
enfrentarse a esos poderes las cosas no cambiarán. Lo que vivimos hoy los
mexicanos –decapitaciones, secuestros- habla muy mal de nuestro espíritu
nacional. Las molestias nos duran doce horas y a lo que sigue.
Plantea que el encabronamiento vino con el gasolinazo…
La conciencia social llega
por el bolsillo de manera inmediata. El golpe de la gasolina fue tan fuerte que
impactó a todas las actividades productivas y motivó movilizaciones que en su
momento me parecieron impresionantes, pero terminaron por apagarse y adaptarse
a nuevas conveniencias. Sin embargo, creo que en la base social subsiste en
encabronamiento al cual no defiendo, sólo digo que necesitamos trascenderlo.
¿Es un desencantado de la política?
No, soy alguien que trata de
verla con realismo y sigo creyendo que hay esperanza. Nos faltan cauces,
líderes capaces de generar movilización social. Vivo diariamente encantado con
la creatividad y el trabajo de muchos mexicanos que luchan por salir adelante
pero se topan con el cobro del derecho de piso, con los ataques de los narcos,
la corrupción, las políticas fiscales desproporcionadas. México tiene salida y
capital humano, sólo falta encontrar el camino.
En algún punto de libro habla
de Morena como una opción, sin embargo a juzgar por sus comentarios a los
últimos sucesos relacionados al partido parece haber un hartazgo.
En el libro subrayó un error
de López Obrador: la amnistía anticipada. Es un retroceso y una manera de ir
disolviendo sus posturas originales. Va a distorsionar al movimiento por ese
pretender abrir los brazos a pecadores que ahora son perdonados de una manera
misericordiosa. López Obrador y Morena tienen una responsabilidad histórica que
les está rebasando. La pretensión de ganar el poder presidencial a como dé
lugar incorporando a Miguel Barbosa, Benjamín Robles ‘El Oaxaqueño’, Zoé
Robledo, casi todos los candidatos a gubernaturas estatales son personajes
controvertidos, es un error. De seguirse manejando de manera vertical y
caudillista, simplemente será una etapa más de la desilusión nacional. Ante los errores de Eva Cadena no se puede
responder con la teoría del complot, afortunadamente ya pidieron disculpas.
Esperemos que así sigan. Yo me siento parte del movimiento social que luchó
contra el fraude electoral de 2006, pero no quise entrarle a la camisa de
Morena, creo que mi labor consiste en denunciar los errores.
¿Qué es ser de izquierda hoy?
Es muy complicado. Ser de
izquierda debe ser estar con las causas más avanzadas de la sociedad; luchar
por una sociedad donde no haya injusticia en el ingreso económico; y con un
pensamiento progresista en materia de libertades sexuales, derechos de las
minorías y laicidad.
Bajo esa definición no veo a nadie…
Tienes razón, cuando hace
años había varios. Hoy todo está subsumido en la lógica del sistema.
¿De lo que hay con qué se queda?
Es grave el término de lo
menos peor, pero lo menos peor es Morena. No veo un cambio real en el PRI, PAN
o PRD. Ojalá que las corrientes de la izquierda se unieran en un proyecto, pero
las cosas ya caminan a toda velocidad y no hay mucho qué hacer. Ya veremos por
quién votamos el mero día.
¿Sus columnas le ayudan a no hacer bilis?
Al revés. Un día un médico me
pidió que definiera mi trabajo y me expliqué como un buzo de aguas negras.
Todos los días me aviento el clavado y salgo con un traje impermeable. Trato de
escribir con ironía porque creo, es la única manera de no terminar llorando.
A veces, en el fondo de las
aguas negras aparecen tesoros…
Yo todavía los sigo buscando.
(ARISTEGUI NOTICIAS/ Entrevista con
julio Hernández (Redacción AN). Héctor González/ mayo 7, 2017 10:41 am)
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