En realidad la verdadera mesa
de distensión se instaló en La Paloma, el residencial privado que el candidato
del PRI, Quirino Ordaz Coppel, escogió para vivir en Culiacán. Porque la
verdadera tensión está en el Revolucionario Institucional. No en el PAN, partido
resignado de antemano a no ganar la elección por la gubernatura. Ni en el PAS,
donde todo gira en torno al mando único de Héctor Melesio Cuen Ojeda.
En el PRI las heridas no han
cerrado hasta ahora, y esa dispersión de intereses que el candidato no logró
cohesionar, ha hecho que se enciendan focos amarillos.
Por eso la cena donde
estuvieron el gobernador Mario López Valdez y su segundo de abordo, Gerardo
Vargas Landeros, el dirigente nacional del PRI, Manlio Fabio Beltrones, y casi
todos los que aspiraron a la candidatura.
Hay cosas que los seres
humanos no podemos ocultar. Una de ellas es el nerviosismo. Al más templado se
le va el color o se le aflojan los esfínteres bajo ciertos escenarios. Y si al
nerviosismo se le junta la desesperación, es muy probable que se cometan
torpezas.
¿Por qué fue Mario López
Valdez a la Ciudad de México a buscar a Manlio Fabio Beltrones? No es poca cosa
que, además, haya ido acompañado de Gerardo Vargas pues, además de ser
secretario General de Gobierno y encargado de la política estatal, fue uno de
los más fuertes aspirantes a la candidatura para sucederlo. ¿Qué huele el
gobernador y a qué le teme?
Tenía tres semanas de haber
instalado la llamada “mesa de distensión política” y de haberse comprometido a
la imparcialidad y, aún más, ya tenía en su agenda una segunda reunión de esta
mesa, con la presencia del presidente del Instituto Nacional Electoral, Lorenzo
Córdova, cuando decidió actuar como uno más de los priistas que ahora buscan la
gubernatura, a través del empresario mazatleco.
Todo el mundo sabe que está
metido hasta el tuétano en la campaña de Quirino Ordaz —su ex secretario
particular, Gustavo Zavala es el encargado de logística en todos los
eventos y su ex secretario de Turismo,
Francisco Córdova, se integró también a la campaña— y también en otras,
municipales y distritales. Pero aun así hay que guardar las formas.
Alguien filtró la nota de que
el gobernador había estado en esa cena y cuando se hizo pública se armó desde
el tercer piso un operativo para que la noticia no se difundiera más. Y que se
negara, que todo el mundo negara, que el gobernador estuvo ahí. El seguimiento
fue inducido. Medios a modo y preguntas a modo para respuestas ya estudiadas,
con el resultado de notas anodinas.
Pero el gobernador mintió.
También se atascó sus tostadas de ceviche y su trozo de filete mignon. Y sus
copas de ese tinto español. Y se tomó fotos con más de alguno de los presentes
que nadie quiere soltar por miedo.
¿En qué papel quedan aquellos
que de buena fe asisten a la llamada mesa de distensión? ¿En el de bobos
felices? Se me hace poco. Dos días después, el lunes por la mañana, se reunió
de nuevo la Mesa de Distensión Política con la presencia del presidente del
INE, quien dijo, con cierta candidez, que la mesa contribuye al blindaje
electoral ¿Al blindaje de quién? El gobernador, por su parte, reiteró su “total
imparcialidad” en el actual proceso en Sinaloa. Estaba Gerardo Vargas por un
lado, como la noche del viernes en casa de Quirino Ordaz.
¿Era necesaria la presencia
del gobernador en esa cena? Pues a menos que las cosas anden muy mal, no.
En el ambiente flotó la
campaña de Héctor Melesio Cuen, del PAS. No la de Martín Heredia, del PAN, sino
la del ex rector, de la cual se percibe un crecimiento. Se hizo un comentario a
Manlio Fabio Beltrones y lo desdeñó. “Yo me reuní con él —dijo—, él no llega,
él no gana”. Se refería a la etapa en que todavía el PAN no definía candidato.
BOLA Y CADENA
DE LA CENA EL GOBERNADOR y el
dirigente del PRI se fueron a El Grill, donde
Malova le expresó a Manlio su temor de terminar como Guillermo Padrés,
el exgobernador de Sonora que investiga la PGR por presuntos actos de
corrupción. Y no están infundados sus temores. Solo el jueves pasado por la
noche policías federales le catearon al sonorense un rancho de lujo que tiene
en San Pedro, el Saucito, involucrado en una investigación por presunto
enriquecimiento ilícito. Según la propia PGR, hay 50 denuncias contra ex
funcionarios de Padrés, en las que están subdirectores, directores generales,
subsecretarios y secretarios, además del ex gobernador. ¿Es por eso el
nerviosismo de Malova, su desesperación?
SENTIDO CONTRARIO
LO MEJOR QUE PODRÍA PASAR es
que las campañas se polaricen de tal forma que pueda motivarse el voto. Hasta
ahora no se ven muchos signos de que la gente salga a votar copiosamente el 5
de junio y eso no es bueno para nadie. No con guerra sucia, ni fanfarronadas,
sino con trabajo de base, en tierra, de estructura. Los partidos saben hacerlo
ya desde hace muchos procesos. Aquel que sepa capitalizar las experiencias verá
los resultados. Y los que no tengan esa capacidad, también.
HUMO NEGRO
ES UN MAL SIGNO QUE el
Instituto Estatal Electoral no tenga dinero ni para mandar imprimir las boletas
electorales. Elecciones habrá, de eso no hay duda, pero la precariedad del
órgano electoral pone de suyo en entredicho su capacidad para tareas tan
importantes como la fiscalización de los recursos que los candidatos están
gastando en las campañas, por ejemplo.
(RIODOCE/ COLUMNA “ALTARES Y SÓTANOS” DE
ISMAEL BOJÓRQUEZ/ 8 MAYO, 2016)
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