Especialistas en la medición de
preferencias electorales consideran
que los comicios del próximo 5 de junio muestra un panorama complicado para el
PRI, que gobierna nueve de las 12 entidades en disputa. Lo atribuyen a los
escándalos de corrupción, a la crisis económica y a la baja aprobación a Peña
Nieto. El propio dirigente del partido, Manlio Fabio Beltrones, reconoce que
enfrentarán una de las elecciones más difíciles, entre otras razones, porque
sacrificaron, dice a Proceso, la popularidad por unas reformas cuyos resultados
aún no se advierten.
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).-
En agosto de 2015 Manlio Fabio Beltrones llegó a la dirigencia del PRI con
tanto apoyo interno como hacía tiempo no tenía un presidente de ese partido en
el arranque de su gestión. Sus primeras victorias electorales en Colima y
Sonora, su tierra, le dieron más fuerza y, aunque hoy dice que no aspira a la
candidatura presidencial, el resultado de las próximas elecciones para
gobernador en 12 estados puede cambiar sus planes, aseguran encuestadores y
expertos en procesos electorales.
Beltrones afirma, para
Proceso, que en las elecciones del próximo 5 de junio lo que está en juego “es
conservar un país moderno o regresar al pasado”.
El sonorense reconoce que su
partido enfrentará en dos semanas una de sus elecciones más difíciles, pues no
obstante que el gobierno de Enrique Peña Nieto ha hecho las reformas “que están
trasformando a México, todavía el nivel de aprecio a las mismas y a su gobierno
no ha impactado favorablemente”.
Admite que su partido tiene
frente a sí un panorama electoral complicado y asegura: “Hoy el presidente y su
partido, responsablemente, sacrificaron su popularidad a cambio de las reformas
que ayuden al país. Los resultados están a la vista. No obstante la crisis
económica, México es una de las pocas economías emergentes que sigue creciendo
con poca inflación y genera mayor número de empleos. Esa es nuestra apuesta: el
futuro”.
Según el presidente nacional
del PRI, su partido eligió a los mejores aspirantes para ganar el próximo 5 de
junio las 12 gubernaturas en disputa y es el único competitivo en todo el país.
En cuanto a sus aspiraciones
como candidato presidencial en 2018, manifiesta: “Un presidente de un partido
político sólo ha de pensar en el futuro de la gobernabilidad y estabilidad
política del país, no en su persona”.
Sin embargo, el sonorense
podría tener un severo descalabro si los planes de ganar en la mayoría de los
12 estados se caen el 5 de junio, arrastrando no sólo sus proyectos sino los
del presidente Peña Nieto, que de por sí ya están muy debilitados.
Fragmento del reportaje que se publica
en la edición 2064, ya en circulación
(PROCESO/ REPORTE ESPECIAL/ JOSÉ GIL OLMOS/ 21 MAYO, 2016)
No hay comentarios:
Publicar un comentario