Versiones extraoficiales aseguran que
fue ultimado por dos hombres que detuvo y que minutos después fueron liberados
por un alto mando
Bernardino Aispuro Angulo era
policía municipal en Culiacán; el error que le costó la vida fue desarmar y
detener a dos sujetos que fueron liberados presuntamente por orden de un alto
mando; momentos después Bernardino Aispuro fue asesinado a balazos en la
colonia la Campiña. Es el tercer policía asesinado en menos de una semana,
perteneciente a la Secretaria de Seguridad Pública y Tránsito Municipal
(SSPyTM).
Era domingo 15 de mayo.
Bernardino Aispuro salió de su casa alrededor de las seis de la mañana, antes
bromeó con su esposa de lo bien que se veía con el uniforme de policía.
Una hora y media después
estaba atendiendo el primer reporte: dos sujetos a bordo de una Cherokee blanca
de modelo reciente que se hicieron perseguir por Bernardino y su compañero —por
presuntamente disparar— fueron alcanzados en el cruce de las calles Enrique
Sánchez Alonso y Novena.
Otra versión es que
Bernardino y su compañero desayunaban en una birriería ubicada en el cruce de
las mencionadas calles, cuando llegaron los dos sujetos “amanecidos” a bordo de
la Cherokee de color blanco; y al percatarse el oficial Bernardino Aispuro que
estaban armados, decidió pedir apoyo y los desarmó.
Eran apenas las 7:30 horas y
el hecho activó la alarma de emergencia, que provocó que elementos de distintas
corporaciones se movilizaran al lugar, a donde llegaron policías estatales y
más municipales.
Tras el desarme, los dos
presuntos sicarios fueron esposados a bordo de la patrulla del comandante Berna
—como le decían sus compañeros— para ser trasladados a la SSPyTM, pero no
tuvieron éxito. Muy cerca del Salón 53 fueron interceptados por otra patrulla,
al parecer de la misma corporación municipal, y tras una pequeña discusión
tuvieron que entregar a los detenidos para ser liberados.
Otra de las versiones
extraoficiales señala que Bernardino Aispuro y su compañero sí lograron llegar
hasta la Secretaría de Seguridad Pública Municipal ubicada en Bachigualato,
pero por orden de un supuesto alto mando fueron puestos en libertad los dos
detenidos, sin hacer el reporte oficial.
Luego de la liberación de los
presuntos sicarios, los agentes recibieron la orden de retirarse a sus casas,
“les había dicho un mando que se fueran a sus casas, en vez de resguardarlos en
Bachigualato”, manifestó de manera extraoficial un trabajador al interior de la
SSPyTM.
El oficial Bernardino Aispuro
se percató del peligro en que se encontraba y decidió no irse a su casa, se
dirigió a la Delegación de la Policía Municipal ubicada por la calle Eucaliptos
en el sector de la colonia la Campiña.
Estando ahí recibió una
llamada de un supuesto alto mando de la corporación a la que Bernardino
pertenecía desde hacía ya nueve años, le dijeron que “los muchachos” querían
hablar con él, al parecer se refería a
los dos hombres que apenas dos horas atrás había desarmado.
“El arma la dejo pura madre”,
dijo Bernardino cuando el alto mando con el que hablaba le indicó que saliera
de la caseta desarmado y que afuera lo esperaban para supuestamente hablar con
él.
Salió con su arma de cargo y
se acercó al parecer a una camioneta; los tripulantes no querían hablar, lo
quisieron “levantar”, señaló una fuente de manera extraoficial, pero el oficial
no se dejó, forcejeó un poco con los presuntos delincuentes y corrió.
EL comandante Berna no avanzó
mucho, alrededor de una cuadra de donde se encontraba la camioneta que intentó
llevárselo, quedó abatido a balazos justo en medio de la calle Eucaliptos,
entre Aguacate y Toronja, a dos calles de la delegación.
Al parecer en el lugar
resultaron heridas dos personas más, ya que los peritos encontraron rastros de
sangre distinta a la del comandante Bernardino, sin embargo hasta el momento no
se ha sabido nada de los probables heridos.
Otro agente que se encontraba
en la delegación fue trasladado de inmediato al hospital, víctima de un ataque
al corazón producto del susto provocado por la balacera donde resultó asesinado
Bernardino Aispuro.
Hasta el viernes en la noche,
ninguna autoridad informó sobre el móvil de los hechos, sin embargo al día
siguiente del asesinato del agente municipal, el Secretario de Seguridad
Pública y Tránsito Municipal, Héctor Raúl Benítez Verdugo, fue destituido de su
cargo, sustituyéndolo Cesar Abelardo Rubio Olivas.
Benítez Verdugo desde el
lunes por la mañana, antes de ser anunciada oficialmente su destitución, desapareció
de los reflectores. A la misa de cuerpo presente del oficial caído —que se
realizó el martes a las ocho de la mañana en la parroquia de Cristo Rey—,
asistió el nuevo secretario de seguridad municipal, Rubio Olivas, quien pidió a
la familiares del agente, a través de
los medios de comunicación, su confianza de que resolvería el caso, pero nunca
se acercó a la esposa o a algún otro familiar para dar el pésame.
Después de la misa, el cuerpo
de Bernardino Aispuro fue trasladado al panteón de La Limita. Acompañado por
familiares y elementos de la corporación se le rindió un homenaje, donde las
palabras las brindó personal de la funeraria, y solo se hizo el pase de lista y
tocó la Banda de Guerra de la SSPyTM.
(RIODOCE/ REDACCION/ 22 mayo, 2016)
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