Algunos de los nombres de
mexicanos que figuran en el entramado internacional de ocultamiento de dinero
son los socios de Oceanografía, empresa que fue favorecida en el gobierno del
ex presidente Felipe Calderón Hinojosa, con millonarios contratos con la
empresa petrolera paraestatal mexicana.
Amado Yáñez Osuna, Martín
Díaz Álvarez (sobrino del ex secretario de Hacienda, Francisco Gil Díaz), y los
hermanos Oscar y Francisco Javier Rodríguez Borgio le compraron a Mossak
Fonseca tres empresas offshore en las Islas Vírgenes Británicas, territorio al
este de Puerto Rico, en el Caribe.
Las empresas tenían como
dirección final un departamento en Miami, Florida, donde residía Díaz Álvarez.
Mossack Fonseca, además,
abrió otra compañía en el mismo paraíso fiscal para la empresa encargada de
pagar los impuestos de Oceanografía a nombre de Fabián Narváez Tovar, quien le
brindaba servicios de outsourcing a la contratista.
Sin embargo, Amado Yañez
aseguró al semanario Proceso, uno de los medios mexicanos involucrados en la
investigación, que desconoce la existencia de una de ellas, Ceresia, en cuya
creación aparece su firma.
Amado Yáñez ahora está en
prisión acusado de delitos financieros, mientras que a Martín Díaz y a los
hermanos Rodríguez Borgio se les abrió a fines de 2014 un expediente por lavado
de dinero en Suiza, según la información obtenida a través de Süddeutsche
Zeitung y del ICIJ.
En México, ese mismo año se
libró una orden de aprehensión al sobrino de Gil Díaz por uso de recursos de
procedencia ilícita según consta en registros judiciales de la Procuraduría
General de la República (PGR).
El ex dueño de Oceanografía,
Yáñez Osuna, habría cometido un supuesto fraude contra el banco Banamex por más
de 5,300 millones de pesos, al obtener préstamos dejando como garantía
estimaciones falsas que obtendría de contratos con una subsidiaria de Petróleos
Mexicanos (Pemex).
Esta acusación llevó a Amado
Yáñez a la cárcel y a la localización e intento de extradición de Estados
Unidos a México de su socio y exdirector financiero Martín Díaz Álvarez.
El año pasado, Banamex perdió
un par de apelaciones en las que pretendía que se reconocieran 10 adeudos que
tenía Oceanografía supuestamente con la institución, por más de 7 mil 500
millones de pesos, derivado del presunto fraude.
El Primer Tribunal Unitario
en Materia Administrativa y Civil del Distrito Federal sólo le reconoció
alrededor de 112 millones de pesos (mdp), lo que representó 1.49 por ciento del
total del monto reclamado por Banamex.
LA INVESTIGACIÓN INTERNACIONAL PANAMÁ PAPERS
El diario alemán Süddeutsche
Zeitung con sede en Munich, recibió millones de registros de una fuente
confidencial y los compartió con el Consorcio Internacional de Periodistas de
Investigación (ICIJ por sus siglas en inglés), que convocó a periodistas socios
en todo el mundo.
Los más de 100 medios
internacionales que participaron de la investigación no pagaron por el acceso a
la información, que significa la mayor filtración de datos sobre lavado de
dinero a nivel mundial.
Los registros filtrados
provienen de la firma Mossack Fonseca, una empresa panameña de más de 40 años
de existencia, con sucursales en 48 ciudades del mundo, conocido por crear y
administrar sociedades offshore, fundaciones y fideicomisos en paraísos
fiscales.
A diferencia de otros
despachos y firmas de abogados panameños, los cuales suelen anunciarse de
manera ostentosa en la avenida 50, una de las vías más importantes de la
capital de Panamá, Mossack Fonseca adoptó un perfil muy discreto, lavando
millones de dólares día con día.
En la práctica, un cliente es
un intermediario entre la firma panameña y el beneficiario final, verdadero
dueño de las compañías creadas para esconder el dinero.
Mossack Fonseca no tiene
oficinas en México, como en otros países de América Latina, pero tampoco las
necesita.
Cuenta con numerosos
despachos de abogados que operan como intermediarios entre los beneficiarios
finales de las empresas offshore y la firma panameña.
En el caso de México se
contabilizaron 65 compañías, 47 beneficiarios finales o dueños, 29 clientes y
208 accionistas de empresas vinculadas con mexicanos o extranjeros radicados en
México.
A nivel global, el despacho
panameño tenía hasta fines del año pasado 214 mil 448 entidades registradas en
su historia y 14 mil 153 intermediarios.
El ocultamiento del dinero no
sería posible sin la participación de los bancos, empezando por los más grandes
a nivel mundial, que fungen en muchos casos como accionistas en las empresas
creadas en los offshore.
Para el caso de México, los
archivos de los Panama Papers muestran la presencia de Santander Private
Banking, HSBC Private Banking, Credit Suisse First Boston y la calificadora
Merril Lynch.
Los despachos mexicanos han
sido un gran activo para la firma panameña, ya que son quienes la ponen en
contacto con los dueños del dinero. Tan sólo en 2010, Mossack Fonseca envió
regalos de Navidad a 310 despachos mexicanos.
En respuesta a cuestionamientos
de los diversos medios involucrados durante la investigación periodística,
Mossack Fonseca aseguró que sus servicios son legales.
Sin embargo, la práctica de
la firma ha permitido esconder dinero cuyo origen se desconoce, incluidos
lavadores de dinero del narcotráfico y vendedores de armas.
Entre los mexicanos
involucrados se encuentran el empresario mexiquense Juan Armando Hinojosa
Cantú, el dueño de TV Azteca, Ricardo Salinas Pliego, y Alfonso de Angoitia
Noriega, vicepresidente Ejecutivo y presidente del Comité de Finanzas de Grupo
Televisa.
(SEMANARIO ZETA/ REDACCION/ Domingo, 3
abril, 2016 04:25 PM)
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