Desde que en abril pasado
asesinaron a Ernesto Guzmán Hidalgo, medio hermano de Joaquín Guzmán Loera, en
la sierra de Badiraguato, corrió la versión de que lo había mandado matar
Aureliano Guzmán Loera, el Guano, hermano de padre y madre del Chapo.
El ajuste de cuentas, se
especuló, se dio porque don Ernesto no era confiable para la estructura de los
Guzmán Loera. Era padre de Patricia Guzmán Núñez, esposa de Alfredo Beltrán
Leyva, el Mochomo. Peleados a muerte los Guzmán y los Beltrán Leyva, de ahí las
desconfianzas.
Murió junto a su acompañante,
Raúl Astorga, cerca de Bacacoragua, la tierra donde nació don Carlos Beltrán Araujo,
padre de los hermanos Beltrán Leyva.
Ocho meses después, en la
misma zona, fueron asesinados ocho hombres, todos ellos al servicio del Guano y
uno de ellos, Cristóbal Muro Valdez, su jefe de escoltas. “Fueron los contras”,
se dijo en Culiacán. Pero allá no hay “contras”. La zona es controlada al cien
por ciento por los Guzmán Loera. Así que es muy probable que estemos ante un
pleito de familia. El Chapo Guzmán y don Ernesto fueron criados juntos y había
entre ellos un afecto entrañable.
Es una historia intrincada y
turbia que debiera aclarar la autoridad, pero ¿cuál autoridad? La procuraduría
de justicia no informó nada sobre los asesinatos de don Ernesto Guzmán y Raúl
Astorga. Su actuación fue opaca y su explicación pública nula. No se presentaron
autores materiales, menos intelectuales y, si acaso, se realizaron con sigilo y
miedo las diligencias forenses mínimas.
Hace poco más de un mes,
siete personas fueron asesinadas por la misma zona de Badiraguato. Primero
mataron a tres y en el funeral de éstos mataron a otros cuatro. Este hecho ni
siquiera fue reconocido por las autoridades, así que tampoco fueron consignados
en la estadística criminal que la procuraduría de justicia elabora día con día.
Súmele, entonces.
Del asesinato de los ocho
hombres el pasado sábado, Ríodoce recibió información preliminar que luego pudo
confirmar. Pero como en los otros casos, la procuraduría de justicia solo ha
guardado silencio. El general Moisés Melo García, coordinador estatal de seguridad,
fue cuestionado al respecto y dijo no tener conocimiento de los hechos,
incluso, que se había comunicado con el secretario de Seguridad de Badiraguato
y que éste le había negado que hubiera algo. Genaro García, secretario de
Seguridad Pública Estatal, por el estilo: nada. Silencio absoluto. Casi por
nada, lo apellidos aterran. Y los pleitos de familia suelen ser devastadores.
Pero ahí están los nombres de
los muertos y sus edades, en las funerarias, las honras fúnebres y en los
pueblos el luto. Por eso el silencio del Gobierno estatal es hasta patético,
cínico, como si la gente se tragara sus mentiras. Murieron en Badiraguato y
eran de Badiraguato. Por eso la desidia. “Que allá se arreglen”, parece la
convicción. Es tierra de nadie. No son de Australia y las notas apenas asoman
en los portales, no como las de los dos muchachos surfistas que vinieron a
dejar el pellejo en este infierno, provocando la indignación mundial y ubicando
a Sinaloa como una zona de guerra en el mundo.
BOLA Y CADENA
¿Y DÓNDE ESTÁN LOS QUE
ASPIRAN A gobernar Sinaloa? ¿Qué dicen, qué proponen en medio de esta barbarie?
Se pasean por los foros hablando de un Sinaloa de progreso pero rehúyen el tema
de la violencia. A varios les raspa la piel. Sobre todo a uno de los pretensos,
Gerardo Vargas Landeros, le correspondería enfrentar el problema porque de él
dependen las corporaciones policiacas y la gobernabilidad. Pero en la Feria de
los Servicios solo otorga vales para que alguien se saque las muelas gratis y
reciba un bulto de lámina. A él le tocaría explicar por qué, apenas
cumpliéndose cinco años, el Gobierno de Malova, ya acumuló los muertos que
registró el sexenio completo anterior. Dónde estuvieron los avances, dónde el
cambio.
SENTIDO CONTRARIO
APENAS HA PASADO UN MES DE
QUE el congreso local aprobó un dictamen a ciegas para comprometer recursos del
Fondo de Aportaciones Múltiples durante 20 años, cuando el gobernador le pide
que apruebe el proyecto de una planta generadora de energía solar mediante
contratos público-privados… también a ciegas. Tres semanas después de que se
aprobó el decreto para usar los recursos para infraestructura educativa, los
mismos que aprobaron el decreto reconocieron que habían cometido un error, pues
no sabían nada sobre qué escuelas recibirían el beneficio ni qué empresas
serían las beneficiadas. En el caso de la planta es la misma. No hay proyecto,
no se conoce la empresa beneficiada… y hay mucha prisa del gobernador porque se
apruebe.
HUMO NEGRO
EN POLÍTICA NO HAY ENCUENTROS
CASUALES, por eso hay que pensar que la charla que sostuvieron el dirigente
nacional del PRI, Manlio Fabio Beltrones y el líder del Partido Sinaloense,
Héctor Melesio Cuen, tiene el propósito de unir fuerzas para las elecciones de
2016. Cuen había insistido en que buscarían ir solos como partido y que solo
entrarían a una alianza si él era el candidato a gobernador. Antes había
expresado que si el candidato del PRI es Jesús Vizcarra, él lo apoyaría. Lo
cierto es que, en la política, más allá de los dogmas están los intereses. Sea
cual sea el escenario interno del PRI, lograr el apoyo del PAS le aseguraría el
triunfo. Y Héctor Melesio Cuen lo sabe. Así que, siendo el caso, sería un sí
muy redituable para el partido local.
(RIODOCE/ Ismael Bojórquez /20
diciembre, 2015)
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