Era un oficial del ejército considerado buena persona,
amable y de trato muy cálido. Ayudaba a sus conocidos que pasaban
penurias en la sierra de Sinaloa, y a aquellos jóvenes que conoció de
cadetes y que después, como oficiales del ejército en servicio, andaban
sin dinero y con apuros familiares. La historia de Hermilo Martínez Vera
es la de un militar dado de baja por sus vínculos con el narco, y que
tiempo después se convirtió en el “puente” entre los capos de Sinaloa y
altos mandos del ejército.
Juan Veledíaz / Especial para Ríodoce
Fue una falla de seguridad que costó el aseguramiento de 5.5
toneladas de cocaína y el comienzo del declive del teniente Hermilo
Martínez Vera como operador de Ismael el Mayo Zambada. Ocurrió
en abril del 2006, cuando las autoridades federales aseguraron un avión
DC-9 que venía de Venezuela, con destino a la ciudad de Toluca, y que
hizo escala en ciudad del Carmen, Campeche. El piloto de la aeronave
logró huir antes de la revisión, no así el copiloto, quien fue detenido.
La aeronave llamó la atención de las autoridades mexicanas por lo
irregular del vuelo. Se detectó que voló una hora desde territorio
venezolano en dirección a México, y poco después regresó al país
sudamericano por una supuesta falla. El plan de vuelo se rectificó y se
dirigió a ciudad del Carmen.
Las sospechas se incrementaron cuando
aterrizó, pues en la terminal aérea, funcionarios del aeropuerto
impidieron a efectivos del ejército realizar una revisión de rutina. A
los militares se les dijo que el avión tenía una fuga de aceite que
impedía, por cuestiones de seguridad, que se acercaran.
Perros
entrenados alertaron de que en el DC-9 algo había por lo que se realizó
la inspección. Encontraron 128 maletas donde venía empacada la droga.
A esa hora, el teniente Martínez Vera, un militar que había sido dado
de baja del ejército en los años 80 tras la llamada “Operación Cóndor”
en la sierra de Sinaloa, se coordinaba con Sergio Armando Barrera
Salcedo el Checo, operador del Mayo Zambada en la zona sur del país.
En Toluca estaba todo preparado para recibir la droga; desde ahí
despacharon a un par de pilotos para que trajeran la nave. Cuando Marco
Antonio Pérez Gracia y Fernando
Poot Pérez llegaron en una avioneta tipo Falcon a ciudad del Carmen y solicitaron los servicios para el DC-9, en ese momento quedaron detenidos. Tiempo después Pérez Gracia se “suicidaría” en el penal de máxima seguridad del Altiplano.
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