Desde el
estado de Sinaloa y el centro del cártel que encabezó “El Chapo” Guzmán hasta
febrero de este año cuando fue detenido, la división de sus sucesores retumba
tanto en Baja California como en Baja California Sur. En La Paz fueron
asesinados los escoltas de Dámaso López “El Licenciado”, y las autoridades
señalan a “Los Mayos” o “Los Chapitos” en el crimen. En Baja California, las
ejecuciones de narcomenudistas son entre las células del mismo clan. La
reorganización de “El Tigre” y los enfrentamientos entre “El Güero Chompas”,
“El Aquiles” y otro… la pugna será –dijo un investigador– hasta que uno de
ellos prevalezca
En Baja California
Sur explotó la división del cártel de Sinaloa.
Ya se veía en el
futuro inmediato luego de la detención, el 22 de febrero de 2014, del cabecilla
de esa organización criminal, Joaquín Guzmán Loera.
Ismael “El Mayo”
Zambada, refieren investigadores de las fuerzas armadas, no mantuvo el control
que sobre el cártel tenía Guzmán Loera, y ello ha resultado en varios grupos
disputándose plazas.
La división del
cártel en el estado sudcaliforniano quedó marcada el viernes 1 de agosto de
2014 cuando fue asesinado en La Paz, el jefe de seguridad de Dámaso López Núñez
“El Licenciado” y de Dámaso López Serrano “El Mini Licenciado”, Esteban
Espinoza Velázquez “El Pantera”.
Mientras, en Baja
California, las fuerzas del orden recibieron información de una justa entre los
cabecillas de células del cártel de Sinaloa, para asesinar a otro líder de
banda, a José Luis Mendoza Uriarte “El Güero Chompas”. Lo que ha resultado en
el incremento de las ejecuciones de narcomenudistas en los municipios de
Rosarito y Tijuana en los últimos días.
De acuerdo a un
investigador en Tijuana, “Aquí en este territorio no hay una cabeza visible del
cártel de Sinaloa, “El Atlante” (Alfonso Lira Sotelo) anda queriendo adueñarse
de Rosarito, y ‘El Tigre’ (José Antonio Soto Gastélum) se la lleva en Mexicali,
controla el paso entre Ensenada y Tecate; el pleito es porque según ‘El Güero
Chompas’ iba a poner orden luego de la detención de ‘El Chapo’, y comenzaron
una guerrita”.
Considera un agente
del estado, que de hecho, en Tijuana la mayoría de los líderes de células criminales
están conectados al ala de “El Mayo” Zambada, y que en la dinámica del cártel
de Sinaloa de haberlos mantenido distanciados desde un inicio, la teoría es que
les permitirán enfrentarse unos a otros, hasta que prevalezca uno.
Sin embargo, miembros
del Consejo de Seguridad Pública del Estado, tienen información sobre la
reorganización de un grupo a cargo del R4, a quien oficialmente identifican
como Pedro Beltrán Cabrera, y que estaría en Tijuana al servicio de “El Tigre”
en un intento por controlar ese territorio. Los criminales adheridos a esa
mafia, serían siete ex presidiarios, quienes fueron aprehendidos entre los años
2009 y 2010 por el Ejército Mexicano cuando lo comandaba el General Duarte, y
la Policía Municipal cuando la dirigía el Teniente Julián Leyzaola, pero que
recientemente habrían recuperado la libertad luego que desde Mexicali, Soto
Gastélum sobornara a las autoridades judiciales.
LOS ASESINATOS DE LA PAZ
La mayoría de los
análisis en delincuencia organizada sobre el asesinato del jefe de seguridad de
Dámaso López Núñez “El Licenciado” y Dámaso López Serrano “El Mini Licenciado”,
Esteban Espinoza Velázquez “El Pantera”, apuntan a los primeros indicios de una
eventual ruptura dentro del cártel de Sinaloa.
Según agentes de
investigación de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de
Delincuencia Organizada (SEIDO), Secretaría de Marina y Ejército Mexicano, el
crimen del pistolero –junto con su escolta Alberto Montero Lizárraga “El
Betillo”, y quien sería presentado como el nuevo jefe de la plaza de La Paz,
Jesús Enrique Urquiza Portillo “El Ferrari”– podría ser el punto de partida de
la pugna entre los principales líderes de esa organización delictiva.
Los grupos dentro de
la estructura criminal –de acuerdo a los investigadores federales y de las
fuerzas armadas– actualmente se encuentran definidos de la siguiente manera.
1.- Ismael “El Mayo” Zambada y sus hijos Serafín e
Ismael “El Mayito Gordo”.
2.- Juan José Esparragoza Moreno “El Azul”.
3.- Dámaso López Núñez “El Licenciado” y su hijo
Dámaso López Serrano “El Mini Licenciado”.
4.- “Los Chapitos”, Iván Archivaldo y Jesús Alfredo
Guzmán Salazar, así como Ovidio Guzmán López, hijos de Joaquín “El Chapo”
Guzmán y líderes del cártel Nueva Generación.
5.- Misael, Joel y María Luisa Torres Urrea, sobrinos
del fallecido José Manuel Torres Félix “El Ondeado”, y cabecillas del brazo
operativo conocido como “Los Ántrax” tras la detención de José Rodrigo Aréchiga
Gamboa “El Chino Ántrax”.
El futuro del cártel
de Sinaloa –a decir de los investigadores— depende prácticamente de los
acuerdos a los que puedan llegar todos estos cabecillas, después de permanecer
sin un líder visible y cuya organización tiene alrededor de 3 mil millones de
dólares –según el diario estadounidense The New York Times— por concepto de
ganancias anuales.
Los herederos del
poder criminal de “El Chapo” a más de seis meses de la captura de su ex líder
todavía no pueden llegar a un acuerdo sobre quién debe ser el sucesor de Guzmán,
incluso el propio Dámaso López Serrano “El Mini Licenciado” en su cuenta de
Twitter dijo que en “la empresa hay jerarquías y se respetan, el mando era el
general (Joaquín Guzmán Loera) y el viejón (Ismael Zambada García), ahora se
espera a que baje la marea y habrá junta para discutir esos temas”.
El destino de más de
200 mil pistoleros del cártel de Sinaloa distribuidos en todo México,
prácticamente depende de los acuerdos de los líderes de la organización
criminal y los juniors.
El día del crimen
del ex líder de las Fuerzas Especiales de “El Pantera” –acorde a los reportes
de inteligencia federales y militares— Dámaso López Serrano “El Mini
Licenciado” fue ubicado en el malecón costero de La Paz, Baja California Sur.
Los reportes indican
que había llegado de avanzada para informar del acuerdo tomado en el estado de
Sinaloa respecto de iniciar reacomodos en las principales plazas del noroeste
del país, entre las que se encontraban las de La Paz y Los Cabos, desde donde
un tiempo, ordenaron sus crímenes Teodoro García Simental “El Teo”, Raydel
López Uriarte “El Muletas”, luego de separarse del CAF (Cártel Arellano Félix)
y sumarse al cártel de Sinaloa.
Según uno de los
agentes de investigación de la SEIDO, Dámaso López Serrano, había citado al
actual jefe de la plaza de La Paz, identificado por autoridades federales y
militares, como Édgar Reyes “El Rayo” y donde sería notificado que el nuevo
jefe sería Jesús Enrique Urquiza Portillo “El Ferrari”.
Sin embargo, y de
acuerdo a la hipótesis de los investigadores del caso, “a alguien no le gustó
esa decisión y ordenó el ataque armado para marcar el territorio y enviar un
mensaje”.
Los investigadores
federales y militares creen que la orden pudo haber salido de “Los Zambada” o
“Los Chapitos”, porque según el último mapa delictivo, los primeros controlan
la zona sur de la ciudad de La Paz y los segundos la zona norte.
“El Ferrari” –según
los primeros informes de la investigación— tomaría la zona sur.
EL CRIMEN
La noche que mataron
a Esteban Espinoza Velázquez “El Pantera”, ya lo estaban esperando en un
terreno de la colonia “Primero de Mayo” cerca del kilómetro 8.4 de la carretera
de La Paz a la población de Los Planes.
Para llegar al sitio
habría que bajar de la carretera, doblar a mano derecha e introducirse unos 200
metros sobre un camino conocido como “Las Torres”.
El primero en llegar
a la zona –alrededor de las 7 de la noche— fue el todavía jefe de la plaza del
narcomenudeo en La Paz, Édgar Reyes “El Rayo”, a bordo de una camioneta color
gris, marca Dodge y línea Nitro.
Casi enseguida –y
según testigos— apareció una pick up de color negro, marca Chevrolet y tipo
Cheyenne y la cual fue y se colocó frente a la Nitro sobre el lecho de un
arroyo en esa zona.
Los tripulantes de
las dos unidades estuvieron platicando cerca de 2 horas, hasta después de las 9
de la noche que apareció un tercer vehículo tipo sedán de color gris, marca
Volkswagen y línea Jetta. Con un faro de luz apagado y seguido por una cuatrimoto,
la unidad se introdujo en el terreno rústico y se paró justamente a un lado de
las otras dos unidades.
Los tripulantes –y
según el único sobreviviente— se quedaron por alrededor de 10 minutos a bordo
de sus vehículos esperando la llegada de una comitiva que llegaría a la zona
donde hablarían de negocios.
Los ocupantes del
vehículo Jetta eran los siguientes:
1.- Esteban Espinoza Velázquez “El Pantera” de 35 años
de edad, llegó vestido con pantalón de mezclilla y camisa roja.
2.- Alberto Montero Lizárraga “El Betillo” de 36 años,
iba vestido de pantalón de color negro y camisa gris.
3.- Jorge Enrique Urquiza Portillo de 30 años, llegó
vestido de pantalón de mezclilla y camisa de color verde.
Según el único
sobreviviente, Édgar Reyes “El Rayo”,
en ésas estaban cuando comenzaron a llegar los vehículos que estaban esperando.
Primero una camioneta de color blanco, marca Jeep y línea Cherokee y luego
otros tres vehículos de los que no recordó sus características, porque los
sujetos se bajaron con armas largas y empezaron a disparar sin mediar palabra
con las víctimas.
El primero en caer
–según el testigo– fue “El Pantera”, luego “El Betillo” y enseguida “El
Ferrari”.
Cuando observó la
acción –según el único sobreviviente– corrió hacia el monte, pero recibió un
disparo en la espalda baja; aun así logró internarse entre la maleza hasta
desaparecer de la escena del crimen.
El sobreviviente
dijo haber escuchado algunos disparos más, aunque –según un agente de
investigación de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE)– “se
trató de los disparos del tiro de gracia”.
Los pistoleros se
subieron a los vehículos y huyeron, dejando abandonados el pick up de color
negro, marca Chevrolet y línea Cheyenne y la camioneta de color blanco, marca
Jeep y tipo Cherokee.
LA INVESTIGACIÓN
Con base a la escena
del crimen y datos e información recolectada por la Procuraduría General de
Justicia del Estado, el triple crimen tiene las siguientes vertientes.
1.- El reacomodo de los grupos al interior del cártel
de Sinaloa.
2.- La pugna por el control territorial de los grupos
delictivos.
3.- Las víctimas fueron “puestas” para que fueran
asesinadas.
4.- La participación de un convoy de sicarios.
Y es que –según un
agente de investigación de la PGJE– “es sumamente sospechoso que alguien
sobreviviera a este ataque a sangre fría, y sobre todo, recibir únicamente un
balazo, cuando los tres fallecidos recibieron cuando menos 10 disparos cada uno
y todavía les pegaron el tiro de gracia”.
La noche del crimen,
el todavía jefe de la plaza del narcomenudeo de La Paz, Édgar Reyes “El Rayo”
fue reportado como “una persona que había sido baleada y se arrastraba sobre la
carretera de Los Planes hacia La Paz”, por lo que la Cruz Roja fue hasta el
sitio, lo recogió y se lo llevó y fue entonces que se supo que otras personas
más también había sido baleadas a escasos 200 metros de la carretera.
Tras pasar el
reporte por el C-4, agentes de la policía municipal, ministerial, estatal y
fuerzas armadas llegaron hasta la zona, acordonando el área hasta en tanto
llegaran los peritos de la Dirección de Servicios Periciales de la PGJE.
Aunque oficialmente
la PGJE no ha dado a conocer el número de cartuchos percutidos y también cuántos
disparos exactamente recibió cada una de las víctimas, lo cierto es que en el
ataque se utilizaron las siguientes armas: Rifle de asalto R-15, rifle de
asalto AK-47, pistola 9 mm.
En la escena fueron
levantados cartuchos percutidos calibre 9 mm, .223 y 7.62.
Según un agente de
investigación de la PGJE en el caso del triple homicidio, habrían participado
alrededor de 12 pistoleros quienes se movilizaron a bordo de 5 vehículos,
dejando dos de ellos abandonados en la escena del crimen y huyendo en tres más.
Las posibles rutas
de escape fueron las siguientes:
1.- Rumbo a Los Planes, tomando el camino de los
llamados Divisaderos y saliendo por la “Y” muy cerca del poblado de San Pedro.
2.- Rumbo a Los Planes, tomando el camino a la
comunidad de San Antonio y pudiendo tomar el camino de regreso a La Paz o bien
dirigiéndose hacia San José del Cabo.
En la investigación,
la PGJE, logró confirmar que las placas que portaba el vehículo sedán, color
gris, marca Volkswagen y línea Jetta y donde viaja “El Pantera”, su escolta y
el que sería jefe de la plaza de La Paz, eran sobrepuestas.
Las placas con el número
CZJ5240 pertenecen a un vehículo sedán de color negro, marca Nissan, línea
Altima y modelo 2002, están registradas a nombre de Iván Ojeda Montenegro, y
cuyo vehículo, dicho sea de paso, estuvo involucrado en un accidente en el
tramo carretero del poblado de San Antonio a El Triunfo y las placas fueron
extraídas indebidamente del corralón municipal de La Paz.
Aunque al cierre de
esta edición, no había detenidos, los agentes de investigación del caso, tienen
la certeza que los autores materiales de este ataque fueron pistoleros de “Los
Ántrax” y los cuales vienen operando en la entidad desde hace tiempo.
TIJUANA, AJUSTES Y REAJUSTES
En la primera semana
de agosto, en Tijuana sucedieron casos extremos.
Dos hombres que
fueron abandonados mientras se calcinaban, uno en la zona del Río, otro en la
colonia Vista Encantada. A escasos kilómetros de distancia uno del otro, los
investigadores opinan que fueron actos cometidos por la misma persona o banda
delincuencial.
“Se nota que primero
dejaron al que quemaron cerca del Hospital General, avanzaron en el vehículo y
dejaron al otro en la Vista Encantada; todo sucedió, desde el traslado de los
cuerpos, la incineración y la localización por parte de las autoridades, en
unas cuatro horas. Lo extraño es que ninguna autoridad pidió apoyo a otra para
cercar el terreno luego de conectar los hechos”.
Aparte otro oficial,
comentó de las escenas del crimen:
“Sí hay evidencia
que pudiera tratarse de los mismos autores. Las condiciones en que los cuerpos
fueron sujetados eran prácticamente las mismas; los dos cuerpos presentaban
amarres en manos y piernas hacia atrás, en la espalda, y con nudos muy
similares. Entonces sí es consistente que los hechos sean acción de una sola
persona o célula”.
Refirió el estatal,
que hace tiempo no se daba un caso similar y explicó:
“Finalmente, luego
de la investigación, terminan siendo ajustes de cuentas entre narcomenudistas,
pero como el negocio de la droga ya no es igual que antes, y como no hay un
cártel visible a cargo de la actividad criminal en esta zona, no tienen para
deshacer los cuerpos en ácido; entonces los queman, lo cual hace más difícil la
labor de identificación. Tenemos que tomar una muestra del hueso y hacer prueba
de ADN lo cual lleva unas cinco semanas tener los resultados”.
Refirió que no había
denuncia de personas secuestradas o desaparecidas; sin embargo, ZETA fue
enterado que familiares de la víctima acudieron a la identificación del cuerpo,
y que detallaron que el hombre estaba secuestrado desde una semana atrás.
Así, los reportes
oficiales indican que elementos de la Procuraduría General de Justicia del
Estado, (PGJE) recibieron el miércoles 6 de agosto el reporte de dos cuerpos
calcinados en distintos puntos de Tijuana.
El primer hallazgo
fue en la madrugada seis de agosto, se trataba de hombre medio calcinado en un
75 por ciento de su cuerpo, en la Vía
Rápida Oriente en la Zona del Río.
De acuerdo a la
Procuraduría General de Justicia en el Estado (PGJE), el descubrimiento ocurrió
en la calle José Alvarado entre avenida
Centenario a un costado del salón de eventos Quinta Real, en la Vía Rápida.
El sujeto estaba
atado de pies y manos con cinta adhesiva en color gris alrededor de su cabeza
misma cubría su boca. Como media filiación, el occiso tenía cabello corto
castaño oscuro, frente mediana, cejas pobladas rectas, nariz recta ancha,
bigote y barba incipientes, tez blanca, cara oval, boca grande, labios gruesos,
orejas medianas, complexión delgada, estatura de 1.70 metros, edad de 30 a 35
años aproximadamente.
El segundo calcinado
a medias, fue reportado sobre la calle Emiliano Zapata, en la colonia Vista
Encantada de Tijuana. Integrantes de la PGJE, llegaron a la Delegación de
Playas de Tijuana, donde se encontraron en un desnivel de tierra y entre
basura, el cuerpo tendido de un hombre quien presentaba en poco más de la mitad
de su cuerpo calcinamiento.
Al occiso de 1.65
metros de estatura, se encontraron restos de su vestimenta como camiseta de
tirantes color blanco, cinto negro, pantalón de mezclilla azul y calcetines
blancos sin calzado. Además tenía tatuajes en forma de calaveras y hojas de marihuana
en el pecho, un número 18, una pistola y una letra “A” en el abdomen, un número “1” en cara anterior de muslo
derecho, el número “8” y una leyenda ilegible en cara anterior de muslo
izquierdo, diversos tatuajes ilegibles entre los que se destaca el número
“61206”.
El mismo miércoles 6
de agosto, otro hombre fue secuestrado. Sin ahondar en información que pudiera
afectar a la víctima, los oficiales refieren que se trata de una persona
dedicada al comercio de productos.
Tanto los
calcinados, los levantones y los secuestros, han encendido la alerta en los
investigadores locales, pues consideran que pueden ser parte de un reajuste de
las células del crimen organizado que delinquen en Tijuana, o de una
reorganización de un grupo criminal.
Dijeron a ZETA que
ante la ausencia de un cabecilla visible, los líderes de célula están
disputando territorios.
RESGUARDABAN CRISTAL POR 7 MIL PESOS SEMANALES
Dos hombres
dedicados al resguardo de la droga conocida como cristal, fueron detenidos la
tarde del jueves 8 de agosto por elementos de la Policía Estatal Preventiva, en
posesión de 19 kilogramos del estupefaciente.
La Secretaría de
Seguridad Pública del Estado informó que aproximadamente a las doce del día,
policías estatales patrullaban el fraccionamiento Villa Fontana de la
delegación La Presa, donde detuvieron un
vehículo Toyota Avalon modelo 2000.
Del automóvil color
negro, con placas nacionales AKY-39-40, bajaron Carlos Aurelio Félix Manjarrez,
de 25 años, originario de Culiacán, Sinaloa; y José Armando Figueroa Aguirre,
de 32, nacido en Mexicali.
Los aprehendidos
recibieron el cristal el miércoles 30 de julio en la plaza comercial
Macroplaza, y aunque aseguran desconocer a la persona que se los entregó,
declararon que llegó en un carro Nissan Tsuru verde.
En su presentación,
los detenidos dijeron no saber para quien estaban haciendo el trabajo de
resguardo e intermediación, por el cual recibían 7 mil pesos por semana, dinero
que se les depositaba en una cuenta de Coppel.
Las 43 libras de
cristal, equivalentes a 19 kilogramos, se encontraban dentro de la cajuela del
vehículo al momento de la detención, administrada en recipientes rectangulares
de plástico de color verde, azul y rosa.
Según comentaron,
Félix Manjarrez llegó de Culiacán hace dos meses, mientras que el oriundo de
Mexicali tendría dos días en Tijuana. Ambos serán entregados a la Procuraduría
General de la República (PGR) para que se investigue su posible relación con la
delincuencia organizada. Además, la SSPE dio a conocer que se averiguará si la
droga tenía como destino los Estados Unidos.
Por su parte, la II
Región Militar de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA), informó los
resultados obtenidos durante el mes de julio de 2014 en Baja California, Baja
California Sur y Sonora.
De la información
proporcionada, destaca un decremento en el decomiso de marihuana, pues de enero
a junio de este año, solo en la Segunda Zona Militar correspondiente a Tijuana
se aseguraron de 9 a 40 toneladas de la hierba; mientras que en el mes de julio,
en toda la región militar, solo dos toneladas y media fueron encontradas.
Elementos de la II
Región también decomisaron 71 envoltorios de la misma hierba, seis kilogramos y
190 envoltorios de cocaína, 500 gramos de heroína, 134 kilos y 251 envoltorios de
metanfetaminas; además, 40 armas largas, 24 cortas, 18 mil 300 cartuchos, 119
cargadores, 51 vehículos, 7 mil 226 pesos, entre otros materiales irregulares.
En el séptimo mes
del año, el Ejército adscrito a Tijuana participó en la detención de 12 personas,
y se localizaron y se destruyeron 26 plantíos de marihuana con una extensión
total de 2 mil 390 metros cuadrados.
De igual manera, se
inhabilitaron 14 franjas de terrenos susceptibles a emplearse como pistas de
aterrizaje clandestinas.
Por último, se
realizó la incineración de 8 mil 737 kilos de marihuana, 186.912 kilos de
metanfetamina, 6 kilos de heroína, 11 kilos de cocaína y 177 pastillas.
(SEMANARIO
ZETA/ Investigaciones ZETA/ 11 de Agosto del 2014 a las 00:00:01)
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