BRUSELAS (apro).- La voracidad de las petroleras no tiene
límites, y sólo la fuerte presión internacional pudo detener,
temporalmente, que la británica Soco International PCL desarrollara
pozos petroleros dentro del parque natural de Virunga.
Se trata del parque nacional más viejo del continente africano,
localizado al este de la República Democrática del Congo (RDC) y
declarado patrimonio de la humanidad en 1979 por la Organización de las
Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO por
sus siglas inglesas).
El pasado mes de junio la petrolera anunció que ponía fin a sus
intenciones de realizar exploraciones en ese parque nacional, luego de
que la organización conservacionista World Wide Fund for Nature (WWF)
introdujera ante la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico (OCDE) una queja contra Soco por violar las Directrices de
Responsabilidad Social Corporativa de ese organismo, y de que una
agencia del gobierno británico apoyara un examen más profundo del caso
dentro de la OCDE.
“La decisión de Soco es una victoria para la gente que depende
directamente de los recursos del parque y un triunfo para todos aquellos
que valoran las plantas raras, los animales y el hábitat que el parque
protege”, señala un comunicado de WWF.
Agrega que con “el desarrollo de energía hidroeléctrica, la industria
pesquera y del ecoturismo, Virunga puede contar con un próspero y
sustentable futuro”.
No obstante, el gobierno de la RDC no ha retirado aún las concesiones
petroleras dentro de ese parque nacional, como lo exigen las ONG
ambientalistas.
La campaña de WWF comenzó en julio del año pasado y ha logrado reunir
más de 764 mil firmas de apoyo. En asociación con la consultoría en
temas de desarrollo Dalberg Global Development Advisors (creada en 2001
por dos daneses y con oficinas centrales en Nueva York), la rama
internacional de WWF, con sede en Suiza, elaboró un reporte que calcula
el gran valor económico natural de ese parque nacional.
En tal campaña, la ONG llamó al gobierno de la RDC a respetar sus
propias regulaciones, que prohíben las actividades contra el medio
ambiente, y a terminar con los vacíos legales contenidos en la ley que
permiten la exploración y explotación petrolera en parques nacionales y
en los cinco sitios del país inscritos en el patrimonio de la humanidad
de la UNESCO, entre ellos Virunga.
WWF había solicitado a la petrolera Soco que se comprometiera de
manera pública a detener permanentemente toda exploración y explotación
dentro del parque y a respetar el patrimonio de la humanidad reconocido
por la UNESCO, así como sus zonas aledañas, aparte de adherirse a las
Directrices para Empresas Multinacionales de la OCDE.
La “maldición del petróleo”
Basándose en las experiencias petroleras africanas del Bajo Congo
(una provincia al sureste de la RDC) y el Delta del Río Níger en
Nigeria, el reporte advierte los graves riesgos que entrañan cada una de
las fases de esas actividades de llevarse algún día a cabo.
Señala que actividades de exploración como los peritajes sísmicos o
las perforaciones tienen fuertes impactos ambientales. La
infraestructura necesaria también requiere zonas limpias de vegetación,
que conlleva con frecuencia el desarrollo de asentamientos humanos
irregulares a lo largo de las rutas de acceso, lo que a su vez genera la
introducción de plantas invasivas, la fragmentación de los hábitat
naturales y el incremento de la caza irregular, que amenaza la
sobrevivencia de las especies locales.
Respecto a la etapa de explotación petrolera, la situación empeora:
en un área como la del parque Virunga, “propensa al conflicto y a la
falta sistemática del cumplimiento de la legislación gubernamental,
efectuar la extracción sin contaminar la naturaleza es imposible de
garantizar”, señala el reporte, añadiendo que “entre más largo sea el
oleoducto y más remoto el sitio de explotación, más difícil será
asegurar su mantenimiento y protección”.
Peor aún, puntualiza, la perforación cercana a los ocho volcanes que
se ubican en el parque plantearía riesgos en cuanto al tamaño y
frecuencia de las erupciones.
Otro punto que se destaca en el reporte de WWF es que la extracción
de petróleo alimentaría los conflictos relacionados con los recursos y
la contaminación, lo que puede resultar en la degradación del medio
ambiente y en violaciones a los derechos humanos de los pobladores de la
región.
El desarrollo económico y social también podría ser impactado
negativamente, debido a la llamada “maldición del petróleo”, un fenómeno
que resulta de las exportaciones de ese producto. “La moneda nacional
se aprecia y causa un declive en la competitividad de los sectores
exportadores existentes; la volatilidad del precio del petróleo
desestabiliza los ingresos gubernamentales que impide elaborar planes a
largo plazo, y un caudal de flujos de dinero incrementa el riesgo de
perder asignación de recursos. En el caso del Delta del Níger, los
indicadores de pobreza y desigualdad han empeorado desde que se
descubrió petróleo”.
Daños irreversibles
El anuncio de Soco de no invadir la zona protegida del Virunga no es
definitivo. Las preocupaciones sobre la implantación de las petroleras
prevalecen en tanto que había sido autorizada por el poder ejecutivo del
país africano.
En 2006, el gobierno de la RDC firmó un acuerdo de producción
compartida que dio paso al otorgamiento de una concesión a Soco
International, a través de su filial en el país, Soco Exploration and
Production RDC, en conjunto con Dominion Petroleum y la compañía estatal
Congolaise des Hydrocarbures. En julio de 2012, Dominion Petroleum
transfirió a Soco su propiedad de 46.75% de la concesión.
Conocida con el nombre de Bloque V, dicha concesión cubre un área de 7
mil 500 kilómetros cuadrados, más de la mitad de ellos se ubican dentro
del parque Virunga. El gobierno de ese país africano también otorgó
concesiones dentro del parque a la petrolera francesa Total y a la
sudafricana SacOil, que están operando por el momento al norte del área
protegida, en el llamado Bloque III.
Citando datos de junio de 2012 de la Frankfurt Zoological Society, el
reporte señala que 85% del área total del parque es afectada por
concesiones petroleras.
Explica que “desde que se convirtió en el primer parque nacional de
África en 1925, las sabanas, lagos y montañas del Parque Nacional
Virunga han enfrentado muchos problemas”, sobreviviendo incluso
conflictos armados. Pero ahora, advierte el reporte, “Virunga, ella
misma, está bajo ataque: las concesiones petroleras que cubren 85% de su
territorio han sido designadas y las compañías de exploración están a
sus puertas. El petróleo conlleva riesgos de contaminación y
desestabilización, que podrían destruir para siempre este extraordinario
lugar”.
Soco había decidido adentrarse en el Virunga para realizar obras de
exploración petrolera. La firma señalaba que tales actividades fueron
autorizadas por el gobierno: “La participación de Soco en el Bloque V
–señala un documento publicado en 2012 por la empresa– se lleva a cabo a
invitación expresa del gobierno de la RDC, formalizada mediante un
acuerdo de producción compartida signada en 2006 y ratificada por
decreto presidencial en 2010”.
Con base en ese mismo documento, el reporte afirma que a Soco le
interesa principalmente explorar yacimientos en el Lago Edward y en sus
alrededores, en la sabana baja del Virunga.
“A pesar de que la ley de la RDC prohíbe las actividades que puedan
dañar el medio ambiente en áreas protegidas, la licencia de exploración
de Soco explota una excepción en dicha ley que las permite si se trata
de ‘actividades científicas’”, explica WWF en su reporte de 2013.
Valor natural
El 17 de marzo de 2011 un comunicado del ministerio del Medio
Ambiente de la RDC reconoció que en el parque “viven más especies de
mamíferos, reptiles y pájaros que en cualquier otra área protegida de
África, y posiblemente del mundo”.
Datos de la UNESCO, que retoma el reporte de WWF, indican que en
Virunga han sido identificadas más de 2 mil especies de plantas, 218 de
mamíferos, 706 de pájaros, 109 de reptiles y 78 de anfibios, además de
ser el único parque nacional del mundo que protege al mismo tiempo al
gorila de montaña, el gorila oriental de planicie y el chimpancé
oriental.
El reporte recuerda igualmente que en 1996 el Virunga fue incluido en
la Lista del Convenio de Ramsar de Humedales de Importancia
Internacional y que, a pesar de su estatus de parque protector de la
vida salvaje, éste ha prevalecido amenazada durante más de dos décadas
por grupos armados que practican la caza furtiva, la deforestación y
otras formas de explotación de recursos ilegales y dañinas para la
naturaleza. Por ello, el parque Virunga forma también parte de la Lista
de sitios del patrimonio mundial en peligro de la UNESCO.
El reporte estima que el Valor Económico Total (VET) del ecosistema
de Virunga se eleva actualmente a 48.9 millones de dólares anuales, pero
según sus cálculos el valor potencial del parque podría alcanzar mil
100 millones de dólares en el mismo periodo y dar trabajo a 45 mil
personas.
El indicador VET es ampliamente usado para calcular todos los
beneficios sociales y económicos de los ecosistemas. En el caso del
parque Virunga, evalúa el reporte, varios ingresos podrían aumentar
tomando buenas medidas de conservación: entre otros, los de la pesca
crecerían de 30 a 90 millones de dólares al año; los del turismo, hoy
prácticamente inexistentes, generarían 235 millones de dólares en el
mismo periodo; los de la energía hidroeléctrica se acrecentarían de 5 a
10 millones de dólares, y los beneficios derivados de saber que los
recursos naturales del parque podrán ser usados en el futuro (el valor
de no uso) representaría 700 millones de dólares anuales.
La entrada de las compañías petroleras acabaría con ese potencial
natural económico del parque. Por ejemplo, la industria pesquera, que
emplea en la actualidad 27 mil personas, depende del Lago Edward, en
donde se pescan 15 mil de 22 mil toneladas totales al año y donde Soco
implantaría sus actividades de exploración petrolera. El lago, según el
estudio de WWF y Dalberg, cuenta con un potencial de producción de 45
mil toneladas anuales de pescado, es decir el triple de su producción
actual.
“El desarrollo petrolero podría también amenazar el estatus del
parque como Patrimonio de la Humanidad. Y si lo pierde, podría acarrear
efectos negativos sobre el valor del parque”, resume el reporte que
sustentó la exitosa campaña de WWF.
/ 1 de agosto de 2014)
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