Convenios de
servicios profesionales fuera de normatividad, omisión en el seguimiento
jurídico de un juicio agrario que afecta el erario de la paraestatal, y la
acusación formal del requerimiento de “mochada” por parte de la actual
directiva del organismo a cambio de adjudicar contratos, comprueban que tanto
el anterior titular de la Comisión, Hernando Durán Cabrera, como el actual,
Alfonso Álvarez Juan, siguen el mismo modus operandi
Antes de concluir su
periodo al frente de la Comisión Estatal de Servicios Públicos de Tijuana
(CESPT), Hernando Durán Cabrera dejó perder un juicio de amparo en contra del
Ejido Mazatlán, con el que tenía la posibilidad de revertir una sentencia que
lo condenaba al pago de 44 millones 217 mil 134 pesos.
A pesar de haber
contratado en 2011 los servicios de la firma César Alejandro, Fernanda &
Victoria, Abogados, S.C., representada por César Cristiani Ramírez para atender
esa gestión judicial, al final determinó no dar seguimiento al litigio.
Tampoco cumplió con
el pago total de los convenios celebrados con el abogado externo, uno de ellos
celebrado en términos irregulares, ya que para el pago de honorarios, concede
“todos los derechos que al final de los juicios pudiera tener derecho a cobrar
este organismo a los demandantes…”, cesión que la dependencia carece de
facultades de otorgar.
Al arribo de Alfonso
Álvarez Juan como director de la Comisión, Cristiani Ramírez pretendió dar
continuidad al juicio agrario, mediante nuevas vertientes: comprobar que el
Ejido Mazatlán está anormalmente conformado, al no haber sido expropiado y
carecer de plano original de deslinde de límites y colindancias; además de
demostrar que en el proceso contra CESPT, el Gobierno del Estado de Baja
California, no había sido notificado.
Sin la formalización
documentada de un contrato, Álvarez Juan dio vista al litigante para el
seguimiento del juicio. Luego se celebraron reuniones con César Cristiani en la
propia dependencia, de una de las cuentas de la Comisión, se hicieron
transferencias a la cuenta de Cristiani, e intercambiaron correos dando
instrucciones los funcionarios y recibiéndolas el profesionista.
Pero la firma de un
nuevo convenio de servicios profesionales, Álvarez Juan solo la evadía, hasta
que un día, Fermín Gómez Gómez le
condicionó el pago de contratos anteriores y la firma de un nuevo acuerdo hasta
que no accediera a entregar el 50 por ciento de los convenios a cuatro
funcionarios de la CESP, incluyéndolo a él y al propio director.
Así lo asentó César
Cristiani en la demanda 6657/14/211/AP, presentada el 2 de julio de 2014 en la
Unidad de Atención y Orientación Temprana de la Procuraduría General de Justicia
del Estado de Baja California.
LOS CONTRATOS
En 2010, el Ejido
Mazatlán inició un juicio, demandando a la CESPT la restitución de dos predios
ubicados en Playas de Rosarito, mismos que la dependencia viene ocupando desde
1971.
Al carecer la
Comisión de abogado especialista en derecho agrario, el litigio con número
35/2010 y radicado en el Tribunal Unitario Agrario de Distrito 45, con sede en
Ensenada, fue dejado en manos de un defensor de oficio de la Procuraduría
Agraria.
Sin defensa
oportuna, el tribunal resolvió que CESPT tendría que pagar o devolver los
inmuebles en cuestión, por lo que la dependencia se abocó a solicitar a la
Comisión Estatal de Avalúos, determinar el valor de los dos predios.
La instancia
resolvió lo siguiente: el valor del lote de una superficie de 2.4 hectáreas
-que alguna vez asentó una desaladora y hoy sirve como bodega-, lo cuantificó
en 38 millones de pesos; mientras que el de 4 mil 064.89 metros cuadrados -en
el que actualmente operan oficinas administrativas-, se tasó en 6 millones 217
mil 134 pesos.
CESPT signó un
contrato de compraventa con el ejido para la adquisición de ambos predios,
pagando por el de menor valor la cantidad de 5 millones 125 mil pesos, dejando
pendiente una diferencia de poco más de un millón de pesos.
Fue entonces cuando
Hernando Durán decidió contratar en forma directa los servicios de César
Cristiani para revertir el fallo, en junio de 2011, cuando el juicio se
encontraba en etapa de alegatos y sentencia.
Para ello se comprometió
al pago de 650 mil pesos, adicionando un “bono especial” por un millón 850 mil
pesos, siempre y cuando lograra el Ejido Mazatlán devolver los 5 millones 125
mil pesos que se le habían pagado por uno de los predios.
Al contraataque
legal iniciado por Cristiani, el ejido respondió requiriendo ya no solo la
restitución de los dos lotes, también el pago de rentas vencidas durante los 43
años en que la Comisión había tenido la posesión de ellos; arrendamiento tasado
en 40 millones 777 mil 957 pesos.
No obstante, la
CESPT fue absuelta del pago de renta y, para evitar devolver o pagar por los
predios ocupados, la firma de César Cristiani propuso al organismo estatal
presentar una denuncia penal, al indicar haber encontrado elementos que
comprobaban que la compraventa del predio menor se efectuó de manera irregular,
toda vez que el núcleo ejidal nunca acreditó la ejecución de la resolución
presidencial, en cuanto a expropiación y deslinde.
Sin embargo,
avanzada la defensa, en 2012, Durán
Cabrera optó por reconocer los derechos de propiedad y posesión del ejido, e
impidió a Cristiani presentar las denuncias penales, por lo que el litigante no
logró la devolución del anticipo pagado por uno de los lotes, por lo que no
cubrió el “bono especial” pactado.
A la par del
contrato para dar seguimiento al caso del Ejido Mazatlán, Hernando Durán signó
con Cristiani un convenio para atender un juicio ordinario civil, en el que se
requería al organismo el pago de 355 millones 245 mil pesos.
A cambio, se
comprometió a pagarle una cantidad “simbólica” de un millón 300 mil pesos y, a
manera de honorarios, estableció en una de las cláusulas del acuerdo, “la
cesión de todos los derechos que al final de los juicios pudiera tener derecho
a cobrar este organismo a los demandantes, los señores Manuel Mauro Prieto
Crespo, Manuel Alfonso Castillo Hernández, por conducto de sus apoderados
legales, Jesús Quezada Salas y Luis Alfonso Olivares Barbosa”.
César Cristiani
presentó denuncia penal en contra de todos ellos, al descubrir que dicho
contrato se presentó con documentos falsos, optando los demandantes por
desdecir lo alegado en el juicio civil. Lejos de continuar con la demanda por
la supuesta falsificación de su firma, optó por abandonar el litigio.
Cristiani tampoco
obtuvo beneficio adicional, además del millón 300 mil pesos, porque no hubo
cobro indemnizatorio a la contraparte, sobre todo, porque dicha cláusula
resultó improcedente, ya que CESPT está imposibilitada a ceder derechos a
terceros.
EL SOBORNO
Al cambiar de administración
la CESPT, Álvarez Juan le autorizó continuar con la defensa del organismo en
este caso, aunque el acuerdo fue solo de palabra.
Como evidencia de
ello, el litigante mostró a ZETA el intercambio de correos y depósitos para el
requerimiento de copias certificadas de documentos requeridos en el Registro
Agrario Nacional. Incluso acompañó a los directivos de CESPT el 1 de abril de
2014, a una audiencia con el comisariado ejidal del Ejido Mazatlán.
Pero el acuerdo
nunca se asentó en un documento, por lo que el profesionista insistió hasta que
el 13 de marzo fue atajado por Fermín Gómez Gómez, jefe de la Unidad Jurídica
del organismo.
El funcionario le
advirtió: “De todo lo que quieres que se te pague en éste y en los otros
contratos anteriores que tienes firmados con la CESPT, nos tienes que dar el 50
por ciento de cada cheque que se te dé, y lo queremos en efectivo para no dejar
huella…”.
Así acusó César
Cristiani en la denuncia formal interpuesta el 2 de julio de 2014, ya
ratificada, en la que acusa a Alfonso Álvarez Juan; Jorge Ortiz Díaz, jefe de
la Unidad de Auditoría Interna; Leonardo Hernández, asistente de Álvarez Juan;
y el propio Fermín Gómez. A decir de Cristiani, todos ellos fueron mencionados
por el propio Gómez Gómez como “parte de la polla” de esa estafa.
Luego de la
indecorosa propuesta del jurídico de CESPT, Cristiani informó de tal situación
a Alfonso Álvarez, quién se comprometió a tomar cartas en el asunto, pero no
hizo nada.
Cristiani siguió con
el juicio que lo ocupaba, y concluyó la redacción de una demanda de amparo
indirecto a nombre del Gobierno del Estado para revertir la sentencia que había
sido favorable al Ejido Mazatlán.
El 7 de abril de
2014, el litigante acudió nuevamente a las oficinas centrales de CESPT a
requerir el anticipo del contrato pactado de palabra en febrero de este mismo
año, demandado la firma del mismo. Álvarez Juan le dijo que sería atendido por
Fermín Gómez, quien a su vez le indicó que no se le debía nada y le recordó que
no habían firmado ningún contrato.
Del juicio de amparo
elaborado por el abogado, Gómez Gómez le aclaró que éste sería interpuesto
directamente por el Gobierno del Estado.
Y le advirtió:
“Cuídese mucho licenciado Cristiani en lo que vaya a hacer, porque tengo
entendido que el ORFIS ya le está haciendo una investigación…”.
Un día después de la
demanda interpuesta por César Cristiani en contra de los funcionarios de CESPT,
ZETA entrevistó a Alfonso Álvarez Juan y a Fermín Gómez Gómez, se dijeron no
enterados de la demanda y negaron cualquier acuerdo de palabra con el abogado.
Sin embargo, el
viernes 11 de julio de 2014, Cristiani recibió un oficio del propio Luis Fermín
Gómez Gómez, requiriéndole la comprobación de gastos de su viaje a la Ciudad
México para gestionar trámites ante la Secretaría de Desarrollo Agrario
Territorial y Urbano, por una suma de 97 mil pesos; dinero trasferido de una
cuenta del organismo, a la cuenta del abogado, con fechas que van del 14 de
marzo al 28 de marzo de 2014.
Los depósitos se
hicieron para el pago de hotel, viáticos y copias certificadas, gastos que sin
convenio de por medio, no tendría que haber erogado la dependencia.
LA INCONSISTENCIA DEL EJIDO MAZATLÁN
Sin antecedentes de
un proceso de expropiación, porque éste se asumió implícito en un decreto
presidencial que data de 1938, el Ejido Mazatlán define sus límites y
colindancias en un plano que validó 52 años después de su fundación, porque “el plano original se extravió”, anotó
su actual comisariado ejidal, el cual preside Rodolfo González Pitones.
Por ello, justifica,
no existe un documento que avale en sí la expropiación de las 4 mil 671
hectáreas de las que fue dotado el 17 de agosto de 1938, a través de un decreto
emitido por el entonces Presidente de México, Lázaro Cárdenas; resolución
publicada en el Diario Oficial de la Federación el 2 de marzo de 1940.
La ordenanza
presidencial determinaba tomar íntegramente dichas hectáreas de un predio mayor
de 19 mil 314 hectáreas, propiedad de la sucesión mancomunada y acumulada de
once miembros de la familia Machado para, posteriormente, ser expropiadas al
ejido.
Sin embargo, en
ninguno de los archivos oficiales se encuentran antecedentes de que la
expropiación fue llevada a cabo tal y como se determinó.
La única constancia
de su supuesta ejecución se resume en un acta de dos hojas tamaño carta, “copia
fiel y exacta sacada de su original, que obra en su expediente respectivo”,
archivo no localizado del cual solo se encontraron certificados de notarios
públicos dando fe de su existencia.
El documento hace
mención de la comparecencia de miembros del comisariado ejidal, pero no
determina el nombre de ninguno en particular, ni hay rúbrica alguna de los
beneficiados, aun cuando en el mismo se indicó que firmaron “al calce los que
intervinieron, quisieron y supieron hacerlo”.
Para el abogado
Cristiani, el Ejido Mazatlán “solo se sentó en las 19 mil 314 hectáreas
dotadas, sin llevar a cabo la expropiación requerida, por lo que no es dueño de
los terrenos cuya restitución reclama”.
De esta aseveración
de César Cristiani, el tesorero del ejido, Óscar Salazar subraya: “La verdad es
que él inventa su propio código agrario y su procedimiento de dotación”.
El comisariado
responde que con los tres documentos, se podían formar los ejidos: resolución
presidencial, plano proyecto y el plano de ejecución, sí se cumplen, aunque las
pruebas datan de años recientes, apegadas a los nuevos lineamientos agrarios.
Por último, del
plano original de deslinde y colindancia, aceptaron no contar con él, porque se
extravió y fue repuesto hasta 1991.
(SEMANARIO
ZETA/ Isabel Mercado Juarez/ 26 de Julio del 2014 a las 09:45:00)
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