La batalla comenzó el mes pasado, cuando un equipo
contratado por el Gobierno derribó la cruz de metal sobre una pequeña iglesia
de pueblo rodeada de arrozales.
WUXI, China (AP).-
La batalla comenzó el mes pasado, cuando un equipo contratado por el Gobierno
derribó la cruz de metal sobre una pequeña iglesia de pueblo rodeada de
arrozales.
Al día siguiente, un
miembro de la iglesia empleó su propia soldadora para volver a colocarla. Fue
rápidamente detenido e interrogado durante 10 horas, acusado de tener un
negocio sin licencia.
Una semana más tarde,
volvió el equipo de trabajadores a retirar la cruz. De nuevo, los feligreses
volvieron a colocarla, ahora dañada y algo más corta.
A esta iglesia en
Wuxi, unos 480 kilómetros al sur de Shangái, le han cortado el agua y la luz.
Las autoridades han intentado instalar cámaras y preguntado sobre el empleo y
la educación de los hijos de varios miembros de la iglesia, una amenaza velada
de que ambas cosas podrían estar en peligro. Pero la comunidad no cede.
En toda la provincia
de Zheijang, que abraza la rocosa costa sureste de China, las autoridades han
derribado, o amenazado con derribar, cruces en más de 130 iglesias. En algunos
casos, el gobierno ha demolido los templos.
Las autoridades
dicen que las iglesias en cuestión habían violado leyes de urbanismo, aunque no
suelen especificar cuáles. También niegan que se estén persiguiendo
específicamente las iglesias, y apuntan al derribo de otros decenas de miles de
edificios, religiosos o no.
Pero expertos y
líderes cristianos en Zheijang, la única provincia donde se están produciendo
estos incidentes, creen que es una campaña para reprimir el cristianismo, que
ha crecido tan deprisa que alarma al gobierno comunista ateo.
El fenómeno se
produce mientras Beijing estrecha sus controles ideológicos imponiendo nuevas
restricciones sobre periodistas abogados de derechos civiles, muchos de los
cuales son cristianos, y activistas políticos desde que el Presidente Xi
Jinping asumió el poder a principios de 2013.
Aunque los cristianos
chinos suelen ser apolíticos, sus reuniones semanales y su apoyo mutuo podrían
resultar peligrosos si el movimiento adopta objetivos políticos. La Iglesia es
"resiliente resistiendo persecuciones y presiones del gobierno",
afirmó Yang Fenggang, sociólogo de la Universidad de Purdue y experto en
asuntos religiosos en China.
Pastores de las
iglesias señalan que los trabajadores del gobierno empleados en los derribos
supuestamente por motivos legales les han dicho en privado que el objetivo es
retirar las cruces.
(NOROESTE/ AP/
26-07-2014)
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