Edimburgo— Cuando
las autoridades hallaron el cadáver de un niño de 11 años en el sur de Texas,
el número de teléfono de su hermano estaba escrito en el interior de la hebilla
de su cinturón.
El chico, vestido
con jeans de "Angry Birds", botas de cuero negro y un rosario blanco
alrededor del cuello, provenía de Guatemala, y aparentemente se perdió en el
desierto de Texas, a pocos kilómetros de la frontera con México y a menos de
kilómetro y medio (una milla) de la casa más cercana.
Aunque cientos de
inmigrantes mueren cruzando la frontera entre México y Estados Unidos cada año,
el descubrimiento del cadáver descompuesto de Gilberto Francisco Ramos Juárez
en el Valle del Río Grande este mes ha dejado en claro las consecuencias y
peligros de la migración de menores de edad que viajan solos, mientras el
gobierno trata de manejar a cifras nunca antes vistas de menores que ingresan
ilegalmente en el país.
"Nos los
encontramos muy seguido", dijo el jefe de la policía de Hidalgo, Eddie
Guerra, sobre los cadáveres en descomposición, quien agregó que es el primero
de un menor de edad inmigrante que aparece desde que asumió el puesto en abril.
"Es un viaje muy peligroso".
El lunes, el
presidente Barack Obama anunció que no esperará a que los legisladores
republicanos actúen sobre la inmigración y que avanzará por su cuenta para
hacer cambios en las políticas para la que ha sido una de las prioridades de su
segundo mandato. Obama dijo que decidió soslayar al Congreso después que el
presidente de la Cámara de Representantes John Boehner le informó la semana
pasada que la cámara no votará una reforma a las leyes migratorias este año.
Más de 52.000
menores de edad sin acompañantes adultos han sido detenidos al entrar
ilegalmente a Estados Unidos desde octubre, creando lo que Obama ha calificado
como una crisis humanitaria urgente. La mayoría son de Centroamérica y gran
parte de ellos cruza por el Valle del Río Grande, en el extremo sur de Texas.
El gran aumento de
menores de edad que viajan solos ha sobrepasado a la Patrulla Fronteriza en la
zona. Los menores de edad deben ser entregados por ley al Departamento de Salud
y Servicios Sociales a 72 horas de su arresto, pero la gran cantidad ha hecho
que esto sea difícil de lograr.
Muchos de los
menores de edad simplemente se entregan al primer oficial que se topan, así que
Guerra dijo que era raro encontrar a un menor en esta zona remota, cerca de La
Joya, a unos 32 kilómetros (20 millas) al oeste de McAllen. El cadáver del
menor fue localizado el 15 de junio.
Los investigadores
pudieron establecer contacto con el hermano del niño en Chicago gracias al
número telefónico en su hebilla. No es raro que los inmigrantes pongan
teléfonos de sus familiares en su ropa porque los pedazos de papel se pueden
perder durante su viaje.
El hermano dio el
teléfono de su padre en Guatemala y con la ayuda del consulado guatemalteco el
padre presentó una declaración jurada en la que identifica el cadáver por su
ropa, incluyendo sus pantalones de mezclilla, botas y el rosario.
La causa de muerte
no ha sido determinada, pero las autoridades sospechan de un golpe de calor,
dijo Guerra. La autopsia que se le realizó no mostraba señales de traumatismos
y un patólogo estimó que el cadáver había estado ahí cerca de dos semanas.
Hasta que la familia confirmó su edad, las autoridades pensaban que era un
adolescente mayor.
La última vez que la
familia del niño en Chiantla, en el departamento de Huehuetenango, Guatemala,
supo de él fue 25 días antes de que apareciera su cadáver. En ese entonces
estaba en Reynosa, México, esperando a cruzar la frontera. Su padre le dijo a
las autoridades que el chico estaba viajando con un coyote.
Aunque el número de
menores de edad que han muerto cruzando la frontera en Texas no está disponible
de momento, estos descubrimientos no son extraordinarios.
La doctora Lori
Baker, antropóloga en la Universdad Baylor, ha trabajado años exhumando tumbas
de inmigrantes junto a la frontera tratando de identificarlos. Este mes dedicó
dos semanas a exhumar 52 tumbas en un cementerio en Falfurrias, a una hora al
norte de la frontera. El año pasado hizo una excavación similar. Baker dijo que
exhumó un bebé, un niño de 2 años, uno de 6 años y un preadolescente.
"Sus huesos son
pequeños y no se pueden ver fácilmente entre la maleza", dijo Baker.
"Ante los carnívoros... temo que habrá mucho más que morirán pero no
podrán ser encontrados. Lo mismo pasa con los adultos, pero se intensifica con
los niños".
(EL DIARIO,
EDICION JUAREZ/ Associated Press/ 30 DE JUNIO 2014 | 16:37 PM)
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