Era, fue y, seguirá
siendo la frase que para siempre retumbará en nuestras mentes y corazones de
reporteros.
De aquellos
reporteros, de aquella generación que gastamos las suelas de nuestros zapatos
para entrevistar a nuestro amigo, al hombre, más que al dirigente campesino, a
quien siempre, amén de la información, nos ayudaba en nuestras necesidades
inmediatas, producto de las penurias que ofrece nuestro ingrato y maravilloso
oficio.
“¡No tengas miedo…!”
era el infaltable saludo de Trinidad Sánchez Leyva y, en consecuencia sabíamos
que en breve vendría su tradicional generosidad, para la “bola de vagos” como
en varias ocasiones nos llamó a tantos y tantos reporteros para quienes jamás
fueron cerradas sus puertas.
Menos, las de su
generoso corazón donde “se mecieron los trigales al sol” de su amada costa de
Hermosillo y, sobre todo para los jornaleros que como las golondrinas cada
verano, llegan a los campos a ganarse el pan diario.
Hombres y mujeres
que desde ayer, cuando se supo la infausta y terrible noticia de que “El
Trini..” partió a otros campos, a otros sembradíos, donde jamás se oculta el
sol, donde menos, la semilla sembrada por este hombre dejará de fructificar, no
han parado de llorar por el sembrador de auroras.
Trinidad, mis ojos
ya no ven la pantalla; vete en paz y, sobre todo,” ¡no tengas miedo!”
(DOSSIER
POLITICO/ Manuel Fernando López / 2014-03-22)
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