MÉXICO,
D.F. (apro).- El Papa Francisco obvió la espera para que la justicia
civil emitiera sentencia definitiva en el caso del sacerdote Marco
Mangiacasale, hallado culpable en un proceso eclesiástico por abusos
sexuales contra menores, y ordenó su expulsión inmediata.
Habitualmente,
si existe un proceso en curso, los tribunales del Vaticano esperan el
resultado final de la justicia civil para dictar sentencia pero luego de
que la justicia civil halló culpable a Manigiacasale de haber abusado
de cuatro menores en dos grados distintos de juicio, el Papa firmó su
expulsión.
Mangiacasale, presbítero de la diócesis de Como, en el
norte de Italia, está a la espera de la sentencia definitiva en la
justicia civil que ya le dictó una condena de tres años, cinco meses y
20 días de cárcel por el abuso a los cuatro menores.
Por su parte
el Vaticano lo sentenció a una “reducción al estado laical” que lo
alejará definitivamente del sacerdocio, prohibiéndole cualquier
posibilidad de celebrar misa, administrar sacramentos o estar en
contacto con menores en el ámbito eclesiástico.
El procedimiento
contra el ahora expárroco y ecónomo de la iglesia de San Giuliano llegó
firmado por el propio Papa Francisco y el prefecto de la Congregación
para la Doctrina de la Fe, Gerhard Ludwig Mueller.
Desde el
anuncio público que hizo el jerarca católico, el 5 de abril de 2013,
sobre su decisión de continuar la política de “tolerancia Cero”,
emprendida por el Papa emérito, Benedicto XVI entre 2011 y 2012 contra
los sacerdotes pederastas, la Iglesia católica ha dictaminado la
expulsión de 400 sacerdotes culpables de estos delitos.
/13 de febrero de 2014)
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