La Viña del Señor
Los
que en algún momento de euforia creyeron sinceramente en 2012 que con
el triunfo de Otto Claussen Iberri, José Luis Marcos León Perea y
Antonio Astiazarán Gutiérrez, el PRI retomaría los bríos de antaño,
deben de tener claro lo equivocado de su apreciación.
El
carro completo de entonces con que arrasó el expartidazo a los
candidatos de la alianza PAN-PANAL en todo el sur sonorense a excepción
de Max Othón quien pasó sobre la “vagancia” de un experimentado Bulmaro
Pacheco, en el puerto levantó expectativas entre las bases tricolores
alentadas por el retorno a la Casa de Piedra de su partido y lo que ello
significaba en cuestión de chamba, tramitología, etc., luego de un
trienio pa´l perro con César Lizárraga en la alcaldía, en donde ni
siquiera los panistas la batearon.
Dialéctica Priísta: Hegemonía-oposición-gobierno
Lejos
estaban aquellos días del PRI hegemónico, hecho añicos por el
uribismo-panismo de 1991 y de los fuertes liderazgos políticos de origen
corporativo y clientelar de Florentino López Tapia o de “El General”
Oscar Ulloa Nogales o la guía bajo los cacicazgos de Julio Ramón
Luebbert Duarte o Marco Antonio Morroño Llano Zaragoza.
Luego
de su estrepitosa derrota electoral de 2009 en que perdió la
gubernatura en manos de Guillermo Padrés Elías, con apoyo indudable a
pesar de lo que se diga de grupos internos como los de Ernesto Gándara
Camou, Marco Antonio Llano, Carlos Zataraín y Manlio Fabio Beltrones
Rivera, el priísmo ha batallado en conformar un liderazgo eficaz y
coherente.
Y
si en lo local, solo Antonio Astiazarán, ha sabido mantener cierto
control sobre las estructuras del partido, ahora que al parecer sus
intereses no se encuentran en el puerto y su alianza de facto con el
actual alcalde, con quien sostiene la voz populi tiene serias
diferencias, se cierne un mar de dudas sobre el futuro del tricolor de
cara al venidero 2015. La selección interna de 2012 dejó cicatrices que a
falta de operación y liderazgo no han sanado del todo y ahí está la
marginación del grupo de Pedro Romano Terrazas para probarlo.
En
todo este tiempo Susana Corella Platt, la dirigente formal del PRI
guaymense ha debido nadar de muertito y solo de vez en cuando sale a
flote a la luz pública en un que otro evento sin importancia, a la par
de que la imagen del germano, quien siguiendo la vieja tradición
política netamente priísta de que el alcalde en turno era el jefe
político del partido en el municipio, está seriamente cuestionada por su
propensión de llenar de funcionarios foráneos, de aviadores, cuates o
buenos para nada (Gerardo Mass, Gianco Urías, Poncho Flores, Pilo
Gaspar, Walter Décima sr. y jr., Fabrizio Lara Cano, El Tigre Bárcenas,
etc., etc.) a su administración, haciendo a un lado a la gente
identificada con la causa del tricolor, lo que ya le valió un
amotinamiento de algunas voces de peso en el partido. Por cierto, en
diversa reunión de quejas en la cuna de Plutarco Elías Calles, hasta el
operador non del gobierno del Otro Rumbo, el empalmense Miguel Pilo
Gaspar, salió raspado y señalado, precisamente por su origen y
procedencia rielera.
El vacío priísta: la caballada ni a Rocinante llega.
Desaparecido
físicamente Julio Ramón Luebbert, “El Príncipe de Miramar” de la escena
política, tras su fallecimiento, quedó atrás una época de
enfrentamientos con su archirrival el Morroño Llano, dejando
tras de sí la leyenda negra de que con su apoyo llegaron a la alcaldía
Sara Valle Dessens bajo las siglas del PRD en 1997, Bernardino Cruz
Rivas (PAN) en el 2000 y Carlos Ernesto Bebo Zataraín (PRI) en 2003.
Con el camino libre el Morroño
tiene rato operando la política priístas, a veces a favor de sus
candidatos como en 2012 cuando apoyó a su delfín José Luis Marcos León
Perea o en 2009 cuando se alineó con las candidaturas de Padrés y César
Lizárraga Hernández, más no en la de Alfredo Ortega López a la
diputación local, lo que le abrió paso a Otto Claussen al Congreso del
Estado y de quien el Toñito Llano jr. fue jefe de finanzas en la campaña
de 2012.
Ya
de edad y entregado a sus negocios, más ahora luego del robo perpetrado
en su campo agrícola, se cuestiona en los corrillos políticos el papel
que jugará en la próxima liza electoral, lo que algunos dan como
seguramente ausente y que sumado al probable desinterés de Astiazarán
por la cosa local por tener la mira puesta en el centro, dejará al PRI
ante el dilema de correr con candidatos sin apoyo político o sin bases
sociales fuertes, punto de debilidad que será explotado por sus rivales
en la justa comicial.
Dentro del PAN se afirma no hay más que de dos sopas: Manuel Villegas Rodríguez y Lorenzo Chencho
Décima, el primero identificado con el grupo ganador de Roberto Romero
López, secretario de gobierno y cuyos candidatos fueron los que salieron
mejor librados en la elección pasada y el segundo apoyado por el Temo
Terán y en el puerto por el armador Manuel Aguilar Juárez, de quien es
socio en los negocios de la pesca.
Mientras
en el PRD, el partido se mantiene movido por el proceso de elección de
su próximo presidente local y la lucha se da entre las tribus de Nueva
Izquierda, mejor conocida como Los Chuchos, con Margarito Santiago y
Oliver Flores Bareño, a la cabeza de una de las subtribus,
ambos de reconocido herraje azul y apoyadores en 2012 de la fracasada
candidatura de Manuel Aguilar a la alcaldía, quienes buscan colocar a
Eva Languré en el solazteca y la del profe José Guzmán López González,
un fogueado miembro de la izquierda que aspira a presidir el partido a
nivel estatal en sustitución del actual pastor René Noriega y quienes
llevan como aspirante al contador Clemente Rodríguez, un personaje con
amplia trayectoria dentro de la grilla. Tanto Acción Nacional como el
PRD responden a otro lógica partidista y a otros intereses.
Tiempo de definiciones
Así
las cosas, afirman algunas lenguas que el galeno León Perea, ya se
decidió en buscar la candidatura a la alcaldía el año entrante y va
contra todo y contra todos, lo permite vislumbrar en el escenario
tricolor posibilidades para que el alemán se enfile, según el scrip
familiar, hacia la curul del 04 distrito federal. En la elección
pasada la salida de Marco Antonio Cachorro Ulloa de las filas tricolor,
si bien no colapsó al partido, ya como candidato del PRD-PT y Movimiento
Ciudadano, obtuvo fuerte cantidad de votos, lo que lo hace figurar como
alguien de cuidado.
Los
amarres que permitan se hagan realidad dichas pretensiones habrán de
darse conforme se vayan llevando a cabo las definiciones a la grande, es
decir la candidatura a la gubernatura, muy disputada por el Borrego
Ernesto Gándara, Claudia Pavlovich y Samuel Moreno Terán, quienes mueven
el agua adentro del partido con ese afán. Hace poco Samuel se reunió
con miembros de la clase priísta en el comedero de Chito Cambustón en
Miramar.
En
todo ese merequetengue serán definitorio para el PRI porteño, los
derroteros que marcarán el Morroño, todavía con gran capacidad de
influencia interna, el Toño Astiazarán, dueño y cabeza del grupo más
atomatizado dentro y con posiciones de poder con gentes como Lorena
Garibay, Susana Corella, etc. y con conocida capacidad operativa, aunque
con muchos puntos negativos al exterior y los movimientos del actual
alcalde Otto Claussen y del diputado León Perea, cuyos cargos les
permiten tener capacidad operativa y de negociación, aunque ambos con el
desgaste que el puesto les acarrea.
El
vacío político y lo flaco de la caballada para dar la batalla se nota a
leguas cuando ni siquiera mediáticamente el partido ha mantenido cierta
vigencia como habrá de suponerse del partido en el poder y fuerza
política mayoritaria en el municipio, pues de ahí a que el PRI se
mantenga aceitadito y con el motor en marcha como en sus mejores
momentos de aplastante maquinaria electoral, es otra cosa. A lo mejor
los demás partidos ya le llevan delantera y el tricolor arranca tarde en
la carrera sucesoria en puerta.
Ya veremos…
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