En nueve municipios de Guerrero, los grupos de autodefensa civil los
declararon como “sus territorios”, por lo que anticiparon que no
permitirán la entrada del Ejército, la Marina, la Policía Federal o
cualquier otra autoridad constitucional.
En Tierra Caliente en
Michoacán, ni siquiera hubo necesidad de esa declaración: policías
comunitarios, grupos de autodefensa civil, narcotraficantes y talamontes
se han apropiado de sus territorios de los territorios donde viven y
operan y en donde cualquier autoridad que entre sin su consentimiento,
la secuestran y utilizan como divisa de cambio y chantaje.
En esa zona
del occidente, el Estado mexicano no gobierna. A la vista de todos,
criminales y grupos delincuenciales se apoderaron de un cacho del país.
Una vez delimitado su territorio, seguirá la consolidación de sus gobiernos paralelos.
Una vez delimitado su territorio, seguirá la consolidación de sus gobiernos paralelos.
Al no atajar el Estado Mexicano la construcción de
estos bolsones al margen de leyes y normas establecidas, los gobiernos
constitucionales claudicaron a la función primaria de proveer seguridad a
los ciudadanos, el detonante por lo cual nacieron los estados modernos.
Por coacción o decisión soberana de las comunidades, por miedo o
desencanto con las instituciones, decenas de municipios se está
separando de esta nación.
Tras el establecimiento de territorios liberaron en Tierra Caliente, hay un contagio en otras zonas del país –como esta misma semana en Tlaxcala-, donde la debilidad del Gobierno local determinará en dónde tienen posibilidades de instaurarse gobiernos ilegales. Michoacán y Guerrero son un caso claro de debilidad institucional; Veracruz y estado de México, por la razón contraria, no permitieron la instauración de esa ruta alterna de poder.
¿A dónde lleva este fenómeno sociopolítico? A lo que ya sucede en Tierra Caliente, la ingobernabilidad y la creación, aunque focalizada, del Estado fallido.
Tras el establecimiento de territorios liberaron en Tierra Caliente, hay un contagio en otras zonas del país –como esta misma semana en Tlaxcala-, donde la debilidad del Gobierno local determinará en dónde tienen posibilidades de instaurarse gobiernos ilegales. Michoacán y Guerrero son un caso claro de debilidad institucional; Veracruz y estado de México, por la razón contraria, no permitieron la instauración de esa ruta alterna de poder.
¿A dónde lleva este fenómeno sociopolítico? A lo que ya sucede en Tierra Caliente, la ingobernabilidad y la creación, aunque focalizada, del Estado fallido.
Este concepto sociopolítico se ha venido estudiando
desde hace años para establecer en dónde existe una inestabilidad
política “severa”.
En la categorización convencional del Estado Fallido
se encuentran las guerras civiles, las guerras étnicas, los cambios
adversos de régimen, y los genocidios y magnicidios.
En el caso de
Tierra Caliente, el fenómeno se pude ubicar en el cajón de la guerra
civil, que aunque se oye muy fuerte como concepto, es lo que ha sucedido
en las últimas semanas.
Por un lado, grupos de inconformes se arman y
se levantan en contra de la autoridad, y por el otro, Los Caballeros
Templarios, sin declaración de guerra pero con un fuerte componente de
bases sociales en Michoacán, enfrentan abiertamente a las Fuerzas
Armadas y de seguridad del Estado Mexicano.
No puede dejar de extrañar la pasividad, tolerancia e ingenuidad, inclusive, con la que ha respondido el Estado Mexicano ante esta afrenta que reúne, como adversarios a las instituciones, a diferentes movimientos y grupos.
No puede dejar de extrañar la pasividad, tolerancia e ingenuidad, inclusive, con la que ha respondido el Estado Mexicano ante esta afrenta que reúne, como adversarios a las instituciones, a diferentes movimientos y grupos.
En Michoacán la influencia en los territorios
ocupados y liberados de Tierra Caliente junta a población desesperada
por la inacción de su gobierno, junto con talamontes que protegen sus
intereses ilegales detrás de algunas comunidades asfixiadas, y de
narcotraficantes.
En Guerrero, la zona de la Costa Chica donde nueve
municipios declararon “sus territorios”, tiene una influencia histórica
de la guerrilla –en los 60 y 70 del maestro rural Lucio Cabañas; en los
90 y esta década del Procup, el EPR y su derivación ERPI-, que en la
zona de la Tierra Caliente guerrerense tiene un vaso comunicante, a
través del magisterio –y algunos emigrados como Servando Gómez, “La
Tuta”-, con los cárteles michoacanos.
El fenómeno del contagio es la siguiente fase que se avecina. ¿Cuánto tardarán Oaxaca y Chiapas en sumarse a este movimiento insurgente y aparentemente, hasta ahora, desconectado?
El fenómeno del contagio es la siguiente fase que se avecina. ¿Cuánto tardarán Oaxaca y Chiapas en sumarse a este movimiento insurgente y aparentemente, hasta ahora, desconectado?
Las nuevas condiciones
sociopolíticas en la región de Tierra Caliente abren oportunidades
suculentas al EZLN, que ha visto sus sueños de expansión e implantación
política contenidos en los municipios autónomos que empezaron a crear en
los 90, entre los cuales se incluye el mexiquense de San Salvador
Atenco, a 32 kilómetros de la ciudad de México.
Si existe un momento
para la irrupción armada, es este. Si existe un momento para su
vinculación con criminales, hoy es cuando las condiciones están creadas
ante el abandono institucional, los factores sociales y económicos, la
inseguridad prevaleciente y, sobretodo, la inacción del Gobierno
federal.
Un nuevo México liberado está en ciernes. Pero este, fuera de
la ley. Es insensato pensar que las autoridades no estarían preocupadas
de que este desgajamiento armado se extendiera.
Lo que no es insensato
suponer es que no se han dado cuenta de la gravedad del momento que vive
el Estado mexicano en Tierra Caliente.
(ZOCALO/ Columna de Raymundo Riva Palacio/ 09 de Agosto 2013)
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