Nueva York.- Millonario antes de los 30. Es el sueño de todo joven, pero
Isabella Barrett lo ha conseguido antes de cumplir los siete. En 2012, lanzó su
propia firma de joyas, Glitzy Girl, y un año más tarde ha decidido incluir una
línea de ropa y maquillaje. El negocio cuenta con 42 empleados y acaba de
facturar un millón de dólares.
La meteórica carrera de esta niña estadounidense de Providence, Rhode
Island, comenzó a los cuatro años. Su madre, Susanna Barrett, se dio cuenta del
futuro prometedor que tenía su hija como reina de la belleza infantil y la
inscribió en un concurso. Desde entonces, Bella, como le llaman sus padres, los
ha ganado casi todos.
"¿A quién no le puede gustar ser millonario?", se pregunta la Pequeña
Miss América 2012 en una entrevista en The Mirror. Isabella también es el
rostro de una línea de juguetes de la cadena Toys R Us, pero su fama viene de
haber participado con su madre en el reality show 'Toddlers and Tiaras', que
emite la cadena TLC y que muestra los entresijos de este tipo de competiciones,
tan de moda en Estados Unidos.
Isabella ha desarrollado gustos extravagantes. Una vez pidió 2.200 dólares
en comida al servicio de habitaciones de uno de los hoteles de cinco estrellas
en los que le gusta alojarse durante las competiciones. Su guardarropa alberga
vestidos hechos a medida por valor de 10.000 dólares cada uno y más de 60 pares
de zapatos de diseño, porque "cada actuación tiene que ser como un
espectáculo de Broadway", afirma la señora Barrett.
La madre de Isabella no repara en gastos a la hora de invertir en su hija.
Dientes falsos hechos a medida por valor de 500 dólares, profesores de voz,
maquilladores, extensiones de pelo, uñas acrílicas y sesiones regulares de
rayos UVA. "Gastamos más de 50.000 dólares cuando empezó a concursar, pero
mira donde está ahora, ha merecido la pena", asegura.
Los Barrett han sido criticados por "sexualizar" a su hija y
ganar dinero con ello, aunque la ley establece que tienen que ahorrar un
porcentaje de los ingresos de la menor hasta que cumpla la mayoría de edad y
pueda disponer de su dinero. Su madre insiste en que no presiona a su hija,
sino que le ayuda a conseguir sus sueños: "Si mañana me dijera que lo
quiere dejar, estaría bien".
Sin embargo, reconoce que llegó a ser adicta a la fama de su hija y a su
excéntrico estilo de vida: "Me pregunté si estaba haciendo esto por ella o
por mí, pero me di cuenta de que la niña estaba disfrutando tanto como
yo". Isabela añade que le gusta todo lo relacionado con este mundo y que
no quiere dejarlo, porque simplemente le encanta ser una estrella.
Teresa Aburto,
corresponsal de http://www.elmundo.es
(ZOCALO/Redacción/06/05/2013
- 05:00 AM)
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