PALENQUE, Chis. (apro).- Un grupo de ciudadanos hondureños
provenientes de Tenosique, Tabasco, arribó esta mañana al parque
Pakal-Na, en esta ciudad, donde “matan” el tiempo para trasladarse
Chontalpa. Ahí tomarán el tren que los llevará al norte de México y
luego intentarán cruzar hacia Estados Unidos.
Los indocumentados, la mayoría de los cuales no sobrepasa los 25
años, huyeron de su país debido al sistemático acoso de integrantes de
la Mara Salvatrucha y la ola de violencia que a diario siembra muertos
en las aldeas más pobres de Honduras.
“Yo ganaba mil lempiras a la semana, pero el 10% hay que entregarlo a
los mareros (sic) para que te dejen trabajar. Ese dinero te garantiza
que llegarás tranquilo al trabajo y regresar sin problema”, dice René
Campos mientras toma el sol debajo de un frondoso árbol, en esta pequeña
localidad chiapaneca, donde se ve por doquier a los llamados “halcones”
que vigilan con celo el arribo de extraños.
En el país centroamericano la Mara Salvatrucha cobra a toda la
población productiva –obreros, campesinos, transportistas y pequeños
comerciantes– el llamado “impuesto de guerra”, similar al diezmo.
“En ningún departamento (provincia) de Honduras puedes trabajar
honradamente sin que pagues impuesto a la Mara Salvatrucha. Da mucho
coraje, aunque también enoja llegar aquí y ver que la cosa es lo mismo,
pues hay que pagar cuota para transitar”, expone Reynaldo Izaguirre,
otro hondureño que por segunda ocasión intenta alcanzar suelo americano.
Mientras los hondureños recorren el parque, ojos extraños y sombras a la distancia vigilan sus pasos.
Esa gente extraña, dicen los indocumentados, son enviados del crimen
organizado para que cobren la “cuota” y luego los dejen subir a La Bestia sin temor a ser “macheteados”, “baleados” o bajados del tren en movimiento.
“Nosotros llegamos ayer por la tarde a Palenque, antes de que cayera
la noche. Vinieron dos enviados de la mafia (sic) a decirnos que habría
que pagar 100 dólares para viajar seguros de Palenque a Chontalpa. No
tenemos ese dinero, vamos a ver cómo lo juntamos”, dicen en voz baja al
reportero.
Aseguran que, además de este tramo, hay otros tres en los que
integrantes del crimen organizado o los “maras” deben recibir recursos
económicos para no molestar a viajantes arriba del tren.
“Son 100 dólares de Palenque a Chontalpa, de ahí otros cien para
llegar a Coatzacoalcos y cien más para poder llegar a Tierra Blanca.
Sabemos que son cuatro cuotas para poder pasar Tabasco y Veracruz sin
problemas”, narra uno de ellos.
Pese a todas esas adversidades y ante los “horrores” que viven con la
Mara Salvatrucha en sus comunidades, los hondureños no cejan en su
empeño de llegar a Estados Unidos.
“Me harté el día en que en mi misma aldea, Progreso York, en una
semana hubo cuatro muertos porque no quisieron pagar el impuesto de
guerra (a los maras), dos de ellos en mi misma calle. Progreso es una
aldea bananera, a veces hay trabajo y puedes pagar la cuota, hay días en
que no”, lamenta otro de los indocumentados.
Mientras los hondureños esperan su arribo a La Bestia, la
Misión de Observación de la Ruta Migratoria recorre sus últimas horas
por el Albergue “La 72” y la zona fronteriza con Guatemala.
Mañana, un grupo de senadores escuchará las conclusiones del
recorrido. El padre Tomás González y Rubén Figueroa –miembros del
Movimiento Migrante Mesoamericano– adelantaron que solicitarán a los
legisladores su intermediación para reforzar la seguridad y salvaguardar
con medidas más eficaces los derechos humanos de los migrantes
centroamericanos.
27 de mayo de 2013)
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