Al intensificarse la guerra contra los cárteles del
narcotráfico, un elemento ha estado presente en el país: La DEA, la agencia
antidrogas de Estados Unidos que permanentemente tiene personal trabajando
aquí. Algunos de sus agentes hablan ahora, dicen que suelen portar armas en
México y platican que repetidas ocasiones le informaron al gobierno mexicano
dónde estaba El Chapo Guzmán… y no pasó nada. Éstas y otras historias revela J.
Jesús Esquivel, corresponsal de Proceso en Washington, en el volumen La DEA en
México. Una historia oculta del narcotráfico contada por los agentes, de
próxima aparición bajo el sello de Grijalbo. A continuación se adelantan
fragmentos de los capítulos 7 y 14 del libro. El libro se presentará el jueves
25 de abril en la librería El Sótano de Coyoacán (Allende No.38 Col. Del Carmen
CP. 04100, Coyoacán México, D.F.)
J. Jesús Esquivel/ Proceso
MÉXICO, D.F.
(Proceso).- La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos prohíbe de
manera tajante a los agentes y militares extranjeros la portación de armas de
fuego dentro del territorio nacional. En 1992, con la definición de las Reglas
del Juego, a los agentes de la DEA les quedó totalmente prohibida la portación
de armas.
Sandalio González,
el agente jubilado de origen cubano que dedicó gran parte de su vida al trabajo
nacional e internacional en la DEA, dice que la seguridad personal es una parte
muy importante en las operaciones antinarcóticos que se hacen en México y en
Colombia.
–¿Los agentes de la DEA que están en México portan
armas?
–Sí, todos. Todos
los agentes llevan armas; sólo el personal de inteligencia de las oficinas de
la DEA no, pues son básicamente personas dedicadas a trabajo burocrático y que
saben manejar las tecnologías para una investigación; son los que no salen a
los lugares donde se realizan las operaciones.
–¿Los agentes de la DEA que están en México van
armados sólo cuando emprenden una operación encubierta, o siempre andan
armados?
–Siempre se porta un
arma; aunque no existe un tipo de arma reglamentaria para los agentes de la
DEA.
(…) –¿Los agentes de la DEA van armados a reuniones
con funcionarios, policías o militares mexicanos?
–Sí.
–¿Y lo saben ellos?
–Claro, eso se sabe
pero no se admite, así es la regla no escrita en México sobre la relación con
los agentes de la DEA. Ni los policías federales ni los militares revisan a los
agentes de la DEA; nunca lo hacen cuando se dan las reuniones.
–¿Se han dado incidentes cuando policías o militares
mexicanos revisan a los agentes de la DEA para ver si llevan armas?
–Ocurre. Cuando nos
querían chingar y sabían que andábamos fuera de las oficinas, mandaban a un
grupo de policías federales o a los militares a poner retenes en la carretera.
Te paraban y te jodían; te revisaban, te quitaban el arma o te detenían por un rato.
“Se armaba un
desmadre cuando esto ocurría, porque se resolvía el problema hasta que alguien
en la embajada de Estados Unidos tomaba el teléfono y lo negociaba con alguien
de la Secretaría de Gobernación, de la Secretaría de Relaciones Exteriores; con
los mandos de la Policía Federal, el Ejército o la Marina. En una ocasión, casi
estoy seguro de que se habló a Los Pinos.”
–¿La DEA ha buscado alguna solución al asunto de la
prohibición para portar armas en México?
–Hace algunos años
el gobierno de Estados Unidos intentó resolver el problema. El Departamento de
Estado y el de Justicia le propusieron al gobierno mexicano que si permitía que
los agentes de la DEA portaran armas en territorio mexicano, se autorizaría que
los agentes mexicanos portaran armas dentro del territorio estadunidense. En
Estados Unidos, en varios estados donde existen consulados mexicanos, hay
agentes de la PGR (Procuraduría General de la República). Pero la respuesta del
gobierno mexicano fue un rotundo no a la propuesta de Washington.
La prohibición de
portar armas a los agentes de la DEA en México se maneja como una especie de
“arreglo entre caballeros” que se extiende al personal de otras corporaciones:
“Los agentes de la
DEA no son los únicos agentes de Estados Unidos que portan armas en México;
seguramente esto ocurre también con los del FBI, los de la ATF (Agencia de
Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos), con todos los agentes de Aduanas
y los de la CIA. Estos (últimos) no sé por qué carajos no admiten que son agentes
de la CIA si todo el gobierno mexicano los conoce. Según ellos son
vicecónsules, pero ningún vicecónsul porta armas; solamente lo hace el
‘vicecónsul de la CIA’.”
–¿Se puede decir que el gobierno mexicano vigila a
todos los agentes de Estados Unidos que están en México para asegurarse de que
cumplen con los mandatos que les ha impuesto?
–Sí, pero no creo
que a todos de la misma manera, porque en el caso de los agentes de la DEA,
cuando estamos en el extranjero no es en calidad de “agentes secretos”, como
piensa mucha gente.
“Cuando estamos en
el extranjero no estamos registrados como agentes o policías de la DEA. En
algunos países, que es el caso de México, los agentes se registran ante la
Secretaría de Relaciones Exteriores como diplomáticos –political attache–; en
otros, se les concede una identificación diplomática bajo la calidad de
administrador técnico o de personal de la embajada o del consulado. O sea que
el gobierno del país anfitrión sabe muy bien quiénes son agentes y quiénes no,
dónde viven, cuántos familiares tienen. Todo, saben todo, pero en México no
pasa nada.”
¿Por qué “el chapo” sigue libre?
La lucha
militarizada de Calderón dejó como herencia a los mexicanos una herida que no
cicatriza, que seguirá sangrando por mucho tiempo principalmente debido a la
impunidad en torno a su saldo de más de 60 mil muertos y más de 20 mil
desaparecidos.
El Chapo es el
emblema del fracaso de Calderón y de Washington.
Pero, ¿por qué es un criminal intocable, quien no
obstante el respaldo de la Casa Blanca y del Capitolio no pudo ser capturado o
eliminado durante el gobierno de Calderón?
“Fue por la enorme
corrupción que se expandió en el gobierno de Calderón, por eso no lo atrapan”,
dice sin el más mínimo temor a equivocarse José Baeza, el agente de la DEA que
salió de México en 2008, al culminar su tercera etapa en la lucha contra el
trasiego de los narcóticos.
“El Chapo es un capo
importante –explica Baeza–, de eso no hay duda. Pero nunca podrá superar a
Amado Carrillo Fuentes. El Chapo se ha beneficiado de la publicidad de los
medios de comunicación y de todo lo que ha dicho el gobierno mexicano sobre él.
Se escapó de la cárcel (el 19 de enero) en 2001 y ya pasaron más de 11 años.
¿Por qué no lo arrestan? ¿A poco el gobierno de México no sabe dónde está él ni
dónde está su familia? –anota Baeza, quien resume en dos palabras la respuesta
a sus propias interrogantes–: por corrupción.”
–¿En realidad sabe el gobierno de México dónde se
encuentran El Chapo y sus familiares?
–Claro, ha recibido
mucha información de inteligencia de nuestra parte, de otras agencias
(estadunidenses) y de sus propios sistemas de investigación, militar y civil.
“Nunca han realizado
una investigación a fondo para detener a su familia, que está disfrutando del
dinero que acumuló El Chapo en el tráfico de las drogas. No lo quieren tocar;
no quieren tocar sus bienes ni sus ranchos ni sus negocios. Para mí está muy
claro: el gobierno de Calderón no quiere ir contra él.
“El Cártel de
Sinaloa no está debilitado; al contrario, se fortaleció por la corrupción en el
gobierno federal, en niveles muy altos. No hace falta ser un sabio para llegar a
esta conclusión. ¿Por qué nadie ha detenido al Chapo y a otros de sus socios,
como a Ismael El Mayo Zambada García o a Juan José Esparragoza Moreno, El Azul?
Todos ellos llevan muchos años en el negocio, pero increíblemente nadie los
detiene y siguen libres.”
–¿De verdad sabe el gobierno de México dónde se
esconde El Chapo y los demás miembros del Cártel de Sinaloa?
–Sí, sí saben dónde
están. Naturalmente lo saben, y saben dónde están sus familiares. La tropa o
algunos jefes de la policía que supuestamente los están buscando no se meten
con ellos ni con sus familiares porque saben quiénes los protegen y en qué
niveles del gobierno.
–¿Quiénes protegen al Chapo y al Cártel de Sinaloa?
–Eso no me toca a mí
decirlo. El día que en México arresten a ciertos políticos van a descubrir
muchas verdades sobre los misterios del Chapo y del Cártel de Sinaloa.
–¿Qué sabe la DEA sobre El Chapo?
–La DEA tiene una
larga lista de propiedades del Chapo, de sus ranchos, de sus casas. Esa lista
también la tiene el gobierno mexicano. Antes era sólo nuestra, pero se la
dimos.
“En varias reuniones
con autoridades mexicanas les decíamos: ‘Mira, tenemos esta información’. Ellos
respondían preguntando si en el lugar que les enseñábamos El Chapo se
encontraba en ese momento. Claro que eso no se los podíamos garantizar, pero
les explicábamos que esa propiedad le pertenecía a él, y que para localizarlo
era necesario investigar sobre esa pista, que una operación importante toma
tiempo. No nos hacían caso.”
–¿El Chapo tiene muchas propiedades en México?
–Muchas. Recuerdo
que una ocasión, a principios del sexenio de Calderón, le dimos una información
al Ejército acerca de un lugar en Sinaloa al que iba a llegar. Era uno de sus
ranchos, a donde supuestamente fueron a buscarlo pero no nos avisaron cuando lo
hicieron. Dos o tres días después nos llamaron para decirnos: “Se nos peló,
creemos que nunca llegó a ese lugar”.
PERSONAJES DE LEYENDA
La leyenda del Chapo
comenzó a crecer de manera desproporcionada a partir del viernes 19 de enero de
2001, cuando de la forma más absurda, en las narices del gobierno de Vicente
Fox, el jefe del Cártel de Sinaloa se fugó de Puente Grande, la cárcel federal
de máxima seguridad de Jalisco. A partir de entonces, y hasta la fecha, Joaquín
El Chapo Guzmán Loera es el criminal más popular en México. Además de la
constante atención que le han brindado los medios, libros, historietas y
corridos siguen contribuyendo a fraguar el mito del capo; todo dentro de la
llamada narcocultura que nació y se consolidó a costa del fracaso de la guerra
contra las drogas de Calderón.
(…) La mayoría de
los agentes de la DEA que trabajan o trabajaron en México, entrevistados para
la elaboración de este libro, dice que se atreverían a apostar lo que fuera a
que, si el gobierno mexicano quisiera, en menos de dos días capturaría al jefe
del Cártel de Sinaloa.
Al solicitarle una
explicación sobre la falta de voluntad del gobierno mexicano para atrapar al
líder del Cártel de Sinaloa, el agente, sin revelar su nombre, declara al
respecto:
“No es un misterio
el lugar donde se esconde. Está en la Sierra Madre Occidental, entre Chihuahua,
Durango y Sinaloa. Lo digo porque esta información la hemos compartido con el
gobierno mexicano, y ellos a su vez en otras ocasiones nos lo confirmaron. Es
más, te voy a contar dos episodios que no se conocen públicamente en México,
para que la gente saque sus propias conclusiones de las razones por las que Calderón
no logró capturar al Chapo. El primer episodio ocurrió el 19 de mayo de 2007,
en el pueblo de Coluta, que pertenece al municipio de Tamazula, Durango.
Habíamos recibido información confidencial, por parte de varios de nuestros
informantes, de que El Chapo asistiría ese día a la fiesta de 15 años de la
hija de un compadre que tiene en Coluta. Todos estos datos, y algunos otros
detalles que por cuestión de seguridad no te los puedo proporcionar, la DEA se
los entregó al gobierno de México. La información la recibió la Presidencia, la
Secretaría de Gobernación, la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), la
Procuraduría General de la República (PGR), el Ejército y la Marina mexicana.
“El gobierno de
Calderón mandó un pelotón del Ejército para capturar al Chapo; fueron como unos
30 soldados, todos muy bien armados y equipados con tecnología sofisticada. Los
militares llegaron a Coluta el día de la fiesta de 15 años, pero El Chapo se
les escapó. Increíble, porque Coluta es un pueblo pequeño, pero los militares
mexicanos no pudieron o no quisieron atraparlo.
“Nos explicaron que
la gente de Coluta les dijo, después de que El Chapo se había fugado, que ‘el
señor’ llegó con una escolta como de 50 personas, todos con armas de alto poder
y con radios colgados en el pecho. Que todos, incluido El Chapo, llegaron a
Coluta en cuatrimotos. Que los escoltas habían colocado varios halcones a las
orillas del pueblo y que cuando llegaron los soldados la gente del Chapo (y él
mismo) abandonó la fiesta.
“Los militares mexicanos
nos contaron que vieron a la gente del Chapo, y posiblemente hasta al mismo
capo, pero que no lo pudieron distinguir porque todos iban vestidos con ropa y
gorra de color negro. Que montados en las cuatrimotos salieron disparados por
varias direcciones del pueblo de Coluta y que en el desperdigadero de gente no
pudieron capturar a ninguno ni tampoco identificar a Guzmán Loera. ¡Nadie
esperaba esa nueva táctica de las cuatrimotos! El Chapo es inteligente, y en
esa zona de la sierra de Durango es difícil que alguien te atrape si vas en una
cuatrimoto y quien te persigue se mueve a pie o en un Jeep. Lo extraño fue que
los militares no usaron helicópteros. ¿Por qué no lo hicieron? Pues porque al
militar que iba al frente del pelotón no se le ocurrió, por lo menos eso fue lo
que nos contestaron.
“El segundo episodio
es un poco más complicado y por ello es más difícil de creer la versión oficial
del gobierno mexicano sobre los hechos que ocurrieron a partir del 26 de junio
de 2007. Ese día, en la DEA se recibió información de que El Chapo visitaba con
frecuencia la población de La Angostura, en el municipio de Canelas, Durango.
Los reportes de los informantes afirmaban que se iba a casar en La Angostura
con una jovencita llamada Emma Coronel Aispuro. Que este dato ya lo tenían
confirmadísimo con gente del pueblo y con la misma gente del Cártel de Sinaloa.
“Entre el 26 y el 29
de junio, la DEA obtuvo más información sobre el caso de La Angostura, y
fuentes distintas a las primeras confirmaban que la versión era muy fuerte en
el sentido de que El Chapo se iba a casar con la señorita Coronel Aispuro.
Luego confirmamos que la fecha de la boda sería el 2 de julio.
“Como era de
esperarse, toda esta información la compartimos nuevamente con las autoridades
correspondientes, recordándoles que entre el 29 de junio y el 2 de julio había
un espacio suficiente para preparar un operativo. Nos respondieron que sería
nuevamente la Sedena (Secretaría de la Defensa Nacional) la encargada de
realizar la operación para agarrar al Chapo, vivo o muerto; y aseguraron que en
esta ocasión no se les escaparía.”
(…) “Los informantes
que teníamos por la zona nos reportaron que el día del matrimonio del Chapo con
Emma, el capo había llegado en una avioneta acompañado de varios de sus amigos.
Pero que desde tres días antes de la boda al pueblo de La Angostura llegaron en
cuatrimotos más de 70 escoltas del Cártel de Sinaloa.”
El agente de la DEA
resguardado bajo el anonimato continúa su relato sobre el mismo incidente:
“Los escoltas del Chapo
llegaron igual que a Coluta, vestidos con ropa y gorra de color negro y armados
con rifles de alto poder, granadas y otras armas pesadas que habían colocado en
una avioneta que llegó desde el sábado. Los informantes reportaron que la boda,
el 2 de julio, se llevó a cabo sin ningún contratiempo, que casi todo el pueblo
asistió a la fiesta. Que hubo música de la que le gusta al Chapo, tequila,
whisky y también cerveza hasta para llevar. Sus escoltas tenían perfectamente
bien controlada toda la zona.”
La gente de la
Sedena llegó a La Angostura hasta el otro día de la boda, el martes 3 de julio.
Pero como los soldados iban en autos y escoltados desde el aire por un
helicóptero, el ruido alertó al Chapo, quien otra vez, junto con su gente,
salió del pueblo rumbo a la sierra montado en una cuatrimoto.
“Así es muy difícil
detenerlos, porque nos confundieron”, fue la respuesta que recibió la DEA de
parte del gobierno mexicano. ¿Acaso los militares no tenían ya el dato esencial
de que El Chapo usó cuatrimotos en Coluta? ¿Se les fue u otra vez lo dejaron ir?
(PROCESO/ J. Jesús Esquivel/ 23 de
abril de 2013)
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