Redacción/ Proceso
MÉXICO, D.F.
(apro).- La relación de Luis Echeverría con la prensa mexicana fue uno de
tantos aspectos observados de cerca por el gobierno de Estados Unidos, cuya
embajada –presidida en aquel entonces por Joseph John Jova– descubrió que las
decisiones del ex presidente fueron determinantes en el destino de los
periódicos Excélsior, El Universal y El Sol de México.
De acuerdo con
cables de la diplomacia estadunidense difundidos por WikiLeaks, el “golpe a
Excélsior” consistió en la defenestración del entonces director del diario,
Julio Scherer García, debido a un “golpe” interno precisamente orquestado por
Echeverría.
Un documento de la
embajada de EU fechado el 12 de julio de 1976 (cuatro días después de la salida
de Scherer) y calificado como confidencial, señala que personal de la legación
se reunió con gente cercana al periodista y con analistas políticos mexicanos,
quienes coincidieron en que la autoría del hecho recaía en Echeverría, y que el
objetivo era el mismo: deshacerse de un poderoso oponente.
No obstante, ambas
fuentes, cuyos nombres no se revelan, dan una explicación muy distinta al
hecho.
Según el documento
firmado por Joseph John Jova, para los seguidores de Scherer el golpe fue
impulsado por la independencia de Excélsior y las notas críticas hacia el
régimen.
Por su parte, los
analistas aseguraron que “la irritación sobre la independencia de Excélsior
definitivamente no estaba involucrada. Al contrario, Excélsior, en cierto modo,
‘legitimó’ la administración de Echeverría mediante las frecuentes críticas de
diversas políticas gubernamentales. A despecho de la independencia del diario,
el liderazgo del periódico había sido genuinamente partidario del gobierno”.
El cable cita las
palabras de uno de los analistas: “Si Excélsior no hubiera existido, Echeverría
habría tenido que inventarlo”, a fin de hacer creíble su “política de
apertura”.
De acuerdo con esa
teoría, el ex presidente, quien gobernó México de 1970 a 1976, buscaba seguir
siendo el poder en la sombra después de que abandonó Palacio Nacional, y con
ese objetivo impuso a López Portillo como su sucesor, ya que en él podría tener
una mayor influencia.
Es en esta clave,
asienta la fuente de la embajada estadunidense, como debe leerse el ataque a
Scherer y su equipo: “Pese a que un Excélsior liderado por Scherer podría haber
sido independiente y un ocasional crítico de la administración de López Portillo,
podría haber sido un partidario, y podría haberse opuesto firmemente a los
esfuerzos de Echeverría (ya ex presidente) por conservar el poder político y la
influencia”.
De su lado, el
partidario de Scherer relató cuatro hechos del “golpe” que mostraban la
impronta echeverrista y demostraban que desde la oficina del presidente se
había fraguado el ataque: el invasor de los terrenos Paseos de Taxqueña,
propiedad de los trabajadores de Excélsior, se reunió varias veces con el líder
de los disidentes de Scherer (Regino Díaz Redondo) y con autoridades
gubernamentales;
Díaz Redondo formó “porras” (grupos de choque
armados) que intimidaron a los trabajadores apolíticos; Scherer pidió que la
policía o Echeverría protegieran las instalaciones del diario, pero ni el jefe
policiaco ni el presidente le tomaron la llamada;
y un cercano aliado de Echeverría, Enrique
González Pedrero, estuvo reclutando “periodistas respetables y académicos” para
llenar el hueco dejado por la partida de Scherer y alrededor de 48 colaboradores.
El cable concluye
que la embajada, hasta ese momento, no había conversado al respecto con
partidarios de Echeverría.
Sobre El Universal,
refiere que la legación del país del norte analizó en 1976 la supuesta
participación financiera del presidente Luis Echeverría Álvarez, que
presuntamente lo convertía en socio mayoritario del rotativo.
De acuerdo con un
cable enviado a Washington el 19 de mayo de 1976, el periodista José Pagés
Llergo, director de la revista Siempre, dijo que Echeverría controlaba 55% de
El Universal, en virtud de que el gobierno mexicano invirtió 5.2 millones de
dólares en la modernización del diario.
De manera paralela,
el cable firmado por el entonces embajador de EU en México reporta que el 14 de
abril de ese año, la empresa EMSA compró el periódico El Sol y sus 32 filiales.
Dicha empresa, añade, tenía como presidente al director de El Universal, Juan
Francisco Ealy Ortiz, y como tesorero a Mario Vázquez Raña, presuntamente
pariente lejano de Echeverría.
El cable también
destaca el rumor de que Televisa —que había actuado en favor de Miguel Alemán—
estaba soportando una fuerte presión para vender parte de sus activos.
“Asumiendo que la
información en los párrafos anteriores es sustancialmente verdadera, puede ser
que EMSA es una empresa fachada del presidente Echeverría y que la cadena de El
Sol y El Universal puede proveerlo de un instrumento útil para darle
visibilidad pública a sus puntos de vista después de que él deje el gobierno,
en un esquema similar al que Miguel Alemán utilizó a Televisa durante los años
recientes”, subraya el reporte, uno de 2 mil 600 en los que se mencionan las
actividades del ex presidente.
(PROCESO/ Redacción/ 11 de abril de 2013)
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