Agencia Proceso
México, DF.- Terminó
el sexenio de Felipe Calderón, inició el de Enrique Peña Nieto y la muerte
sigue instalada en nuestro país. Levantones, ejecuciones y narcofosas a lo
largo del país continúan siendo noticia de todos los días.
Pero no sólo eso,
los grupos criminales del país avanzan a pasos agigantados en el orbe. Su poder
de corrupción, violencia y muerte abarca no sólo Estados Unidos, Centroamérica,
Colombia, Argentina o Brasil.
Del continente
europeo que Joaquín “El Chapo” Guzmán, logró penetrar ahora ha brincado a Asia;
los últimos reportes de la PGR dan cuenta de ello, analistas estadounidenses
advierten sobre su presencia y alianza con grupos guerrilleros de Sudamérica.
En todas partes se
habla del poder del narcotráfico mexicano, sólo el gobierno, encabezado en este
momento por Enrique Peña Nieto, parece ser omiso en su responsabilidad. Me
refiero a la inacción en que ha caído por lo que a lavado de dinero se refiere
y la reglamentación que desde diciembre debió establecer.
Reportes de agencias
estadounidenses y británicas estiman que en México se lavan anualmente entre 20
mil y 40 mil millones de dólares. El narco, la trata de blancas, la pornografía
infantil, los casinos ilegales, la venta de inmuebles, joyas y otras vías por las
cuales se limpia el dinero negro, obtenido de manera ilegal, siguen encontrando
en nuestro país terreno fértil.
Durante el último
periodo de sesiones de la pasada legislatura, los diputados federales aprobaron
la ley para frenar operaciones con recursos de procedencia ilícita. Luego, hubo
de transcurrir el proceso electoral para que los nuevos senadores de la
República la avalaran. De inmediato, el aún gobierno de Felipe Calderón la
publicó en el Diario Oficial de la Federación para dejarle al entrante el
paquete de elaborar su reglamento y poder entonces, implementar frenos a esta
industria.
CASO OMISO A LA VIOLENCIA
Sin embargo, el
gobierno de Peña Nieto ha estado más ocupado aniquilando a la oposición
mediante el llamado Pacto por México, que no le ha dado tiempo para crear la
reglamentación que, por ley, tenía sólo 30 días para darlo a conocer.
En los primeros cien
días de la administración priista, la administración peñista se dedicó a
vanagloriarse por la detención de Elba Esther Gordillo, la Reforma Educativa y
la Reforma a la Ley Laboral que regaló a Felipe Calderón antes de concluir el
período, pero de la violencia, el narcotráfico y sus consecuencias económicas
nada ha dicho.
Resulta hasta de
pena ajena ver cómo los medios de comunicación, en su mayoría, se han vuelto
ciegos. Desde la llegada de Peña Nieto las ejecuciones, los enfrentamientos
entre cárteles, la aparición de narcofosas y el lavado de dinero ya no existen
en muchos medios, sobre todo del norte del país.
El general Naranjo,
a quien con tanta pasión defendió Peña Nieto en su campaña presentándolo como
el hombre que acabaría con esta violencia y ríos de sangre que sigue corriendo
por los rincones de nuestro país, parece haber desaparecido.
Lo mismo ha sucedido
con el verdadero hombre fuerte de México, Luis Videgaray, el secretario de
Hacienda que no ha podido articular un discurso anti lavado.
Sobre Videgaray
recae la responsabilidad de crear el reglamento mediante el cual se pretende
poner fin al lavado de dinero, sin embargo, las deudas de los estados y
municipios, y el presupuesto federal han ocupado más su tiempo.
De acuerdo con la
ley contra recursos de procedencia ilícita publicada el 17 de octubre de 2012,
el gobierno contaba con 30 días para emitir el reglamento; ya han pasado más de
tres meses y ello no ocurre.
A su vez, diputados
y senadores no han exigido al gobierno que cumpla con su obligación de hacerlo,
también han entrado a la espiral de las negociaciones fuera de San Lázaro y
dentro del Pacto por México que no han tenido tiempo para pensar en cómo frenar
al crimen organizado.
Y mientras
diputados, senadores, dirigentes de partidos, funcionarios federales y el
propio Peña Nieto siguen empalagados con las mieles del Pacto por México,
deslumbrando a la población con aquello de que este país avanza por la
civilidad política, en algún rincón del mundo “El Chapo” Guzmán estará agradeciéndoles
que lo dejen ser libre, ampliar sus horizontes en la venta de estupefacientes y
lavar sus millonarias ganancias en la economía mexicana, la cual a falta de
reglamentación sigue siendo un paraíso para cualquier grupo criminal.
(ZOCALO/ Proceso/ 30/03/2013 - 05:00 AM)
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