Brenda Quevedo Cruz, una de las personas acusadas por
Isabel Miranda de Wallace del secuestro y asesinato de su hijo, Hugo Alberto
Wallace, fue torturada en 2010, cuando estaba presa en el penal de las Islas
Marías y, por lo tanto, bajo la custodia de la Secretaría de Seguridad Pública
encabezada por Genaro García Luna. Un año después la CNDH evaluó a la mujer y,
de acuerdo con los parámetros del Protocolo de Estambul, concluyó que había
padecido castigos crueles, inhumanos y degradantes, un informe que la propia
CNDH ocultó. Pero el historial de García Luna y su gente durante el sexenio
pasado abarcan otros casos de abuso de autoridad, maltrato y tortura.
Anabel Hernández/ Proceso
MÉXICO, D.F.
(Proceso).- El viernes 15 de marzo la Comisión Nacional de los Derechos Humanos
(CNDH) interpuso ante la Procuraduría General de la República una denuncia
penal contra Genaro García Luna y otros exfuncionarios de la desaparecida
Agencia Federal de Investigación (AFI) por las violaciones a los derechos
humanos de la francesa Florence Cassez.
Pero el caso de
Cassez es sólo uno en el historial de García Luna. Bajo su mando, la AFI y la
Secretaría de Seguridad Pública (SSP) federal violaron de manera constante los
derechos humanos. Han comenzado a documentarse abusos de autoridad y torturas
en algunos complejos penitenciarios administrados por la SSP durante el sexenio
pasado. Algunos ya están siendo investigados por la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos (CIDH).
Proceso tiene copia
del resultado de la evaluación realizada a Brenda Quevedo Cruz –acusada del
presunto secuestro y asesinato de Hugo Alberto Wallace– bajo los términos del
Protocolo de Estambul (Manual de Investigación y Documentación Efectiva sobre
Tortura, Castigos y Tratamientos Crueles, Inhumanos o Degradantes).
El resultado –hasta
ahora inédito– de la evaluación hecha por la CNDH en 2011 prueba que Brenda
Quevedo fue brutalmente torturada en el complejo penal federal de las Islas
Marías estando bajo custodia de la SSP.
Otro caso: en
febrero de 2012 la familia de Javier Herrera Valles, excomisionado de la
Policía Federal, principal crítico de la gestión de García Luna y quien fue
encarcelado con base en testimonios falsos, presentó una queja ante la CNDH por
la golpiza que asegura sufrió, meses antes de ser puesto en libertad, en el
penal de máxima seguridad de Tepic, Nayarit, también bajo custodia de la SSP.
Aún más: Proceso
recabó declaraciones de familiares de presos del Centro Federal de Readaptación
Social número 3, Noreste, localizado en Matamoros, Tamaulipas, quienes se
quejan de trato inhumano, vejaciones y abusos sexuales de custodios y
comandantes contra presos durante el sexenio anterior (el penal de las Islas
Marías, otras cuatro cárceles federales y un centro federal de rehabilitación
psicosocial estaban bajo la administración, custodia y operación del Órgano
Administrativo Desconcentrado de Prevención y Readaptación Social, que dependía
de la SSP, encabezada por García Luna).
BRENDA QUEVEDO
En el complejo
federal penitenciario de las Islas Marías –donde por ley sólo pueden estar
presos los sentenciados–, Brenda Quevedo Cruz, acusada y aún no sentenciada por
el presunto secuestro y homicidio de Hugo Alberto Wallace, estaba apartada del
resto de la población femenil en un área conocida como La Borracha.
La madrugada del 13
de octubre de 2010 el comandante de custodios Javier Jiménez Santana y las
custodias Verónica Chávez Rojas y Eneyda Pérez sacaron a Quevedo de La Borracha
y la subieron a una camioneta.
El vehículo avanzó
por una carretera que bordea la isla María Madre (la mayor del archipiélago y
que alberga la prisión), según consta en la declaración hecha por Brenda el 30
de junio de 2011 en el consultorio del Centro Femenil Noroeste, en Tepic,
durante la evaluación aplicada por la visitadora adjunta adscrita a la Tercera
Visitaduría General de la CNDH.
Fue ese día cuando
la CNDH pudo entrevistar directamente a Quevedo y escuchar su denuncia. Ahí se
corroboró la tortura de la que fue víctima la joven, cuando la SSP, con García
Luna como titular, era responsable de la administración y manejo del centro
penitenciario. La directora del anexo femenil del penal de las Islas Marías era
María Teresa López Aboites.
Brenda, expareja de
Jacobo Tagle, fue extraditada de Estados Unidos el 26 de septiembre de 2009
acusada del secuestro y homicidio de Hugo Alberto Wallace, quien según su
madre, Isabel Miranda de Wallace, ocurrió el 11 de julio de 2005. Miranda de
Wallace acusa a Quevedo, Tagle, César Freyre, Juana Hilda González y a los
hermanos Tony y Alberto Castillo de haber hecho desaparecer a su hijo.
–¿A dónde me llevan?
–preguntó Brenda.
–No tienes derecho a
decir nada, sabes que estás en un caso muy fuerte y unas personas quieren
hablar contigo.
–No me dejen sola…
–Nadie va a tocarte
–dijo
Jiménez Santana. Esa promesa no la cumplió.
La dejaron sola en
una casa en obra negra donde había muchas ratas. La metieron a un cuarto
pequeño donde no había muebles, sólo una cobija en el suelo. La puerta no tenía
cerradura.
Hacia la una de la
tarde del 14 de octubre de 2010 llegó al lugar una camioneta de la que bajaron
cinco o seis hombres encapuchados con pantalones de mezclilla y camisas
blancas.
–¡Chingaste a tu
madre otra vez!, ¡creíste que no nos volverías a ver! –gritó uno de ellos al
entrar al cuartito.
Le vendaron los
ojos, la envolvieron con una cobija a la altura del torso y la ataron con cinta
para inmovilizarla. La tiraron al piso boca arriba, le quitaron los zapatos y
las calcetas y le pusieron en el dedo gordo de un pie un alambre. Le echaron
agua en la cara; sin poder moverse Quevedo sentía que se ahogaba. También
mojaron la cobija.
–¡Ahora sí pides
perdón, perra! Vamos a hacerte respetar a la gente –le dijo uno de los hombres.
La golpearon con los
codos en el pecho, le pegaron en las orejas y la amenazaron con dañar a su
madre, la señora Enriqueta Cruz, y a su hermano.
–Te crees edecán
pero eres una prostituta. Un perro vale más que tú –la insultaban.
Uno de los hombres
le bajó el pantalón, le separó las piernas y le metió el puño en la vagina. Lo
hizo varias veces.
–¿Qué se siente? –le
preguntaba mientras repetía la acción.
Después le dieron
toques eléctricos con el alambre que le pusieron en el pie.
–Vas a sentir como
que te vas quemando poco a poco –le dijo uno de ellos.
El propósito de la
tortura era obligarla a confesar que había participado en el secuestro y
homicidio de Hugo Alberto Wallace. La madre de éste, María Isabel Miranda, ex candidata
del PAN a la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, era muy cercana al entonces
presidente Felipe Calderón y al titular de la SSP, Genaro García Luna. Quevedo
no confesó y en todo el proceso se ha declarado inocente de los cargos que se
le imputan.
La tortura duró
cerca de tres horas. Después los encapuchados la desataron y se fueron. Brenda
Quevedo se quedó hasta la madrugada del 15 de octubre en esa casa. Al amanecer
de ese día Jiménez Santana fue por ella y la llevó de regreso a La Borracha.
Ningún médico
certificó el estado de salud de Brenda Quevedo pese a que estaba visiblemente
lastimada, tenía sangrado vaginal y un absceso en el seno derecho. Estuvo
incomunicada de su familia durante un mes, hasta que finalmente pudo hablar con
su madre, Enriqueta Cruz, quien recurrió a la CNDH. Brenda actualmente está
recluida en el penal federal de Tepic.
(Fragmento del reportaje que se publica en
Proceso 1900, ya en circulación)
(PROCESO/ Anabel Hernández/ 30 de marzo de 2013)
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