Redacción/ Proceso
MÉXICO, D.F.
(apro).- Durante 24 años Elba Esther Gordillo tejió una red de complicidades
que le ayudó a mantenerse en los primeros niveles del poder.
En ese tiempo se especializó
en el uso estratégico del dinero, que, por donde quiera, le llegaba. Sabía
exactamente cómo y por dónde seducir a políticos, periodistas, intelectuales,
maestros, escritores y mucha gente que se le acercaba. Era una maestra en el
arte de la corrupción. Todo en secreto.
Ahora que está tras
de las rejas, esos secretos seguramente son su moneda de cambio para salir
libre o continuar el proceso desde su domicilio.
Parte de esos
secretos son las ayudas monetarias y de estructura que ofreció a políticos de
todos los colores en sus campañas como candidatos a legisladores, alcaldes,
gobernadores y hasta para presidentes de la República.
Cuando fue priista,
Gordillo Morales dio a su partido mucho dinero y el apoyo de los maestros del
Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), para que sus
respectivos candidatos obtuvieran el triunfo, igual que aquellos emanados del
propio gremio magisterial, como el actual secretario de Gobernación, Miguel
Osorio Chong, ex gobernador de Hidalgo, o Rubén Moreira, ex gobernador de
Coahuila y ex líder nacional del PRI.
También usó el
dinero del SNTE para frenar a sus enemigos: Ulises Ruiz, en Oaxaca; Jorge Hank,
en Baja California, o Roberto Madrazo cuando buscó la Presidencia de la
República en 2006.
Igualmente
desembolsó millones de pesos para ayudar a sus aliados. Tal es el caso de los
panistas Guadalupe Osuna Millán, en Baja California, así como Vicente Fox y
Felipe Calderón, cuando contendieron por la Presidencia.
Los favores de la
maestra también alcanzaron a los intelectuales, quienes impartían “conferencias
magistrales” que por supuesto cobraban, o simplemente la apoyaron con ideas,
como es el caso de Manuel Camacho Solís, Marcelo Ebrard, Enrique Krauze, Jorge
G. Castañeda, entre muchos otros que cita el profesor José Escobedo en su libro
Elba Esther, la dueña del SNTE.
Gordillo usó el
dinero del sindicato magisterial, y también los recursos que le entregaban el
gobierno federal y los mandatarios estatales, para echar a andar la máquina
política por muchos años. Fue pura corrupción, o sea el aceite con que camina
la máquina del poder en México, como dijo alguna vez el ex presidente Miguel de
la Madrid.
Durante 24 años, la
líder del SNTE se dedicó precisamente a eso, a aceitar la máquina del poder
político con el dinero de los maestros, de las escuelas y de los alumnos.
Hoy que está en la
cárcel, seguramente estará pensando si puede utilizar esta información y cómo
hacerlo. Esos secretos son su llave de salida y, como personaje hecho dentro de
la política mexicana, sabe que la traición es una de las leyes principales que se
aplican cada vez que hay ajustes de cuentas.
Por eso, muchos de
los que recibieron sus favores durante sus 24 años de reinado frente al SNTE,
seguramente estarán pensando si en algún momento la maestra hará uso de esa
información privilegiada para su beneficio propio, si lo hace público o lo
negocia con el equipo de Enrique Peña Nieto para recibir los beneficios de la
impunidad.
Twitter: @GilOlmos
(PROCESO/ José Gil Olmos/ 27 de marzo de 2013)
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