En una agencia de colocaciones familiar se ha
convertido la administración municipal de Guaymas.
Águeda Barojas
Siempre ha sido así
con gobiernos priistas, panistas y perredistas, pero este era el gobierno del
rumbo, el del cambio prometido.
Va de nuez, mañana
se cumplen los seis meses de gobierno y nada, pero no hay que desesperar,
conociendo al presidente municipal, Otto Claussen Iberri, puede ser que le eche
toda la carne al asador hasta el próximo año, una vez que se aproximen las
elecciones del 2015.
Y es que más vale
hacer al final que al principio ¿no? Más si se tienen aspiraciones políticas.
Por qué creen que el
presidente municipal de Empalme prefirió aventarse el “tiro” de incrementar la
tarifa del agua, llegando, llegando.
Lo mismo sucede con
el alcalde de Guaymas. Si bien es cierto el Gobierno Federal apenas está
arrancando, es lógico que prefiera detonar todos los proyectos al final y no al
principio.
Sin embargo y a
pesar de que lo anterior pudiera tener lógica, el principio siempre será
importante para definir el rumbo.
Pero este rumbo de
los primeros meses de gobierno nos indica que hay más de lo mismo.
De sobra se ha
señalado el sello que Claussen Iberri tiene para “gobernar”, si es que a eso
que hace se le puede llamar así.
Seis meses después y
por fin se dio el primer cambio en materia de Seguridad Pública.
Y aunque eso no
resuelve el problema ni lo es tan trascendente para mejorarlo, por lo menos nos
indica que ya salieron del letargo en el que estaban.
Ayer fue nombrado
nuevo comandante de policía en San Carlos Luis Moreno García.
¿Quién es Luis
Moreno García? Pudiera repetir todas las maravillas que el boletín de prensa
del Ayuntamiento dice de él, pero prefiero decirles lo que investigue.
Primero y lo que es
de todos conocido, es padre del director de Asuntos Internos, el mismo que
recibe quejas ciudadanas contra policías y comandantes. El mismo que tiene
archivada una denuncia ciudadana contra Francisco Vidaurrázaga Soto.
Que dilema tan
grande tendrá este funcionario si es que alguna vez, ojalá que no, alguien
denuncia a su padre.
Segundo, para saber
quién es el nuevo comandante y para hacerle justicia porque lo único que
sabíamos es que era padre de y compadre de Alfonso Flores, entré a Google a buscarlo.
Y es que si, según
el Ayuntamiento ha ocupado tantos cargos importantes en Nogales, Baja
California y Acapulco Guerrero, Acaponeta y Tepic Nayarit, Tijuana Baja
California, Uruapan Michoacán, Manzanillo Colima, Mazatlán Sinaloa, Villa
Hermosa Tabasco, pensé que algo debía encontrar.
¿Qué creen? Pues no
encontré nada. Nada, de nada. Sólo la nota que hace referencia a su llegada a
San Carlos. ¿Que alguien me expliqué?
Para su fortuna,
tampoco hubo nada malo, simplemente nada.
El nombramiento de
este nuevo funcionario emparentado con otros, hizo recordar que no es el único
que labora en la administración municipal con parientes pobres.
Walter De Cima,
titular de Desarrollo Económico, logró acomodar otra vez, a su esposa en
Relaciones Exteriores, donde pasará sin pena ni gloria, pero si cobrará, por
supuesto.
Eduardo Gaxiola
Márquez, secretario particular del alcalde logró meter a su hijo a la Profeco.
Otro que pasará sin pena ni gloria, pero que también cobrará.
La directora de
Recursos Humanos, Zulma Zazueta metió a
su hermano en Acción Cívica.
También ocupan
cargos en la administración los hermanos Alfonso y Carlos Flores. Ah y la
esposa del administrador de la APIM.
Los Claussen no
pueden faltar, Juan Carlos Bellot Claussen está en Servicios Públicos
Municipales y Ana Carolina Claussen Brossig, es la reciente adquisición de la
Casa de Piedra. La prima del alcalde va como administradora del Auditorio
Cívico.
Y mejor le paramos
porque no acabamos, este árbol del nepotismo está muy frondoso, lo dejaremos
para una segunda parte.
LO QUE ENTRÓ, SALIÓ
Y se dieron las 10 y
las 12 y la una y las dos y nomás no llegó el informe de las festividades del
Carnaval.
Alfonso Uribe
Corona, titular del Instituto de Festividades, realmente tenía la intención de
dar a conocer el resultado financiero de la fiesta a los dos o tres días
después de que concluyeran.
Quién sabe qué pasó
que no fue así y a más de un mes de haber concluido las fiestas lo único que
los guaymenses saben es que lo que entró, salió. ¿Para dónde salió? Ah pues eso
sí quién sabe.
No extraña para nada
que ni un sólo regidor levante la voz, ni extraña que la adormilada “oposición”
del cabildo se quede callada. Antes como antes y ahora también.
(EL PORTAL DE LA NOTICIA/ Águeda Barojas
Ontiveros/ Jueves, 14 de Marzo de 2013
18:40)
No hay comentarios:
Publicar un comentario