1ER. TIEMPO: El Grupo de los
10… casi decidió. A escaso un mes de la elección presidencial de 2006, la
campaña de Felipe Calderón se quedó sin dinero. En crisis, su coordinadora de
campaña, Josefina Vázquez Mota, tomó un avión a Monterrey para ir a hablar con
el llamado Grupo de los 10, que son los principales empresarios del norte del
país y pedirles apoyos. Regresó con recursos suficientes para terminar la
campaña y ganar la elección. Los empresarios regios habían tratado de jugar
aquella elección de una forma más abierta, y quien era el jefe del grupo,
Lorenzo Zambrano, presidente de Cemex, buscó a Andrés Manuel López Obrador. El
candidato de la izquierda le mandó decir que hablaría con él, pero hasta
pasadas las elecciones. No quería, decía él, establecer ningún compromiso antes
de ganar la Presidencia. Perdió doble, con Calderón y con los empresarios que
quedaron resentidos de aquel desplante con Zambrano. Decepcionados del PAN y
molestos con el gobernador priista Rodrigo Medina, el Grupo de los 10 volvió a
jugar en otras elecciones y apoyaron con todo —dinero, por ejemplo—, a Jaime
Rodríguez, El Bronco, quien ganó la gubernatura de Nuevo León en 2015. Su
esperanza, un candidato independiente forjado por ellos, resultó otra decepción
y lo han abandonado. En noviembre de 2016 López Obrador buscó enmendar los
errores del pasado y de la mano del empresario regiomontano Alfonso Romo, se
volvió a reunir con ellos. Fueron casi todos menos uno, quien sustituyó a
Zambrano como jefe de grupo cuando murió en 2014, José Antonio Fernández,
presidente de FEMSA. Fernández es el único empresario regio que abiertamente
está en contra de López Obrador, y su voz pesa en el Grupo de los 10. Los
empresarios que acudieron a aquella reunión le pidieron a López Obrador que
remplazara a Romo como interlocutor, quien es mal visto por apoderarse en
tribunales de la fortuna de una de las familias de abolengo. López Obrador no
les hizo caso. El Grupo de los 10 no ha mostrado aún hacia dónde se va a
inclinar, pero por exclusión, no irán con El Bronco, tampoco con el PRI, y el
apoyo a López Obrador está muy distante. Le quedan el frente, con Ricardo Anaya
de candidato, o la esperanza de que crezca Margarita Zavala, que es quien más
cerca está de sus corazones.
04 AYUDA DE MEMORIA 88
2O. TIEMPO: La realeza de la
Ciudad de México. En las dos elecciones presidenciales donde ha participado
Andrés Manuel López Obrador, el choque con la clase empresarial ha sido
constante. Sólo hay uno con quien ha mantenido una relación, Carlos Slim. López
Obrador, quien solía generalizar a los empresarios de la Ciudad de México con
el apoyo a lo que llama “la mafia del poder”, los poderes fácticos, políticos,
económicos y mediáticos a quienes responsabiliza de hacer campañas en su
contra, siempre cuidó de no lastimar a Slim, que había sido generoso en pautas
publicitarias con dos periódicos que por diferentes razones ideológicas,
respaldaron editorialmente a López Obrador en sus dos campañas previas, La
Jornada y Reforma. López Obrador tiene enlaces directos con el círculo íntimo
de Slim desde hace varios años, mucho antes que Miguel Torruco, quien trabajó a
su lado en la campaña presidencial de 2012 y lo está haciendo en la actual, se
convirtiera en consuegro del magnate en 2010. Slim, como la mayoría de los
empresarios en la Ciudad de México, siempre tienen cuidado en mantener
equilibrio en sus apoyos financieros a los candidatos, pero hasta la contienda
de 2018 es cuando se ha visto una mayor presencia en reuniones privadas con
López Obrador. Desde el otoño, Marcos Fastlicht, el empresario que es suegro de
Emilio Azcárraga Jean, hasta hace unos meses jerarca de Televisa, ha sido
anfitrión para acercar a López Obrador con quienes nunca había tenido relación. El principal objetivo
es una de las mujeres más ricas de México y de las más respetadas, María
Asunción Aramburuzabala, quien no ha declinado ninguna de las invitaciones que
le han formulado para platicar con López Obrador. Otros empresarios capitalinos
que han visto en López Obrador una eventual opción en la Presidencia son
Ricardo Salinas, presidente del grupo que tiene entre sus propiedades TV
Azteca, que incluso prestó a Esteban Moctezuma, quien preside la Fundación
Azteca, a la campaña presidencial y al gabinete designado por López Obrador.
También abrió otra fuente de apoyo, la de Alfredo Harp Helú, primo de Slim, y
cuya sobrina, Susana, fue nombrada coordinadora de Morena en Oaxaca. A
diferencia del Grupo de los 10, en este momento está más codificado hacia dónde
se inclinará en definitiva este grupo de multimillonarios en el momento real de
los apoyos a los candidatos. Pero no todos en su sector en la Ciudad de México
esconden sus preferencias. Otros ya las abrieron.
3ER. TIEMPO: Los que ya
votaron por Meade. Las cúpulas empresariales tenían claro en diciembre a quién
de los candidatos iban a apoyar: José Antonio Meade, precandidatos del PRI,
Partido Verde y Nueva Alianza. “Tiene una visión clara del futuro de México”,
dice Juan Pablo Castañón, presidente del Consejo Coordinador Empresarial. “Siempre
ha sido amigo de los industriales”, secunda Manuel Herrera, presidente de la
Confederación de Cámaras Industriales, la Concamín. Pero nadie ha sido tan
claro como Claudio X. González Laporte, miembro del Consejo de Negocios, quien
ha repetido por meses que Meade es el mejor. González Laporte es miembro del
Consejo de Negocios, presidido por Alejandro Ramírez, el jefe de Cinépolis, y
encargaron una encuesta para saber las posibilidades de Meade. Los resultados
no lo beneficiaron, por lo que se están inclinando hacia el candidato del
Frente opositor: Ricardo Anaya. A Andrés Manuel López Obrador le temen; es un
viejo enemigo. En los últimos días, López Obrador ha señalado directamente a
González Laporte de estar financiando las guerras sucias en su contra. El
expresidente de Kimberly Clark, sin embargo, no es el principal destinatario
del tabasqueño. López Obrador tiene en la mira al expresidente Carlos Salinas,
con quien González Laporte ha estado vinculado por más de 40 años, y que
integra un eje de poder que se mueve del apoyo al PRI al PAN. Salinas tiene
tendidos puentes sólidos con panistas, y una parte importante de los
empresarios está lista para sumarse a su cruzada contra López Obrador,
respaldando a Anaya. Con información o intuitivamente, el abanderado de Morena
identifica a sus primeros enemigos de cuidado y comenzó a vacunarse. Este
tercer grupo nunca votará por él. El Grupo de los 10, aunque sin el antagonismo
del pasado, tampoco. Sólo en el segundo grupo tiene una buena entrada, pero no
significan apoyos. La clase empresarial sigue siendo anti López Obrador y cada
vez más, pensando que su voto y dinero tendrán que apuntalar a Anaya.
En permanente exploración de nuevas formas para acercarse al lector, la columna Estrictamente Personal ha buscado durante más de tres lustros decodificar la toma de decisiones en la política mexicana y exponer las tensiones del sistema en el que operan. Los parámetros técnicos del género no han sido barrera nunca para que en el formato de columna se mezclen otros géneros como el del reportaje y la crónica, con un énfasis permanente en la investigación y en la explicación de los fenómenos que afectan a la sociedad.
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