Las redes sociales
transformaron brutalmente la comunicación y la política en el mundo. Facebook
logró que la gente se conectara con la política como nunca antes, y que los
estrategas de campañas electorales pudieran diseñar modelos para atacar
quirúrgicamente grupos para atraer su voto. “Facebook”, escribió la autora de
best-sellers Traci Andrighetti, “ha alterado profundamente los procesos
políticos no sólo en Estados Unidos sino en el mundo”. Facebook es la arena
pública donde de los políticos se promueven. Facebook construye cadenas de
personas, mientras Twitter, otra de las monstruosas redes sociales, arma
cadenas de ideas y temas en 140 caracteres, que se disparan con la velocidad
como se escriben. La brevedad requiere ordenamiento mental sintáctico, pero la
rapidez pone a prueba la razón. Produce, señalan provocadora e incendiariamente
los expertos, una idiotez colectiva.
Evan Williams es el último,
pero el más radical, de los beligerantes. Es uno de los fundadores de Twitter y
hoy en día uno de los empresarios más temerarios de Silicon Valley. Este
miércoles le dio una entrevista al programa “Today” de la cadena 4 de radio de
la BBC de Londres, donde señaló cómo el ecosistema de los medios se basa en
pequeños lapsos de atención que hacen al mundo más estúpido. “Este ecosistema
está apoyado y florece a partir de la atención que se le da. Punto. Y esto es
lo que nos hace más tontos y no más listos”, agregó. “Donald Trump es el
síntoma de esto”.
La elección de Trump como
Presidente, dijo, demostró cómo el mayor uso de las plataformas de las redes
sociales está embruteciendo a todos, por la forma como se disemina, se usa, se
consume y se procesa lo que ahí se afirma. Pero no hay que confundirse. “El
mayor problema no es si Donald Trump usó Twitter para ser electo, aunque él lo
diga así”, añadió Williams. “Es la calidad de la información que consumimos lo
que está reforzando creencias peligrosas y aislando a la gente, limitándola
para no tener una mentalidad abierta y un respeto por la verdad”. Como todas
las plataformas digitales, como antes los medios convencionales, no son las
herramientas y los vehículos perversos o irresponsables, sino quienes así las
utilizan.
“Twitter no es lo peor de lo
que existe”, dijo Williams, “son los medios impulsados por la publicidad que
revuelven cosas minuto a minuto donde su única medida es si alguien le da un
clic o no. Por tanto, citar los tweets de Trump, o la última estupidez que dice
cualquier candidato político o cualquier persona, es una forma efectiva de
explotar los instintos básicos de la gente. Esto está atontando a todo el
mundo”. Se aprovechan de ello los mercenarios del periodismo, quienes inventan
episodios que saben que son mentiras, o presumen de repudiar los controles
editoriales de los medios de comunicación, porque para sus plataformas matar
una persona no es importante, porque la pueden revivir en cualquier momento y
volverla a matar y revivir, porque florecen en la estimulación de las
emociones, de avivar las pasiones,
difamar sin rendición de cuentas y cobrar por los clics. Son exitosos, pero
perniciosos.
Es la lucha del momento. “Se
necesita información en la que podamos creer, que significa que no tiene que
ser financiada únicamente por la publicidad, porque eso distorsiona todo”,
indicó Williams. “Una de mis más grandes enseñanzas durante las dos últimas
décadas es que el acceso a la información solamente, no nos hace más listos.
Las noticias falsas son sólo una parte del problema. Otra es la calidad y la
profundidad de la información. ¿Está actualmente construyendo nuestro
entendimiento o profundizando nuestra comprensión del mundo, o sólo es ruido?”.
Hay una parte maravillosa de
las redes sociales, que convierten a cada persona en guardián contra los abusos
y en freno importante a la impunidad. Pero abundan los abusos, proyectados como
un Armagedón en una reciente película de Tom Hanks y Emma Watson, “The Circle”,
sobre cómo el puritanismo maniqueo de la transparencia, sin control ni filtros,
puede transformar a una sociedad y convertirla en una actora permanente de una
realidad que no existe. En las redes sociales, en efecto, hay mucho ruido como
sostiene Williams, que explica de esa manera todo el volumen de información que
no sirve ni tiene valor alguno.
Se recurre de manera
preponderante a Twitter para hacer todo ese ruido, la red que oscila entre la
velocidad para transmitir información de utilidad, provista en su mayor parte
por testigos presenciales y responsables de hechos o por medios de información,
y lo que el cronista deportivo español Santiago Segurola describió alguna vez
en un breve texto, como una “cantina de borrachos”. Hay mucha violencia en las
redes y poca información. En Estados Unidos, de acuerdo con el Pew Research
Center, el 40 por ciento de las personas son agredidas en Twitter, donde se
privilegia un discurso ramplón y violento. México es considerado por la Unión
Europea como una de las tres naciones donde más agresividad hay en las redes
sociales. Y Roy Campos, director de Consulta Mitofsky, afirma que el 40 por
ciento aproximado de todas las cuentas de Twitter en México, son utilizadas
para atacar.
Bill Keller, cuando aún era
director ejecutivo en The New York Times, escribió en 2011 “La Trampa de
Twitter”, donde, como conclusión, recordó a la escritora Meg Woitzer, que
recién acababa de publicar “The Uncopling”, y que describía a los jóvenes de
esos años como “la generación que tenía información, pero sin contexto.
Mantequilla, pero sin pan. Antojo, pero sin anhelo”. Qué tanta razón tenía.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
twitter: @rivapa
(NOROESTE/ ESTRICTAMENTE PERSONAL/ RAYMUNDO RIVA
PALACIO/ 15/09/2017 | 04:04 AM)
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