Tamaulipas es una entidad donde el
crimen organizado sentó sus reales desde hace décadas y ha sometido a su
población a asesinatos, secuestros extorsiones, decapitaciones, balaceras y
bombazos, sin que las autoridades estatales e incluso federales hayan podido
derrotar a los cárteles que se han disputado ese territorio. Es también, y no
por casualidad, el único estado de la República donde dos de sus ex
gobernadores son investigados en Estados Unidos por lavado de dinero producto
del narcotráfico. Analistas y políticos opositores al PRI, el único partido que
ha gobernado la entidad en casi 80 años, coinciden que la complicidad entre la
élite política y el narco es cada vez más estrecha. El Gobierno de Egidio Torre
Cantú no es la excepción: desde su campaña se señaló que dinero sucio lo
financiaba y el pasado 18 de noviembre, durante su V Informe de Gobierno, se
dio el lujo de saludar efusivamente a uno de los ex gobernadores acusados por
el FBI: Eugenio Hernández Flores.
Ciudad de México, 9 de
diciembre (SinEmbargo).– Una de las primeras acciones de Jesús Murillo Karam
como Procurador General de la República fue cuestionar la fiabilidad del
programa de testigos protegidos. Era diciembre de 2012, a menos de un mes del
inicio del nuevo sexenio, cuando medios nacionales empezaron a reportar que el
nuevo Fiscal priista desestimaba, sobre todo, los testimonios de las
averiguaciones iniciadas en el Gobierno de Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012)
contra los ex gobernadores tamaulipecos Tomás Yárrington Ruvalcaba y Eugenio
Hernández Flores por presunta protección al narcotráfico.
En Estados Unidos, sin
embargo, las investigaciones estaban tan avanzadas que el Gobierno federal
confiscó ese mismo mes de diciembre un lujoso condominio ubicado en la parte
sur de Isla del Padre, Texas, propiedad de Yárrington Ruvalcaba y sospechoso
haber sido adquirido en una operación de lavado de dinero procedente del
tráfico de drogas.
En mayo siguiente, un Juzgado
federal con sede en Brownsville, Texas, formuló el expediente B-12–435–S1 y
acusó formalmente al ex mandatario de haber recibido sobornos del narcotráfico
desde al menos 1998, cuando era candidato del Partido Revolucionario
Institucional (PRI) al Gobierno del estado y el dinero le llegaba, dice la
acusación oficial, “a través de la Policía Estatal” del entonces Gobernador
Manuel Cavazos Lerma, también priista y hoy Senador de la República.
Eugenio Hernández Flores, por
su parte, fue acusado por lavado de dinero el pasado 27 de mayo, cuando el
Juzgado federal con sede en Corpus Christi, Texas, lo señaló en el expediente
C–14–178–S como probable responsable de “transferir, transmitir y tratar de
trasmitir instrumentos y fondos relacionados con el producto de actividades
ilícitas”.
La persecución en Estados
Unidos, sin embargo, ha contrastado desde el inicio del sexenio de Enrique Peña
Nieto con la inacción de la PGR, que tiene pendiente ejecutar una orden de
aprehensión contra Yárrington desde el 27 de febrero de 2014, cuando la
justicia federal le negó al ex mandatario un amparo.
En el caso de “Geño”
Hernández Flores, las acusaciones de Estados Unidos difieren en México, además,
con la exhibición de su protección política. Ni aun el anuncio difundido el
pasado 19 de junio por el Buró Federal de Investigación norteamericano (FBI),
que busca asegurarle 30 millones de dólares y cuatro propiedades, parece
preocuparle. Al contrario. Sentado en primera fila en el Centro de Convenciones
de Tampico el pasado 18 de noviembre, durante el Quinto Informe del Gobernador
Egidio Torre Cantú, el político acusado en Estados Unidos de lavado de recursos
de procedencia ilícita recibió del actual mandatario priista un agradecimiento
público por su presencia.
“Aprecio mucho que me
acompañen los ex Gobernadores de nuestro estado”, dijo Torre Cantú desde el
podio en alusión a Cavazos Lerma y Hernández Flores. “’Geño’, como siempre”,
agregó el Gobernador.
Sonriente, ubicado entre el
Gobernador poblano Rafael Moreno Valle y Cavazos Lerma, Hernández Flores se
levantó de su asiento y, con el brazo en señal de agradecimiento, correspondió
el saludo del titular del Ejecutivo local.
El Gobernador Egidio Torre Cantú, sus
antecesores Manuel Cavazos Lerma y Tomás Yárrington. Foto: Especial
Tamaulipas ha sido uno de los
estados de la República con mayores consecuencias por la presencia del crimen
organizado. Secuestros masivos, homicidios, desapariciones, extorsiones,
decapitaciones, balaceras e incluso la detonación de explosivos han hecho víctimas
a miles de habitantes de aquella región desde hace más de una década. Los
hallazgos de fosas clandestinas con cientos de cuerpos de migrantes
latinoamericanos y la violencia contra quienes reportan los hechos, además, son
otros de sus rasgos criminales característicos.
Es, también, el único estado
de la república que tiene a dos de sus tres últimos gobernadores públicamente
buscados por narcotráfico y lavado de dinero en Estados Unidos.
Y es precisamente ese grado
de complicidad entre la élite política y el crimen organizado, dice el Senador
panista por Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca, la primera explicación
del grado de control alcanzado por la delincuencia sobre la población en el
estado.
“En Tamaulipas se generó el
crimen-político-organizado”, dice el también secretario de la Comisión de
Marina y nuevo presidente de la Comisión de Defensa Nacional del Senado.
“Es importante entender por
qué Tamaulipas tiene estos indicadores; ¿por casualidad? No, es por todo esto,
porque históricamente ha pasado todo esto, y lo han dejado crecer y crecer”,
agrega el también ex Alcalde de Reynosa y precandidato panista al Gobierno
tamaulipeco.
En entrevista, García asegura
que, aparte de los sobornos que señala Estados Unidos, durante el Gobierno de Hernández
Flores se produjo una “fusión de estructuras” entre la delincuencia organizada
y las instituciones oficiales, sobre todo a partir de 2007, cuando para ganar
la elección intermedia, afirma, el Ejecutivo recurrió al crimen para atacar e
intimidar a los opositores.
Así, reportaron García y
otros panistas en una denuncia de hechos recibida el 16 de octubre de ese 2007
en la Procuraduría General de la República (PGR), hombres armados se acercaron
al personal de la entonces Senadora Lázara Nelly González, en Ciudad Victoria,
para advertirle que le “bajara” a las declaraciones en las que pedía a
Hernández Flores no intervenir en las elecciones. En Reynosa, agrega la
querella, hombres armados abordaron al entonces candidato panista Gerardo Peña
Flores, le exigieron salir de la contienda de la alcaldía y le advirtieron que
“le tocaba ganar al PRI, que era un aviso”.
Y también en ese contexto, el
29 de noviembre, fue asesinado el candidato petista Juan Antonio Guajardo
Anzaldúa, derrotado en la elección por la Alcaldía de Río Bravo y cuyo
resultado buscaba impugnar.
“Fue tal la desesperación de
‘Geño’ que recurrió a éstos, compartieron estructuras y surge el ‘crimen
político organizado’. En 2008 y 2009, ya veíamos que esta gente no sólo pedía
derecho de piso, sino también obras públicas, proveedurías”, dice García.
En 2010, Los Zetas se
escinden del Cartel del Golfo y, en plena campaña por la gubernatura, se
registra el homicidio del candidato priista Rodolfo Torre Cantú. “Cuando se da
esto, es ‘con melón o con sandía’, y yo digo ‘se fue con melón, y reaccionó
sandía’; ambos protegidos por el sistema político. Hubo alguien en el sistema a
quien no convino. Fue un tema político. Nadie del PRI en Tamaulipas exige
justicia por el asesinato porque hay una clase política metida ahí; llegaron
con compromisos”, asegura.
De acuerdo con los documentos
del Gobierno norteamericano, existe evidencia de que el crimen organizado ha
financiado las campañas políticas de Tamaulipas desde hace casi dos décadas. La
acusación contra Yárrington Ruvalcaba señala que desde 1998 y “de manera
regular”, tanto el Cartel del Golfo como su entonces brazo armado, Los Zetas,
destinaron grandes sumas de dinero para pagar la protección de sus negocios
ilícitos no sólo al ex mandatario priista, sino a una vasta red de políticos y
funcionarios de alto nivel, candidatos e incluso miembros del Poder Judicial.
“Con el fin de continuar con
sus negocios ilegales, los integrantes del Cartel del Golfo usaron parte de sus
ganancias ilegales para pagar grandes sobornos a funcionarios electos de alto
nivel, así como a candidatos, de manera regular. El propósito de tales sobornos
era permitir a los integrantes del Cartel del Golfo continuar con sus
actividades ilegales con poca o nula interferencia de las autoridades
policiacas en el Estado de Tamaulipas”, dice la acusación.
“Los sobornos fueron pagados
directamente a funcionarios corruptos en cargos de elección de alto nivel, a
sus aliados, candidatos corruptos para cargos de elección de alto nivel, autoridades
policiacas y personas del sector judicial del Estado de Tamaulipas. Las fuentes
de tales pagos incluyen las ganancias de las actividades criminales del Cartel
de Golfo, sus aliados y sus asociados”, agrega el documento.
De manera oficial, el
Gobierno de Estados Unidos ha acusado a Yárrington, a Hernández Flores, a un
cuñado de éste –Oscar Gómez Guerra– y a otros de sus presuntos prestanombres.
Al gabinete de Torre Cantú lo
alcanzaron las acusaciones el 24 de diciembre de 2014, cuando el Buró Federal
de Investigación (FBI, por sus siglas en inglés) informó haber asegurado una
cuenta bancaria al entonces Secretario de Desarrollo Social del estado, Homero
de la Garza Tamez, quien también fungió como director del Instituto Tamaulipeco
de Vivienda y Urbanismo (ITAVU) en el sexenio de Hernández Flores. El esquema
de lavado de dinero, hizo notar el FBI, implicó los procedimientos
institucionales para la asignación de obras públicas en el estado.
“La cuenta, contenida en (la
firma financiera) UBS Financial Services, Inc., en McAllen, Texas contenía un
millón 109 mil 989.66 dólares para noviembre 4 de 2014. El Gobierno argumenta,
como base del aseguramiento, que los fondos de la cuenta estuvieron envueltos
en una transacción de lavado de dinero, que la propiedad constituye o se deriva
de ingresos rastreables a delitos como el soborno de un oficial público, robo o
malversación de recursos públicos por y/o para beneficio de un servidor
público”, indicó el comunicado de la División San Antonio del FBI.
“La acusación agrega que,
durante su cargo como director del ITAVU, Homero de la Garza Tamez habría
recibido dinero como sobornos por parte de contratistas beneficiados por el
Gobierno del Estado después de que Homero de la Garza Tamez y otros
falsificaran y manipularan los contratos durante el proceso de asignación”,
explicó el texto.
Siete meses después, en
Tamaulipas, los magistrados del Supremo Tribunal de Justicia del estado
eligieron como presidente del Poder Judicial a Hernán de la Garza Tamez,
hermano del ex funcionario señalado.
La forma en la que el
Gobierno de Tamaulipas aborda el problema del crimen organizado fue de nuevo
motivo de noticia el pasado 17 de junio, cuando Torre Cantú encabezó un evento
público en Reynosa para inaugurar diversas obras de pavimentación; entre ellas,
destacaron diferentes medios, la de una calle que lleva el nombre de Juan N.
Guerra, tío del preso Juan García Abrego y a quien se atribuye la fundación de
la organización criminal hoy conocida como Cártel del Golfo.
EL NARCO EN LA CAMPAÑA
En la carrera por la
gubernatura de Tamaulipas, que se disputa este próximo 2016, el pasado sábado
21 anunció su aspiración de contender por el mismo cargo el Diputado federal
priista Baltazar Hinojosa Ochoa, ex Alcalde de Matamoros, ex secretario de
Desarrollo Social y de Educación con Yárrington y hoy presidente de la Comisión
de Presupuesto y Cuenta Pública.
Hinojosa, a quien SinEmbargo
solicitó una entrevista, fue mencionado por el periódico Reforma en agosto de
2012 como parte de la averiguación PGR/SIEDO/UEIDCS/012/2009, iniciada contra
los ex gobernadores tamaulipecos y en la cual, publicó el medio, se le señala
como uno de los alcaldes priistas que también recibió dinero del Cartel del
Golfo a cambio de que los delincuentes nombraran a jefes policiacos.
“Hasta qué grado están las
complicidades en Tamaulipas que han llegado a esto, que permitieron esto”,
plantea García sobre la presencia de Hernández Flores en el último informe de
Gobierno de Torre Cantú, en el que él también estuvo presente. “En Tamaulipas
hay una clase política que empeñó la libertad de la población, y que para ganar
la elección requiere a todo ese sistema”, asegura.
Al cierre de esta
información, el Diputado Hinojosa no había respondido la solicitud de
entrevista de este medio. Tampoco contestaron peticiones de información el
Gobierno del Estado de Tamaulipas ni la Procuraduría General de la República.
(SIN EMBARGO.MX/ Sandra Rodríguez Nieto/
diciembre 9, 2015 - 00:04h)
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