La
fuga de Joaquín Archivaldo “El Chapo” Guzmán Loera, es el más reciente de los
fracasos de Enrique Peña Nieto, el Presidente de México.
Le
anteceden en la lista de desaciertos de Peña sus “reformas estructurales” que
ni han prendido, ni han contribuido a una mejora en las condiciones de vida de
los mexicanos todos. El fracaso en el combate a la corrupción que tiene su
monumento en la nula investigación sobre la adquisición de casas a filiales de
Grupo Higa –contratista del Estado Mexicano- por parte de su esposa, la señora
Angélica Rivera, su Secretario de Hacienda, Luis Videgaray y hasta renta de
residencias por un tercero pero para uso de Peña en los tiempos de la
transición presidencial.
El
fracaso en el combate a la inseguridad y el narcotráfico que han detonado casos
de horror y muerte como el del 26 de septiembre de 2014 en Ayotzinapa,
Guerrero, y el 30 de junio en Tlatlaya, Estado de México, cuyas investigaciones
ministeriales en la Procuraduría General de la República, han sido un fracaso
al no aportar evidencia científica, de indagación y definitiva, para señalar
culpables directos y no alternos o chivos expiatorios.
El
fracaso en la Procuraduría General de la República que ha llevado al Presidente
Peña a nombrar en dos ocasiones titular de una institución que en ningún
momento ha atravesado por una depuración o transformación de fondo más allá de
cambios de siglas –de SIEDO a SEIDO, de PGR a FGR-. El primero titular Jesús
Murillo Karam, salió de la institución tras el fracaso en la investigación de
la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, y la segunda, Arely Gómez,
por alguna extraña razón ha sido mantenida en el cargo a pesar de no haber dado
resultados en los meses al frente de la PGR, por el contrario, los acontecimientos
de sangre y terror en Jalisco, Michoacán, Guerrero, Tamaulipas, la han sacudido
sin que la senadora con licencia sea capaz de enfrentarlos y combatirlos. La
liberación de detenidos señalados de narcotráfico y crimen organizado como “El
Menchito” y ahora la fuga de “El Chapo” Guzmán, pone una vez más en evidencia
la falta de capacidad en materia de procuración de justicia de la señora Arely
Gómez.
Obviando
por esta ocasión el fracaso en materia económica ante la voracidad de la
Hacienda Mexicana, o el fracaso en el combate a la pobreza y el hambre en el
País, ante el desaseo que guardan los populistas programas de la Secretaría de
Desarrollo Social de Rosario Robles Berlanga, en términos de seguridad Peña no
da una.
No
solo su diatriba de un México en paz se entierra cada vez más por las acciones
criminales, sino que la certeza jurídica que debe otorgar a los mexicanos sobre
quienes atentan contra la seguridad de la sociedad, está enclavada más profundo
que un túnel del “Chapo”.
Peña
no está solo. Sus fracasos son compartidos por quienes desde la soberbia del
poder se niegan a renunciar a un cargo que están lejos de llenar plenamente
para satisfacer las necesidades de solución a los problemas de los mexicanos.
En el fracaso le acompañan aferrados a la ubre gubernamental y las miles del
poder político y económico –entre otros-, Miguel Ángel Osorio Chong, quien se
aferra a no renunciar con el pretexto que en época de crisis no se renuncia,
pero él sí renuncia a funcionarios menores por un problema mayor, que, de
acuerdo a las declaraciones de Peña a León Krauze el año pasado, Osorio era el
responsable del cautiverio de Joaquín Guzmán, pues refiere el Presidente que
“todos los días al titular de Gobernación” le hablaba para preguntarle “Si lo
tienes bien vigilado”. Es de pensarse que la respuesta de Osorio Chong era
afirmativa, pues desde febrero de 2014 hasta julio de 2015 cuando se fugó “El
Chapo”, lo mantuvieron en la misma prisión, que ahora se sabe, tiene cimientos
de penal de mínima seguridad.
Ahora
sí que de la fuga de “El Chapo” el Presidente Peña no tiene a nadie a quien
culpar, más que a la soberbia del Estado Mexicano que él representa y que se
creyeron con capacidad para contener a uno de los criminales más poderosos,
violentos y ricos que el mundo haya conocido… y bueno, quizá el Gobierno de los
Estados Unidos de Norteamérica, que ayudó de manera preponderante para la
captura del capo en febrero de 2014, que conoció de las intenciones de fuga del
narcotraficante, pero que por alguna razón no aceleró el proceso de
extradición.
Las
teorías de la conspiración seguirán surgiendo para intentar explicar la fuga de
“El Chapo” más allá de una historia de túneles, motos y helicópteros, pero
ninguna premisa le quitará a Enrique Peña Nieto, el fracaso de su gobierno en
materia de seguridad. Cada día que Guzmán Loera permanece prófugo el fracaso
del Gobierno Mexicano actual con el regreso del PRI a Los Pinos, se vuelve
rotundo, mientras EPN tararea la Marsellesa, Osorio Chong no renuncia siquiera
por vergüenza y el Chapo seguramente festeja tanta corrupción, ineptitud y
negligencia.
(SEMANARIO
ZETA / GENERALEZ/ Adela Navarro Bello / 15 de Julio del 2015 a las 16:44:53)
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