Muchos
pensaban que el único destino de Facundo Rosas, después de la cascada de
acusaciones en su contra y los fracasos acumulados durante años, era el
extranjero, con (o como) Genaro García Luna. Demasiadas operaciones
sospechosas, demasiadas mentiras y excesos. Uno de los operadores maestros de
los montajes en tiempos de Felipe Calderón, terminaba el sexenio sin
alternativas; con el peso de ser uno de los operadores de la estrategia que
bañó a un país de sangre. Pero en eso apareció Rafael Moreno Valle. Esta es la
historia de ambos…
FACUNDO ROSAS, LA MANO DURA DE PUEBLA.
FOTO: CUARTOSCURO
Ciudad
de México, 23 de julio (SinEmbargo).– Lo de Chalchihuapan, el pueblo poblano
embestido por la policía de Facundo Rosas Rosas es la última, pero no la peor
tragedia que se le atribuye al Secretario de Seguridad Pública de Rafael Moreno
Valle.
Tampoco
es la primera vez que se le acusa de simular, de torcer la realidad para
colocarse como el hombre rudo y necesario que planta cara a la delincuencia.
La
siguiente es palabra de narcotraficante. Y eso impone dos advertencias antes de
internarse en la lectura: es un criminal y es un criminal que sabe de lo que
habla:
“El
señor Calderón Hinojosa [el ex Presidente Felipe] deseaba tener con todos los
grupos de la delincuencia organizada para lo cual él personalmente realizó
varias juntas para tener pláticas con grupos de delincuencia organizada”.
Es
la voz de Edgar Valdez Villarreal, La Barbie, el temido jefe de sicarios del
Cártel de los Beltrán Leyva.
El
narcotraficante aseguró que el general Mario Arturo Acosta Chaparro, señalado
hasta su muerte de trabajar para el narco, y Juan Camilo Mouriño, el joven
Secretario de Gobernación acusado hasta su muerte de corrupción se habían
sentado con todos los capos, incluido el suyo, Arturo Beltrán.
Continúa:
“Genaro
García Luna, titular de la Secretaría de Seguridad Pública federal, quien
cuando menos desde el año 2002, primero en la AFI y luego en la PFP, me consta
que ha recibido dinero de mí, del narcotráfico y la delincuencia organizada, al
igual que un grupo selecto integrado por Armando Espinosa de Benito quien
trabajaba con la DEA [Agencia Antidrogas de Estados Unidos] y me pasaba
información, Luis Cárdenas Palomino, Edgar Eusebio Millán Gómez, Francisco
Javier Garza Palacios (PF Colombia), Igor Labastida Calderón, Facundo Rosas
Rosas, Ramón Eduardo Pequeño García y Gerardo Garay Cadena”.
Y
habló que su detención fue presentada a los medios como no fue. Que lo quisieron
echar a correr para dispararle.
“Como
dato alterno habrá de hacerse notar que en cuantas detenciones realiza la
Policía Federal, no se decomisa nada, todo se pierde (dinero, relojes,
vehículos, droga, etc.) sin embargo es menester señalar que tanto el Ejército
Mexicano como la Secretaría de Marina son más honestos, detienen a quien es, y
lo ponen a disposición con lo que detienen. Yo pude haber hecho lo que haya
hecho pero ellos, los funcionarios públicos que menciono, también son parte de
la estructura criminal de este país”.
PRESENTE COMPUESTO
¿Qué
hay con Facundo Rosas que hasta quienes hablan bien de él piden hacerlo en el
anonimato?
Así
hablan los empresarios, a quienes se debe el Gobernador Rafael Moreno Valle, y
lo hacen los panistas, quienes le postularon a la gubernatura en una alianza de
conveniencia con el PRD.
Un
líder empresarial en Puebla dice de él:
“Pulcro,
sistemático, ordenado, confiable, parco, inteligente. No ensucia su lenguaje
con groserías. Nunca deja de ser policía. Es de aquí, de Puebla (Chingahuapan,
al norte del estado), de origen humilde.
“Cuando
preguntamos por él, porque lo hicimos, nuestras contrapartes en Ciudad Juárez
sólo hablaban de su eficacia y su capacidad para escuchar y coordinar”.
Y
un dirigente panista poblano complementa:
“Llegó
por acuerdo del Gobernador Rafael Moreno Valle con la gente de Felipe Calderón.
No es una posición política. Es más, ni tiene grupo. Tampoco vida social, al
menos no en Puebla, porque si bien es del estado, él está formado en la Ciudad
de México. Es serio y le salen mal los chistes. Los alcaldes que lo han ido a
buscar porque se dicen extorsionados por Los Zetas, por ejemplo, salen con cara
de regañados”.
PRETÉRITO CONFUSO
A
principios de la administración de Vicente Fox Quesada, un hombre de mirada
pesada, ánimo caliente y lengua lenta inició su ascenso: Genaro García Luna,
primer jefe de la extinta Agencia Federal de Investigación, una policía creada,
se dijo entonces, para dejar en el pasado la corrupción, ineficacia y
brutalidad de la Policía Judicial Federal.
En
su interior se creó una unidad especial destinada al “Manejo de Crisis”,
encomendada a la negociación y asesoraría en los rescates de secuestros. El
pomposo grupo especial tuvo como su primer jefe a un hombre que difícilmente
sobrepasa el metro con 70 centímetros de estatura, rara vez sonríe y nunca
aparece con los zapatos sucios: Facundo Rosas Rosas, cercano a García Luna
desde fines de los años 80, cuando pasaron, primero, por el Centro de
Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) y luego por la Policía Federal
Preventiva (PFP).
Durante
1999 y 2000, Genaro García Luna, en calidad de coordinador de Inteligencia y
Prevención de la PFP, oficina a la que estaba adscrito Rosas, fue involucrado
en el desvío de 151 millones de pesos junto con otros funcionarios.
La
denuncia penal fue presentada el 13 de julio de 2001 y, sin que la tempestad amainara,
habían llegado los días del ascenso de cuerpos especializados en tareas de
combate urbano, anticrimen organizado, tecnología aplicada. Eran también los
días en que Joaquín Guzmán Loera se
fugaba de la cárcel y consolidaba al Cártel de Sinaloa como la organización
criminal más poderosa del continente.
El
agrupamiento de Rosas nació con vicios. Se integró en parte con ex agentes del
Grupo Yaqui, un contingente antisecuestro presentado como incorruptible y
altamente entrenado, pero diluido en la práctica de aquello que combatía.
A
Facundo Rosas se le presentó en el ascenso de la propaganda como estrategia
policía en calidad de hombre con sangre helada que negoció con Daniel
Arizmendi. Se obvió que de los 21 secuestros perpetrados por El Mochaorejas,
los últimos 14 culminaron con mutilaciones en la cara y el asesinato de la
última víctima.
Tampoco
se dijo que se había incorporado a la PFP, al lado de Rosas a un policía
llamado Alberto Pliego Fuentes a quien se apodó El Superpolicía, un judicial
del Estado de México que vendió protección a Arizmendi en los 14 plagios
referidos y que murió en prisión por confirmarse su membresía con el Cártel de
Juárez.
Desde
entonces, de los días de la cacería al Mochaorejas, se supo del estilo de
Facundo: una presentación de película ante la presa protagonizada por el
delincuente apresado de rostro perplejo frente al tesoro que había arrebatado
con sus tijeras polleras.
Para
algunos, la exhibición de esa riqueza propició un estallido de imitadores.
***
Junto
a Genaro García Luna, la fama de Facundo Rosas se fue al cielo. Foto:
Cuartoscuro
También
de los días que Rosas dirigía la unidad antisecuestros federal surgieron las
primeras dudas respecto de su apego con la verdad.
Las
autoridades presumieron que en un par de años la cifra de denuncias de
secuestro había descendido de 548 en 2000 a 422 en 2003.
Pero
el consejo el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal,
en que participaban la Coparmex y la Canacintra, entre otros, respondió que el
dato resultaba “engañoso” pues en ese momento por cada delito denunciado dos no
se hacían del conocimiento de las autoridades.
Rosas
calificó los señalamientos como “ocurrencias” y, desde entonces, comenzó a
confeccionarse la estrategia mediática centrada en que los críticos del
desempeño de Genaro García Luna y sus subalternos estaban cargados –por
conciencia o ignorancia– del lado de los criminales. Lo cierto es que en el
curso de la siguiente década en que tanto García Luna como él escalaron en el
escalafón policíaco y político México se convirtió en el país con más plagios
en el mundo, sólo después de Irak.
Y
ciertamente la carrera ascendente de Genaro y, junto a él, de Facundo,
resultaba meteórica. Para febrero de 2007, Rosas Rosas ya era coordinador de
Inteligencia Policial y al poco tiempo se le designó Comisionado de la Policía
Federal. En marzo de 2008 ya despachaba como subsecretario de Inteligencia de
la Secretaría de Seguridad Pública federal.
Entre
sus responsabilidades estaban incrementar las capacidades de inteligencia
operativa e impulsar la coordinación con policías estatales y municipales, y
las unidades modelo.
Algo
más, junto a la carrera de Facundo Rosas, se iba al cielo: la cifra de muertos
relacionados con el crimen organizado al que en ese sexenio, el de Felipe
Calderón, se le había declarado la guerra.
Lo
que ocurriría es sabido: una administración con más de 60 mil muertos y al
menos 25 mil desaparecidos, la expansión del narcotráfico al secuestro, la
extorsión, el tráfico humano, la trata, la piratería, el contrabando…
PASADO IMPOSIBLE
Durante
el gobierno de Calderón, Televisa transmitió una serie policíaca en alta
definición. Para colocar el talante ficción dramática y no ficción amarillista
del programa basta decir que fue producida por Pedro Torres, antes autor de Big
Brother México y Mujeres Asesinas.
La
serie se llamó “El Equipo” y resultaba, básicamente, un himno a la Policía
Federal que para la ciudadanía no existía: eficiente, respetuosa de los
derechos humanos, honesta. El equipo sugerido, por supuesto, era el de Genaro
García Luna, Facundo Rosas y demás en un guion idílico coescrito por Alejandra
Sota Mirafuentes, entonces directora de Comunicación Social de la Presidencia
de la República, a quien hoy se le denuncia como traficante de influencias.
Para
entonces ya habían ocurrido muchas simulaciones, demasiados montajes: la
secuestradora Florence Cassez hoy libre; Guillermo Vélez Mendoza, presentado
como líder de una banda llamada –si no inventada por la propia policía– Los
Ántrax; el falso rescate de periodistas secuestrados en Durango, y la detención
de Edgar Valdez Villarreal, La Barbie, el hombre que escribió sobre el
verdadero equipo.
En
septiembre de 2009, Genaro García Luna y el equipo aparecieron en el aeropuerto
como salidos de una escena de la película Duro de matar. La misión consistía en
rescatar rehenes y detener a un peligroso terrorista que amenazaba con estallar
un avión lleno de pasajeros. Los policías lo logaron y detuvieron a la
peligrosa banda criminal, que en realidad estaba compuesta por un perturbado
mental armado con unas latas de jugo decoradas con luces. Estas eran las
bombas.
El
montaje se sugirió cuando se reflexionó en que el inexpresivo Facundo Rosas no
portó chaleco antibalas.
A
García Luna ya se le llamaba El Guionista.
Pero
no sólo fue materia lo que “El equipo” mostraba como cierto siendo falso, sino
lo que no mostraba siendo cierto: torturas, ejecuciones extrajudiciales,
aleccionamiento de testigos protegidos.
¿Y
cuál era el verdadero equipo? Según Anabel Hernández, autora de Los jefes del
narco, son los siguientes:
LUIS CÁRDENAS PALOMINO
Coordinador
regional de la Policía Federal
En
1987 fue acusado de homicidio culposo tras confesar de viva voz que fue
cómplice de un triple homicidio en la colonia Lindavista.
Fue
fichado y se le giró orden de aprehensión por ese crimen, pero se pudo librar
gracias a un amparo.
Algunos
de los elementos de la Agencia Federal de Investigación –desaparecida por las
mismas razones por las que surgió: la implacable corrupción–, lo acusaron
públicamente de bloquear investigaciones contra bandas de secuestradores y
narcotraficantes.
Fue
protagonista en caso Florance Cassez, hecho por el que nunca debió comparecer
siquiera. La francesa lo acusó de golpearla y sugerirle un acuerdo económico a
cambio de su libertad.
FACUNDO ROSAS ROSAS
Es
ingeniero agrónomo de profesión y cercano a Genaro García Luna desde 1989.
También lo fue de la comandante Lorena González Hernández con quien aparecía en
las fiestas a las que llegaba con chamara de piel y lentes oscuros conduciendo
una imponente motocicleta.
Luego
la mujer fue acusada de participar en el secuestro y asesinato de Fernando
Martí en 2008.
Entonces
Facundo Rosas la desconoció, pero alentó otra mentira: presentar a una mujer
alterna como la verdadera plagiaria, una persona lanzada a la prensa como La
Güera, a quien los testigos nunca reconocieron.
ÉDGAR MILLÁN GÓMEZ
En
su calidad de comisionado de la Policía Federal fue ejecutado, el 8 de mayo de
2008 en Tepito, cuando llegaba a casa de sus padres. Tras las exequias plenas
de honores, se le asoció como parte de la banda que secuestradores de Martí y
se le enunció como protector del Cártel de Sinaloa.
GERARDO GARAY CADENA
El
ex comisionado de la Policía Federal presumía una triple certificación de
control de confianza: PGR, DEA y Policía Federal. Fue el predecesor de Millán.
En 2008 se le acusó de servir al Cártel de Sinaloa desde que trabajaba en la
AFI con Genaro García Luna. Se supone que recibía órdenes directas de Arturo
Beltrán Leyva, entonces integrante de la organización criminal sinaloense.
Gerardo
Garay encabezó un operativo en la casa de un colombiano surtidor de cocaína
para los Beltrán Leyva a quien habría permitido escapar durante una fiesta. Fue
procesado, encarcelado y liberado.
FRANCISCO JAVIER GÓMEZ MEZA
El
ex director del Penal de Máxima Seguridad de Puente Grande, Jalisco, fue
investigado desde 2008, junto con Garay Cadena, por sus presuntos nexos con el
narcotráfico.
IGOR LABASTIDA
Director
de Investigaciones Especiales y coordinador general de Tráfico y Contrabando.
Murió asesinado el 26 de junio de 2008. Según reportes extraoficiales, ese día
fueron encontrados un millón de dólares en su camioneta Cadillac.
PASADO REMOTO
Para
entender el perfil de la clase política en el poder de Puebla hace falta pasar
hacia atrás el calendario poco más de medio siglo.
Los
políticos y empresarios, como casi todo en ese estado, existían bajo la
anuencia política de Maximino Ávila Camacho, hermano del Presidente de México
entre 1940 y 1946, y fundador de un grupo político que tendría entre sus
mayores exponentes a Gustavo Díaz Ordaz, gobernante de México entre 1964 y 1970
a quien se atribuye parte de la responsabilidad política de la matanza de
Tlatelolco en 1968 y del inicio de la Guerra Sucia, el proceso de detención,
tortura y asesinato de cientos de disidentes comunistas.
El
general Maximino Ávila poseyó varias famas. Como militar, incendió pueblos
completos y, en la guerra o en la paz, asesinó con su propia pistola a más de
un enemigo. Era arrogante hasta la locura y no podía contener su afición por el
juego ni su delirante gusto por las mujeres.
A
su camarilla pertenecía el general Rafael Moreno Valle, brillante médico
militar y secretario de Salubridad y Asistencia Pública con Díaz Ordaz por
cuyas órdenes fue gobernador de Puebla, así que el hombre a quien cientos
reclaman hoy dejar la Casa Puebla no es el primer Rafael Moreno Valle en vivir
en esa casona.
En
el despacho de gobierno, Rafael Moreno conoció a un inquieto y avispado
muchacho con un vehemente deseo de ser político, Melquiades Morales, a quien le
obsequió algunos pesos para que se comprara un poco de ropa apropiada para ser
un hombre público. Varios años después, el gobernador Melquíades Morales
devolvería el favor a su mentor siéndolo él del joven Rafael Moreno Valle,
actual gobernador de Puebla).
Una
particularidad más y quizá más importante es que Maximino –y algunas porciones
de sus redes empresariales políticas y empresariales– sostuvo una furiosa
enemistad ideológica con la izquierda hasta alcanzar el fascismo la
colaboración con la Alemania nazi en sus planes de abastecerse de petróleo
mexicano o de utilizar el territorio nacional como puente a Estados Unidos.
El
estilo de Maximino caló hondo en el modelo político y empresarial poblano
alrededor de la mitad del siglo pasado.
Por
eso se entienden las formas de Rafael Moreno Valle, nieto de aquél Gobernador
desterrado.
PRESENTE LEJANO
El
pasado, pretérito y presente de Facundo Rosas es oscuro. Foto: Cuartoscuro
El
ambiente político dominante en Puebla es un videoclip de música pop de fines de
los ochenta.
En
aquellos años, el elenco juvenil de Televisa y algunos agregados con cabida por
la fortuna de sus familias iba y venía del set de grabaciones a la discoteca
Baby’O, en Acapulco, y la Magic, en el Estado de México.
Refulgía
Paulina Rubio, ex cantante de Timbiriche recién lanzada exitosamente como
solista con dos canciones, “Amor de Mujer” y “Ese hombre es mío”, ambos
convertidos en videos en que La Chica Dorada tuvo como galán a un modelo
poblano de ascendencia libanesa llamado José Cabalan Macari, primo de Jorge
Kahwagi Macari con quien fuera de los videos musicales Rubio llevaba un
noviazgo.
El
grupo quedaba completo con el ahora conductor Jorge El Burro van Rankin y el
hoy empresario y aspirante a político Roberto Palazuelos. Aunque con menor
protagonismo que cantantes y modelos figuraba, desde entonces con el cabello
relamido hacia atrás, el nieto del general y ex gobernador de Puebla Rafael Moreno
Valle Rosas. Se agregaría Antonio Gali, quien modelara algunos catálogos para
Sears.
Rafael
Moreno Valle, claramente más talentoso en lo intelectual que sus amigos, debió
madurar y continuó sus estudios en Estados Unidos, donde obtuvo las licenciaturas
de Derecho y ciencias políticas y un posgrado en administración de empresas por
la Universidad de Harvard.
Apenas
regresó a México, el gobernador Melquiades Morales buscó a Rafael. Fuera por
pagar el favor de su vida que le hiciera su mentor, el abuelo Moreno Valle, o
porque apreció efectivas cualidades políticas en el muchachos, se hizo él
mentor del nieto Moreno Valle y lo afilió al PRI.
Así
pues, se tienen algunas coincidencias relevantes entre Moreno Valle y Javier
Lozano: son descendientes de personajes de la primera línea política y
económica en Puebla y el país a mediados del siglo pasado. Ambos incursionaron
en el PRI en su juventud y fueron protegidos del astuto operador político
Melquíades Morales. Los dos recuperaron su trayectoria política por dar la
espalda al PRI y la mano al PAN.
Y
hoy son parte de un mismo proyecto político.
Moreno
Valle, nieto, llegó a Casa Puebla de la mano de Elba Esther Gordillo Morales,
quien antes lo hiciera Senador por Acción Nacional en un acuerdo resuelto entre
la propia Maestra y Felipe Calderón. Elba Esther poseía tales derechos, entre
otras cosas, porque sus oficios antes habían facilitado el camino de Felipe a
Los Pinos. Con el tiempo, Moreno Valle se hizo del control local del PAN y, con
más claridad, del Partido Nueva Alianza, el partido de Elba Esther al menos
hasta el momento previo de su detención y encarcelamiento semanas atrás.
El
primer líder del Panal en tiempos de Moreno Valle fue José Cabalan Macari,
primo de Jorge Kahwagi Macari –ex líder nacional de Nueva Alianza, boxeador de
cartel, concursante de Big Brother–. Cabalan es actualmente secretario de
Administración estatal. Explicó al Diario Cambio cómo un día amaneció dentro de
la política:
“Nunca
busqué, ni quise ser político. Tomás Ruiz –otro ex presidente de Nueva Alianza
y cercanísimo de Elba Esther– me convenció de que si quería algo diferente de
México, de Puebla, la única manera en que podía realizarlo era entrándole a la
política; donde se pueden tomar decisiones que impacten a miles. Fue así que me
llamó la atención, me convencí, y así llegué a Nueva Alianza.
“Tras
el video con Paulina Rubio hubo dos o tres ofrecimientos de trabajo en el
espectáculo y era muy tentador en esa época, porque pagaban diez veces más que
en un trabajo común y corriente, y lo hacías en tres días, pero nunca me pasó
por la cabeza seguir una carrera por ese camino; yo sabía muy bien lo que
quería”.
El
presidente estatal en funciones de Nueva Alianza en Puebla es Gerardo Islas,
socio de negocios de Alejandro Basteri, hermano de la estrella ochentera Luis
Miguel. Islas es además novio de Sherlyn, una cantante y actriz de públicos
adolescentes contemporáneos. Fue coordinador general de Relaciones Públicas en
la campaña de Moreno Valle, aunque operó como coordinador de Redes en la
campaña del priista Eruviel Ávila Villegas, en donde PRI, PVEM y Nueva Alianza
fueron juntos.
Antonio
Gali, aquel de los catálogos de Sears, es candidato al gobierno de la capital
del estado por la coalición Puebla Unida, conformada hasta ahora por PAN, PRD,
Compromiso por Puebla y Nueva Alianza. Gali se hace llamar Tony y tiene un
hermano, Eduardo –Edy–, también con alguna relación empresarial y política con
el grupo gobernante en Puebla. Tony y Edy grabaron un disco titulado “No soy el
aire”.
En
plena campaña, Moreno Valle no pierde oportunidad de aparecer por todos lados
con Tony. Ahora mismo, la ciudad de Puebla está forrada de espectaculares en
que Rafael y Tony se muestran sonrientes en la portada de la revista local
Líder. Parecido ocurre con otras publicaciones de corte social o empresarial.
Y,
en plena campaña, Javier Lozano no pierde oportunidad de aparecer al lado de
Moreno Valle, de tuitear lo muy acertadas que le parecen sus decisiones de
gobierno. Es difícil que Rafael corte un listón, entregue recursos de programas
sociales o recorra el estado en fin de semana sin que esté presente un siempre
sonriente Javier, excepto en la giras por la Sierra Norte de Puebla, donde
dicen que todavía le tienen listos los huevos de guajolota.
La
operación electoral panista en Puebla, refugio de varios calderonistas, es
llevada directamente por Maximiliano Cortázar, ex vocero de Felipe Calderón y
ex percusionista de Timbiriche en los mismos tiempos en que Paulina Rubio,
Cabalan Macari y demás vivían dentro y fuera de la televisión como si no
existiera barrera entre esos mundos. También maniobra Juan Molinar Horcasitas,
otro ex secretario de Comunicaciones y director del IMSS en los días del incendio
de la Guardería ABC de Sonora donde murió medio centenar de niños.
En
el ambiente político local se calcula que el plan de Panal y el PAN es sostener
la alianza después de las próximas elecciones locales intermedias.
“Es
un grupo que difícilmente conoce el estado”, apunta un periodista local. “Su
conocimiento de Puebla termina en los límites del centro comercial Angelópolis
y el fraccionamiento residencial de súper lujo La Vista”.
Y
ahí está el pasado y el presente de Puebla y de México: Rafael Moreno Valle y
Facundo Rosas Rosas, descendientes políticos de Gustavo Díaz Ordaz y Felipe
Calderón Hinojosa, dos de los presidentes mexicanos calificados como genocidas.
*
(SIN
EMBARGO.MX/ Redacción / julio 23, 2014 - 00:00h)
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