Con
la frontera norte más vigilada que nunca, miles de migrantes centroamericanos
están apostando a quedarse en México. Encuentran en ciudades como Guadalajara y
Monterrey la oportunidad de establecerse
“En
los últimos tres años, 2012, 2013 y 2014, esta Delegación rescataba un promedio
de mil 400 migrantes al año, y según el corte que tuvimos al mes de junio de
este año, ya rebasábamos los 3 mil”
Luis
Gerardo Islas González
Delegado
Regional en Nuevo León
"Monterrey
es una ciudad en la que muchos migrantes se quedan, deciden no seguir su camino
y buscan trabajo"
Jesús
Garza Guerra
Fundador
de la Casa
60
empresas son visitadas cada mes por el INM para verificar que no tenga
empleados extranjeros sin permiso
43%
de los migrantes que llegan a Nuevo León son procedentes de Guatemala
32%
de los migrantes que llegan a Nuevo León son procedentes de Honduras
32%
de los migrantes que llegan a Nuevo León son procedentes de El Salvador
La
férrea seguridad de Estados Unidos en la frontera con México, el Programa
Frontera Sur y la oportunidad de echar raíces en un lugar que ofrece
oportunidades de trabajar han redibujado el mapa de la migración en el país.
Ciudades
que históricamente permanecían ajenas a este problema se ven ahora inundadas
por una oleada de expatriados ilegales que –orillados por el desencanto de
lograr el sueño americano- deciden quedarse en México. Algunos encuentran
trabajo y otros prefieren no arriesgarse a regresar a sus países de origen en
donde la violencia es peor aún.
Monterrey
y Guadalajara son tan solo dos muestras de este nuevo fenómeno en el que miles
de migrantes se vuelven parte del paisaje urbano.
Sentado
sobre la ardiente acera en el centro de Monterrey y a más de 2 mil kilómetros
de distancia de su hogar, Lalo ya no piensa con claridad, se deja llevar y
sobrevive en la gran urbe.
El
muchacho de apenas 21 años llegó el 3 de abril de la Ciudad de la Seiba, en
Honduras y, como muchos, sólo venía de paso, pero la tragedia reescribió su
historia.
Aún
no bajaba del tren que circulaba a la altura de García, cuando uno de sus dos
hermanos con los que viajaba, el de 23 años, murió electrocutado.
“Veníamos ahí por García, pero mi hermano
venía así parado, y tocó un cable y se electrocutó”, recuerda Eduardo.
El
joven de cuerpo menudo y cabellos rizados dice apellidarse Rosales.
Los
ojos color miel se le cristalizan cuando cuenta la muerte de su hermano en el
Hospital Universitario.
Recibió
el apoyo del Consulado para el traslado del cuerpo a su país y hospedaje en la
Casa de Migrante Casanicolás. Fue en el albergue que su otro hermano le anunció
que seguiría su camino a Estados Unidos.
“Yo
no quise ir, no tenía ánimos y le dije que me quedaría más tiempo aquí para ver
después cuándo me iba”.
Pero
esa desesperanza lo salvó de vivir la suerte de su familiar, quien al llegar a
Tamaulipas fue entregado a Los Zetas, por el pollero que lo llevaba.
Pidieron
rescate a sus parientes en Honduras y después de liberado, regresó a Honduras.
Lalo
sigue en Monterrey, viviendo de la caridad ciudadana en cualquier crucero vial.
No
trabaja desde hace 15 días porque en el último empleo que tuvo, su patrón no le
pagó la quincena trabajada.
En
cada palabra de Lalo se percibe lo que él llama “el ánimo enfermo”. Le han
pasado tantas cosas que no tiene resuelto qué va a pasar con su futuro.
“La
verdad ya no sé ni qué pensar, tengo los ánimos demasiado feos y no sé ni qué
hacer”, confiesa.
Argumenta
que no puede regresar a su país, porque los “Mareros” que lo desterraron, no se
lo perdonarían.
Trabajaba
como pastelero y repostero, con un salario fijo y prestaciones. Su sueldo era
suficiente para sostener a su pareja y a la bebé de ambos, de apenas tres años.
Pero
continuamente era acosado por los miembros de la Mara Salvatrucha, quienes lo
asaltaban y molestaban. Un mal día le quitaron todo lo que traía, lo corrieron
de su ciudad y le dijeron que no volviera.
La
incertidumbre es grande, mientras su mujer le pide que la traiga a Monterrey,
la ciudad que él le describe tan grande y pacífica, su calidad de indocumentado
no le permite complacerla.
El
peligro que acecha al largo camino en tren, refuerza la decisión de Lalo, para
no traer a su pareja y a su hija.
Durante
el viaje sobre “La Bestia”, el joven vivió cosas que sólo había escuchado como
historias de terror. Sobrepasaron su imaginación.
En
el trayecto la marcha del convoy fue interrumpida por los miembros de una banda
del crimen.
Los
delincuentes abusaron de una joven que viajaba junto a ellos e intentaron
abusar de una segunda.
“Mis
hermanos y yo las defendimos lo más que pudimos, y logramos sólo proteger a
una, a la otra sí la violaron.
Y
así todo el camino las cuidamos de los compas que venían en el tren, que
también andaban acosándolas”.
Las
mujeres llegaron con bien a su destino, una de ellas se quedó a vivir en
Monterrey y la otra, ya radica en Estados Unidos.
Después
de salir de la Casa del Migrante, a Lalo le han dado posada algunos amigos
hondureños que ya están establecidos en el centro de Monterrey y en Guadalupe.
“Ellos
ya trabajan aquí, en carnicerías, en mercados, cargando cosas o de lo que sea,
y ya tienen un tiempo aquí, y es que aquí la gente sí nos apoya.
“Monterrey
es una de las más tranquilas (ciudades) de las que he pasado en este país. A mí
ya hasta me saluda la gente en donde me ve, y por mi nombre”, dijo mostrando
una corta sonrisa.
Lalo
dice que ya hizo una solicitud de regulación de su estadía en el País, ante el
Instituto Nacional de Migración, pero que aún no tiene respuesta.
Su
situación anímica no le provoca ideas claras, añade Lalo, pero sí está
considerando la posibilidad de quedarse a radicar en Monterrey, esta ciudad que
ha venido a ocupar el “sueño americano” y se muestra a él como el “sueño
regiomontano”.
AUMENTA PASO DE MIGRANTES
La
cantidad de migrantes rescatados por el Instituto Nacional de Migración en
Nuevo León en lo que va del 2015, se ha duplicado en comparación con años
anteriores, declaró el Delegado Regional, Luis Gerardo Islas González.
“Históricamente
en los últimos tres años, 2012, 2013 y 2014, esta Delegación rescataba un
promedio de mil 400 migrantes al año, y según el corte que tuvimos al mes de
junio de este año, ya rebasábamos los 3 mil”, detalló.
Islas
González explicó que a raíz de los “Operativos Intermodales” que se realizan
diariamente por el grupo de Coordinación, integrado por las fuerzas federales,
estatales y municipales, el número de migrantes rescatados no tiene
precedentes.
(REPORTE
INDIGO/ MELVA FRUTOS - Viernes 17 de julio de 2015)
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