De
no realizarse un periodo extraordinario, el que sería el sexto del actual
trienio legislativo, ayer tuvo lugar la última sesión en que el Pleno de la
Cámara de Diputados en su LXII Legislatura estuvo reunido. La nostalgia y la
melancolía fueron los sentimientos que privaron en el ánimo de los casi 300
legisladores presentes en el salón de sesiones y quienes a lo largo de tres
años cambiaron la fisionomía del marco jurídico que rige a todos quienes nos
encontramos en suelo mexicano, para dotarlo de un nuevo rostro, uno acorde con
el siglo XXI y con los nuevos problemas que aquejan a los mexicanos.
Abrazos
y palabras de agradecimiento y de despedida tuvieron lugar a lo largo de la
alfombra verde que cubre el recinto que albergó, desde el 1 de septiembre de
2012, a la legislatura que ha pasado a la historia como la más productiva, la
más voluntariosa y la más comprometida con la Nación. Hasta el último minuto se
discutió en tribuna proyectos de reforma de alto impacto para la sociedad y
hasta el último momento se hizo gala de la pluralidad de ideas y de estilos que
caracteriza a todo cuerpo parlamentario.
Rostros
más serios, menos joviales que aquellos que veían asombrados el gran candelabro
que iluminaba la sesión de Congreso General de aquel sábado 1 de septiembre de
2012, reflejaban las largas horas de trabajo, de paciencia y de convencimiento
que implicó convivir con 500 personas provenientes de muy lejos y de muy cerca,
unas de muy bajo y otras de muy alto, pero a final de cuentas todas
representantes populares.
Rostros
que reflejaban la satisfacción del conocimiento y de la experiencia adquirida,
pero sobre todo el convencimiento de haber colaborado con un granito de arena
en el incansable reloj que marca el juicio de la historia nacional.
De
pronto, legisladoras que a lo largo de las reformas transformadoras se
caracterizaron por discursos vehementes, encendidos y alarmistas, suavizaron la
voz y los argumentos para expresar un sincero “Gracias”, agradecimiento cuyo
destinatario no se encontraba en otras curules que entre las del PRI, en aquel
líder parlamentario que en alguna ocasión durante el decenio panista su
capacidad y efectividad le valió el mote de “vicepresidente de México”. Se
trata de Manlio Fabio Beltrones.
Líder
que ha sido capaz de doblegar con la fuerza de las palabras, de la razón y del
entendimiento al más férreo contrincante, demostraba una vez más que no es con
juegos de artificio ni con declaraciones llamativas pero carentes de sentido
como se realiza ese difícil oficio del que todos hablamos pero pocos lo ponen
en práctica plenamente, como lo es la política, sino con inteligencia, tacto y
sobre todo, mucha discreción.
Hombre
forjado en la cultura del esfuerzo, de la tenacidad y de la astucia, ha sabido
llegar a entendimientos lo mismo con amarillos que con verdes, azules, rojos,
turquesa o naranjas. A lo largo de su carrera legislativa ha convivido con
muchos coordinadores parlamentarios, de quienes sólo se ha escuchado reconocer
que Manlio Fabio Beltrones es un político de palabra, de entendimiento y de
acuerdos.
Y
una vez más lo demostró en la legislatura que está llegando a su fin. Y no lo
digo yo, lo dicen los numerosos legisladores de diferentes partidos que
subieron a tribuna a reconocer a uno de los artífices de los resultados
estampados en el Diario Oficial de la Federación. Ahí está la versión
estenográfica.
POR LOS CORRILLOS…
Fernanda
Bayardo, candidata a diputada local del PRI-PVEM en la delegación Benito
Juárez, reconoce que el desarrollo inmobiliario desordenado amenaza la sana
convivencia de los vecinos de la demarcación y representa un obstáculo para
contrarrestar la corrupción y opacidad que prevalece en el gobierno
delegacional y capitalino, por lo que propone crear nuevos instrumentos
jurídicos que estén al alcance de la ciudadanía y realmente la empoderen frente
al poder del dinero y la negligencia gubernamental.
(EJE
CENTRAL/ José Luis Camacho | Viernes 1 de mayo, 2015)
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