Cada
semana surgen nuevos escándalos de diputados vinculados con el crimen
organizado. Edgardo Buscaglia, uno de los mayores estudiosos del narcotráfico
en México, lo tiene claro: “El corazón de la delincuencia” no son los narcos,
sino los políticos. Por esta razón el fenómeno empeorará y los legisladores
sólo actuarán cuando los asfixie el miedo de ser los siguientes asesinados. El
último caso involucra al PVEM, partido aliado con el PRI: el diputado Ricardo
Astudillo Suárez le abrió las puertas de San Lázaro a Germán Goyeneche Ortega,
presunto operador de Héctor Beltrán Leyva.
MÉXICO,
D.F. (Proceso).- Al Poder Legislativo ya lo infiltró el crimen organizado, como
lo estuvo Italia y Colombia en las décadas de los ochenta y noventa. En esos
países, 68% de los congresistas fueron procesados por vínculos con grupos
criminales, y todo indica que en México ocurrirá algo parecido, aunque aquí se
actuará hasta que “todos los legisladores sientan el temor de que pueden ser
los próximos asesinados… hasta que sientan el terror que sentían sus homólogos
italianos y colombianos”.
Así
resume Edgardo Buscaglia la vida política mexicana después del asesinato del
diputado federal priista Gabriel Gómez Michel y de las apariciones de los
legisladores Ricardo Astudillo (PVEM) y Ricardo Villarreal (PAN) junto a
presuntos operadores financieros del narcotráfico.
Investigador
en campo y aula del crimen organizado y la política, Buscaglia insiste: “Sí, el
Poder Legislativo está tan infiltrado como en esos países”. Y va más allá.
Revela que desde hace años “hemos observado indicios de infiltración al más
alto nivel en el Estado mexicano”.
Cuando
José Luis Santiago Vasconcelos estaba en la Procuraduría General de la
República (PGR, de 1993 a 2006), “en 90% de las causas penales contra grupos
criminales había indicios de corrupción política. Testimonios de testigos
protegidos y corroboradas por otros. Pero no se abrían investigaciones por
presiones políticas a pesar de que Santiago Vasconcelos lo deseaba. (No se
abrían) por obvias razones, para no generarle un dominó de inestabilidad
política a la élite en turno, al gobierno de turno”…
Fragmento
de la entrevista que se publica en la edición 1979 de la revista Proceso,
actualmente en circulación.
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