martes, 7 de octubre de 2014

EL “CORAZÓN” DE LA DELINCUENCIA SON LOS POLÍTICOS: BUSCAGLIA


Cada semana surgen nuevos escándalos de diputados vinculados con el crimen organizado. Edgardo Buscaglia, uno de los mayores estudiosos del narcotráfico en México, lo tiene claro: “El corazón de la delincuencia” no son los narcos, sino los políticos. Por esta razón el fenómeno empeorará y los legisladores sólo actuarán cuando los asfixie el miedo de ser los siguientes asesinados. El último caso involucra al PVEM, partido aliado con el PRI: el diputado Ricardo Astudillo Suárez le abrió las puertas de San Lázaro a Germán Goyeneche Ortega, presunto operador de Héctor Beltrán Leyva.

MÉXICO, D.F. (Proceso).- Al Poder Legislativo ya lo infiltró el crimen organizado, como lo estuvo Italia y Colombia en las décadas de los ochenta y noventa. En esos países, 68% de los congresistas fueron procesados por vínculos con grupos criminales, y todo indica que en México ocurrirá algo parecido, aunque aquí se actuará hasta que “todos los legisladores sientan el temor de que pueden ser los próximos asesinados… hasta que sientan el terror que sentían sus homólogos italianos y colombianos”.

Así resume Edgardo Buscaglia la vida política mexicana después del asesinato del diputado federal priista Gabriel Gómez Michel y de las apariciones de los legisladores Ricardo Astudillo (PVEM) y Ricardo Villarreal (PAN) junto a presuntos operadores financieros del narcotráfico.

Investigador en campo y aula del crimen organizado y la política, Buscaglia insiste: “Sí, el Poder Legislativo está tan infiltrado como en esos países”. Y va más allá. Revela que desde hace años “hemos observado indicios de infiltración al más alto nivel en el Estado mexicano”.

Cuando José Luis Santiago Vasconcelos estaba en la Procuraduría General de la República (PGR, de 1993 a 2006), “en 90% de las causas penales contra grupos criminales había indicios de corrupción política. Testimonios de testigos protegidos y corroboradas por otros. Pero no se abrían investigaciones por presiones políticas a pesar de que Santiago Vasconcelos lo deseaba. (No se abrían) por obvias razones, para no generarle un dominó de inestabilidad política a la élite en turno, al gobierno de turno”…

Fragmento de la entrevista que se publica en la edición 1979 de la revista Proceso, actualmente en circulación.


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