Si
lo dijo lo piensa. Cualquiera puede tener un descuido verbal y puede
comprenderse, pero si lo dijo el secretario de la Defensa Nacional debe tomarse
muy en serio.
Durante
una conferencia ofrecida el miércoles pasado en el marco del 50 aniversario de
la Universidad de Anáhuac, en la ciudad de México, el General Salvador
Cienfuegos afirmó que el narcotráfico ya no es el problema más grave que
afronta la sociedad mexicana. Dijo que “existe, pero lo que está doliéndole a
la sociedad mexicana son los delitos que conocemos de orden común: el
secuestro, la extorsión, el robo en casa habitación, de vehículos, de
transeúntes, eso es lo que está pasando y que me parece es todavía más grave
que el problema del narcotráfico”.
Expresó,
también, una advertencia lapidaria:
“Se
están tomando acciones específicas, no es un problema que va a concluir,
siempre existirá, lo que se pretende y queremos estar conscientes, es reducirlo
a un problema de seguridad pública, en la que no sean las fuerzas armadas las
que tengan que estar haciéndolo en apoyo de estas propias autoridades”.
Esta
forma de ver el problema remite por necesidad a esa política del Gobierno de
Enrique Peña Nieto de bajarle decibeles al tema del narcotráfico. No ha hecho
mucho ruido cuando ha logrado atrapar a algunos narcotraficantes y esta regla
la han roto ellos mismos a conveniencia: el Chapo Guzmán y otros.
Hace
un mes, por ejemplo, detuvieron en Guadalajara a José Gil Caro Quintero,
sobrino de Rafael Caro, y no lo hicieron público. No es cualquier
narcotraficante. Operaba en la región de Jalisco cuando fue detenido en 2005,
obteniendo su libertad el año pasado. De la detención del hijo de Juan José
Esparragoza Jiménez se supo porque los medios de comunicación lo hicieron
público, de no ser así, tal vez tampoco se sabría. Son sus políticas, ellos las
definen.
Sin
embargo, este bajo perfil mediático sobre el narcotráfico no hace menos grande
el problema. Es verdad, muchos de los objetivos —blancos atrapados y muertos,
sobre todo— se han estado cumpliendo, pero la disminución en las secuelas del
narcotráfico, entre ellas la violencia, es imperceptible, encontrando que en
algunas entidades, como en el Estado de México, los homicidios relacionados con
el narcotráfico se han incrementado.
¿A
qué ámbito reduce el general Cienfuegos el tema del narcotráfico? ¿A la
producción de drogas caseras: mariguana, goma de opio, heroína y cristal?
¿Tiene una medida que nos pueda ofrecer? ¿Al trasiego de cocaína desde
Sudamérica? ¿Nos puede ilustrar con cifras?
Si
tomáramos como referencia ciudades como Culiacán, Juárez, Tijuana, Acapulco… o
estados como Jalisco, Michoacán, Sinaloa, Tamaulipas, Guerrero, centrales para
el análisis del narcotráfico, sería muy complicado llegar a la conclusión de
que el narcotráfico ya no es el problema más importante en materia de
seguridad.
Pero,
además, los delitos que el general considera “policiacos”, como el secuestro,
la extorsión, el robo de autos, el asalto, etc. no pueden desligarse del
narcotráfico porque en gran medida crecieron bajo su sombra, en algunas zonas,
dominadas por determinados cárteles, bajo la premisa criminal de que había que
diversificar el negocio.
Tiene
razón, el narcotráfico “siempre existirá” y también, como estrategia, en que el
Estado debe aspirar a reducirlo a un problema administrable… lo que fue durante
muchos años. Pero estamos muy lejos de ese propósito y no se ven signos de que
vayamos en el camino correcto. Reducir el ruido no significa que el problema
amaine. Y presumir esto puede ser contraproducente.
Hay
aristas relacionadas con el narcotráfico que, por supuesto, el general no toca:
la descomposición social, el lavado de dinero, la narcopolítica, la
drogadicción. ¿Tiene medidas al respecto? De algunos de estos temas seguramente
no, nadie las tiene con certeza.
Y
es verdad, lo que más le duele a la gente es lo que le pega de frente, los
asaltos, las extorsiones, el robo de vehículos. Pero eso no significa que lo
otro deba pasar a segundo plano. Sería un error de Estado.
BOLA Y CADENA
Y
HABLANDO DE NARCOPOLÍTICA, ¿qué está dispuesto a realizar el presidente Enrique
Peña Nieto para combatir este problema en estados como Sinaloa, donde, sin duda
alguna, ocupa un lugar de primer orden? ¿Habrá medidas distintas dependiendo de
los cárteles de la droga que dominen las entidades o aplicará el mismo
criterio? Mucho se dijo que con la detención de Joaquín Guzmán Loera, el Chapo,
se caerían muchos proyectos políticos en Sinaloa. Hasta ahora no ha pasado
nada. Hasta ahora.
SENTIDO CONTRARIO
POR
LO PRONTO, Jesús Vizcarra Calderón, compadre de Ismael Zambada García, el Mayo,
acaba de recibir, del mismísimo presidente de la República, Enrique Peña Nieto,
el galardón como uno de los más importantes exportadores de México en 2013. Lo
cual significa que hay niveles.
HUMO NEGRO
Y
SI ALGUIEN DUDABA DE QUE a Mario López Valdez se le habían agotado los tiempos
del poder antes de terminar de comerse la paleta, este reconocimiento a Jesús
Vizcarra viene a complicarle más su ya de por sí agobiada administración. Malo
para Sinaloa, porque a ninguna entidad le sirve un gobernador sin poder. Buen
momento para preguntarle a Malova, tan aficionado al “Rey de los deportes” ¿En
qué entrada vamos, gobernador?
(RIODOCE/
Columna Altares y Sótanos de Ismael Bojórquez/ Septiembre 7, 2014)
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