El
gobierno federal y Televisa cerraron la pinza alrededor de Germán Larrea, el
segundo hombre más rico de México, presuntamente a raíz del desastre ambiental
provocado por una de sus empresas, Buenavista del Cobre, en Sonora.
Calificándolo de “desleal”, Joaquín López Dóriga narró en sus columnas
periodísticas el desencuentro entre el empresario minero y Emilio Azcárraga,
que llevaron al despido de aquél del Consejo de Administración de la
televisora. Al mismo tiempo el presidente de la República –entrevistado por
López Dóriga– marcó su distancia: “Se aplicará la ley a cabalidad sin importar
de quién se trate”… El empresario en desgracia también perdió el apoyo del
gobernador sonorense, hasta hace poco uno de sus más fervientes defensores.
MÉXICO,
D.F. (Proceso).- La tarde del viernes 19 Grupo Televisa oficializó en la Bolsa
Mexicana de Valores lo que era un rumor entre especialistas en
telecomunicaciones una semana antes: la salida de Germán Larrea, segundo hombre
más rico del país y presidente de Grupo México, del Consejo de Administración
de la empresa de Emilio Azcárraga Jean, a la cual se integró ocho años atrás,
en la época dorada de la alianza con los gobiernos panistas de Vicente Fox y
Felipe Calderón.
El
escueto comunicado de Grupo Televisa contrastó con la vehemencia de su
comentarista estelar, Joaquín López Dóriga, quien acusó a Larrea de “desleal” y
dos días antes publicó una columna en Milenio Diario donde relató la versión
gubernamental de la disputa entre la administración de Enrique Peña Nieto y el
propietario de la empresa Buenavista del Cobre, responsable del derrame tóxico
en los ríos Bacanuchi y Sonora el 6 de agosto pasado.
“Televisa
fue notificada que una empresa controlada por el Sr. Larrea solicitó participar
en la licitación de las nuevas cadenas de televisión abierta. El Sr. Larrea
pidió salir del Consejo de Administración de Televisa, debido a los conflictos
de interés que pudiera resultar en la licitación”, según el comunicado de la compañía
de Azcárraga.
Se
hacía referencia a Cinemex, empresa adquirida en 2009 por la filial de Grupo
México, Entretenimiento GM México, por 315 millones de dólares, transformándose
en uno de los principales emporios de salas de distribución de cine. En noviembre
de 2013, pese a la negativa inicial, la Comisión Federal de Competencia
autorizó la fusión de Cinemex y Cinemark que convirtió a Germán Larrea en el
segundo distribuidor de salas de cine más fuerte en competencia con Cinépolis,
de Alejandro Ramírez.
El
jueves 4 Cinemex oficializó su interés de participar en la licitación de las
dos cadenas de televisión abierta digital. Así, Larrea se sumó a la lista de
empresarios que van por esta licitación: Olegario Vázquez Raña, Manuel Arroyo,
Ariel Picker, Francisco Aguirre, Mario Vázquez Raña y Luis Maccise.
Casi
al mismo tiempo que el anuncio oficial de Televisa, López Dóriga afirmó en su
sitio web que Larrea “ocultó al consejo que desde muchos meses antes había
entrado a la licitación de las dos nuevas cadenas de televisión, teniendo como
consejero de Televisa acceso a toda su información estratégica y de operación,
información que aprovechó en su proyecto de dos nuevas cadenas, conducta que
representa un acto de deslealtad.
(Fragmento
del reportaje que se publica en la revista Proceso 1977, ya en circulación)
(PROCESO / JENARO VILLAMIL/ 20 DE SEPTIEMBRE
DE 2014)
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