El
huracán ‘Odile’ en tierras Sudcalifornianas generó graves estragos por las
fuertes lluvias y vientos superiores a los 250 Km/h, los daños se perciben a
simple vista, Los Cabos se centraliza como el punto de descarga de la furia del
fenómeno.
Este
suceso generó psicosis en el municipio, lo que llevó a ciudadanos a tomar el
control de todo a su paso, la furia fue desatada en vigilantes, gerentes y
guardias de supermercados y tiendas de autoservicio, todo esto para apropiarse
de los productos en venta, sin importarles los problemas económicos y de
abastecimiento que implicaba.
A
solo 30 kilómetros de San José del Cabo, se presentó un corte carretero, lo que
limita la llegada de ayuda al municipio, el único acceso es por Cabo San Lucas.
Lo que genera una sola ruta de ingreso de víveres y también una estrategia para
atracar a quienes portan alimentos o productos de primera necesidad.
El
Aeropuerto Internacional de Los Cabos muestra graves daños en la mayoría de su
estructura, y este es el escenario de miles de historias, como la de aquellas
familias que esperan la oportunidad para abandonar la península de Baja
California, ya que factores como la inseguridad, desabasto y la falta de
empleo, han provocado que el municipio se esté despoblando.
Primero
las autoridades estaban preocupadas de trasladar a más de 30 mil turistas
extranjeros y nacionales que habían quedado varados en aquel municipio, pero
ahora, también se habla de ciudadanos que abandonan el sitio en busca de una
mayor seguridad.
“Trabajaba
en la gastronomía, pero ahorita los hoteles están destruidos, no hay turismo,
no hay trabajo, ni forma de tener dinero; así que prácticamente me voy por mi
familia, por la seguridad también. Más que nada es el alimento, el agua, luz y
pues tenemos que buscar la manera de seguir adelante… tenemos miedo porque no
tenemos hospitales, no tienen energía eléctrica y se está muriendo la gente,
entonces para no causar más problemas, si nos podemos ir, hay menos que
repartir, hay a menos que ayudar”, explicaron dos viajeros apresurados por
subir al avión.
El
intercambio de personas es lo nuevo en la pista cabeña, aviones de fuerzas
federales así como de empresas privadas llegan a cada minuto, trayendo consigo
víveres, agua embotellada, ropa y apoyo humano, a cambio de ciudadanos que se
van desilusionados del municipio y del destino. Los viajes de regreso no tienen
costo alguno, debido al puente aéreo impuesto por el gobierno federal.
Elementos
de la Gendarmería vigilan la zona, el
plan DNIII-E se encuentra activado, y los marinos se suman
al esfuerzo. Para muchos la ayudo llegó demasiado tarde.
La
incertidumbre se ha apoderado de los habitantes de las comunidades de Los
Cabos, "(sentimos) mucho miedo, porque no hay información, realmente no
hay un centro de información que tu vayas y te digan que está pasando, si tú no
tienes radio, no escuchaste nada. Yo creo que nos están ocultando información,
porque ahora gente si vio fallecidos. Más que nada, es por la incertidumbre de
los alimentos y las medicinas. O sea no han anunciado de gente fallecida, pero
yo vivía aun lado de un arroyo bastante ancho y largo, donde estaba lleno de
casitas, así de lotes chicos, entonces no sabemos de esa gente”, explicó Ana
María Contreras.
Se
manera lenta se vuelve a la normalidad el municipio de Los Cabos; los turistas,
ya abandonaron la cuidad, los trabajadores de los grandes desarrollos hoteleros
de la zona dejan sus hogares para proteger a sus familias de los saqueos y
asaltos; muchos ya regresan a su lugar de origen.
(SEMANARIO
ZETA/Antonio de Jesús Cervantes/ 20 de Septiembre del 2014 a las 15:50:06)
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