O
perdió la cordura política el gobernador de Sonora, Guillermo Padrés, o está en
pleno Juego de la Gallina con el gobierno federal. En todo caso, 34 días de la
crisis que provocó un derrame de tóxicos en una mina del Grupo México, lo ha
alterado al grado de la desesperación.
El
Grupo México es propiedad de Germán Larrea, el elusivo empresario que está
considerado como el tercer hombre más rico México, por quien el gobernador sacó
la cara y le ayudó a esconder una de las peores tragedias ambientales en la
historia, en defensa de intereses privados sobre el interés público.
Padrés
avaló la primera versión del Grupo México sobre el desastre, cuando informó que
había sido consecuencia del alto nivel de agua en las presas causada por las
lluvias. La Secretaría del Medio Ambiente lo desmintió: no había llovido.
Padrés y el Grupo México buscaron una nueva justificación mientras esconden de
las autoridades federales que la mina de Cananea, donde la falta de revisión
–no realizan una desde el año pasado- y mantenimiento provocaron el desastre,
sigue operando en forma clandestina. El Grupo México también ha ocultado que
hay tres grandes contenedores de agua totalmente contaminados y que la
recuperación de todo lo afectado, tardará cuando menos siete años.
Cómplices
en el encubrimiento, son aliados contra el gobierno federal en una batalla que
no pueden ganar. La vida de más de 22 mil personas afectadas por la
contaminación, frenan la impunidad. La Secretaría del Medio Ambiente demandó
penalmente a quien resulte responsable de la tragedia, y prepara multas por al
menos 40 millones de pesos. Pero si el problema para Grupo México es
exponencial por la posibilidad de que los riesgos sean mayores de lo que hasta
ahora se reconoce, en el caso del gobernador, perdió las formas políticas.
La
revelación en el programa de televisión “Punto de Partida” que conduce Denise
Mearker, que el viejo rancho familiar de Padrés llamado “Pozo Nuevo”, enclavado
en la zona donde se produjo una de las peores tragedias ambientales en la
historia de México, tenía una represa construida ilegalmente, le dislocó la
compostura. ¿O cómo explicar que la confirmación de una obra al margen de la
ley que hicieron los delegados de la Secretaría de Agricultura, la Comisión
Nacional del Agua y la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente llevó al
gobernador al punto de expulsarlos? ¿Cómo entender que en medio de la crisis ambiental
que motivó reuniones permanentes del Consejo Estatal de Protección Civil,
declarara a tres delegados non gratos?
En
una acción inédita, Padrés rompió con el gobierno federal al expulsarlos, bajo
la acusación de que actuaron con fines político-electorales –las elecciones en
Sonora son en junio de 2015-, y los descalificó como interlocutores. “No son
bienvenidos”, agregó el gobernador. “Que manden (el gobierno federal a) algún
otro representante de la misma dependencia, menos a esas personas que han
actuado de mala fe y dolo”. Lo que hicieron los delegados fue desmentir que el
pozo en su rancho era viejo, y que la obra tuviera los permisos
correspondientes. Por segunda ocasión en menos de mes y medio, el interés
particular fue antepuesto al interés público.
Padrés
no es un político inexperto. De hecho, es uno de los mejores operadores
político-electorales con que cuenta el PAN, y varias gubernaturas azules en el
país se deben a la maquinaria electoral que ha construido. Por tanto, si es un
político fogueado, ¿por qué se pintó la cara de guerra? En algunos momentos de
la historia, los políticos, demócratas y autócratas, han buscado fugas hacia
delante. Crean una crisis para ocultar una anterior. En este caso, expulsar a
delegados federales es enfrentar al gobierno y buscar que quede en el olvido la
primera crisis. Otro gobernador sonorense, Eduardo Bours, lo intentó antes
cuando para apagar la tragedia de la guardería ABC en Hermosillo, decidió
pelearse con el entonces presidente Felipe Calderón. ¿Resultado? Bours vive
desde entonces en la ignominia, y una causa penal en su contra no está fuera
del horizonte actual.
Bours
quiso jugar a la gallina con el gobierno de Calderón, que es como se conoce a
este ejercicio dentro de Teoría de Juegos, que tiene como origen la película
“Rebelde sin Causa”, que muestra a dos jóvenes que manejan autos a gran
velocidad por una pendiente y hacia un acantilado. El juego consiste en que se
mantengan firmes hasta el final; quien salta primero del automóvil, es “la
gallina”. Bertrand Russell, el filósofo y Premio Nobel de Literatura, la
utilizó como metáfora para la disuasión nuclear, donde la racional
prevaleciente durante décadas era que el armamento nuclear de las potencias no
tenía un propósito ofensivo, sino para elevar el costo de que fueran atacados
con el mismo tipo de armas.
¿Está
Padrés jugando la gallina con el gobierno federal? Bours lo intentó y perdió.
Expulsar a los delegados sólo exacerbó al gobierno federal y aumentará los
costos contra Larrea y el Grupo México. Poco inteligente para un gobernador que
es inteligente. Alterado y descubierto una vez más en sus arbitrariedades, más
propias de un déspota que de un demócrata, en tiempos donde los autócratas
están fuera de tiempo y los costos que pagan por sus excesos, tarde o temprano,
tienen que ser saldados. Como le sucedió a Bours, igual sucederá con Padrés.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
twitter:
@rivapa
(DOSSIER
POLITICO/ Columna ESTRICTAMENTE PERSONAL de Raymundo Riva Palacio / Eje Central/
2014-09-12)
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