Para evitar la infracción de la Policía Federal Preventiva de
Proximidad Social (antes Policía Federal de Caminos), el trailero debe
llevar en la mano 300 pesos.
Es preferible en billetes de 50 pesos, para poder regatear. Si lleva
morralla, o billetes de 20 pesos, cooptar al policía puede salir más
caro, y hasta un arresto o un retraso intencionado de varias horas en la
entrega del producto.
El policía de carretera se ofende si le ofrecen billetes de baja
denominación. Se autocompara con un abonero. Eso lo denigra, pero no le
hace mella en su autoestima recibir un pago por nada.
Así describe Pancho Francisco el actuar de los agentes de la Policía
Federal de Caminos, en su paso por Sinaloa. “Y cualquier municipio es
igual. Aquí están cañones, güey”, se despide en esa gasolinera a la que
llegó al chequeo de llantas, a base de golpes con un bat tan corto que
parece un bolo de boliche.
La experiencia de quien se dice Pancho Francisco, fue confirmada por
Elías Dip Ramé, presidente de la Confederación Nacional de
Transportistas Mexicanos (CONATRAM) y por Javier Borrego Adame,
Presidente de la Comisión de Policía Federal Preventiva de la CONATRAM,
quienes aseguraron que la corporación se ha vuelto un barril sin fondo,
pues el pago de cuotas representa casi el 8 por ciento del flete.
“En la contabilidad de los camioneros se llama “gasto ciego”, pues no
hay facturas de papel y mucho menos electrónica del dinero que sueltas
para poder continuar el viaje y entregar el flete a la hora programada.
Esto te pasa con la policía que te muerde, con el machetero, que te
limpia los cristales o el que te ayuda a una maniobra, o el llantero que
te desponcha a media noche o en domingos”.
Dip Ramé comentó que el peor de todos es el policía, porque ese no quiere monedas sino billetes.
“La corrupción en la policía es fuerte, pero no son todos. Los hay buenos, que son los menos”.
Esta práctica de exigir “mordida” por nada, es abusiva y aunque las
cabezas de la corporación han ofrecido y prometido combatirla hasta
reducirla, no ha sido posible, porque tiene muchas cabezas, afirmó.
Las entrevistas con los altos mandos tienen resultados ocasionales,
pero al cabo de un tiempo, cuando se afloja el cuero, el policía retoma
el cobro de cuota como una obligación.
Borrego Adame, por su lado, afirmó que esas condiciones de trabajo en
la carretera son insoportables, y debe frenarse, porque sumando los
demás costos y la competencia desleal que tampoco la policía combate,
están acabando con el autotransporte como Pequeña y Mediana Empresa
(PyME).
Ambos afirmaron que la policía de carreteras tiene una triple
ganancia cotidiana, pues al transportista que no carga más de 23
toneladas se le exige el pago de “cuotas”, mientras que al camionero de
una trasnacional que jala un doble remolque y que arrastra más de 70
toneladas se le deja pasar sin ser notado, aunque esté prohibido su
tránsito con semejante volumen sobre las carreteras nacionales.
“Ellos pueden cruzar hasta cinco estados y nadie los ve. Evidentemente hay un pago de por medio, o una orden de no molestar”.
Esos vehículos son imposibles de detener con sus sistemas de frenado
propios y arrastrarán cualquier cosa que se cruce en su descontrolado
camino. Además, circular sobre la carretera la daña, destroza los
aproches, desnivela la cinta asfáltica y truenan puentes. La ganancia
que esos dobles remolques producen queda en las empresas grandes y el
costo lo paga el contribuyente.
Ante la “ceguera” de la Policía de carreteras, la CONATRAM exigió, en
voz de sus dirigentes, que la corporación sanee sus filas porque de
continuar las deslealtades, el transporte de carga desaparecerá.
Máquina contra el hombre
Para contrarrestar la corrupción en la policía federal, la Secretaría
de Comunicaciones y Transporte invertirá en un equipo automático de
medición de peso y medidas, que permitirá enviar a domicilio
infracciones por sobrepeso y dimensiones, anunció Ofelia Maro Martínez,
directora adjunta de inspección de esta dependencia.
Las multas por ambos conceptos se enviarán a través de un sistema
computarizado y oscilarán en un costo de los 100 mil pesos, por primera
ocasión y de 300 mil pesos para los reincidentes.
Las multas se dividirán entre el propietario del camión y quien contrató el flete.
Con la automatización del transporte se esperan reducir los casos de corrupción en carreteras.
Además de ello se analiza la modificación de normas mexicanas que
prohíba la circulación de doble remolque y hasta de góndolas que
transporten minerales.
Todos los camiones deberán de ajustarse al volumen de carga permitido, de lo contrario serán amonestados en forma automática.
“Ninguna empresa soportará dos multas por reincidencia. Entonces se sujetarán a la norma”, dijo.
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