En la
primera imagen a la derecha aparece el arbitrario agente de la PEI,
Aarón Armando Verkowitz Zanzarik.
En la segunda gráfica, igualmente se
observa a la derecha y de espalda a Samuel Cabrera, el otro abusivo
agente de la PESP. En el resto, aparece el afectado esposado a bordo de
la patrulla 123 de la Policía Municipal y la unidad 1360 de la Estatal
Investigadora, abordada por los agentes estatales implicados en este
abuso ciudadano.
Sin poco
menos que nada de criterio y respeto a los derechos humanos, un grupo de
elementos de la Policía Estatal de Seguridad Pública encabezado por un
agente de la Policía Estatal Investigadora, maltrataron, golpearon y
arrestaron a joven motociclista bajo el supuesto que, la motocicleta que
conducía traía irregularidades.
Los responsables de este condenable atropello contra el joven ciudadano fueron identificados como Aarón Armando Verkowitz Zanzarik, quien es agente de la PEI y Samuel Cabrera, que se desempeña como elemento de la Policía Estatal de Seguridad Pública (PESP).
Ambos
se mostraron desafiantes en contra de los preceptos de toda legalidad,
argumentando que estaban “cumpliendo con su deber” y el “protocolo” de
procuración de justicia, ante la indignación de varios agentes de la
Policía Municipal que, por igual forma repudiaron este hecho.
El afectado, Paúl Armando Castro Higuera,
de 23 años, fue arrestado en Privada San Francisco, en el
fraccionamiento Las Haciendas, por conducir una motocicleta marca
Yamaha, color azul y sin placas de circulación.
Al tratar
de defender su postura y hacer valer sus derechos como cualquier
ciudadano en apego a la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, Castro Higuera, fue detenido arbitrariamente a punta de
golpes.
Los
uniformados, argumentaron inverosímilmente que el supuesto infractor se
había puesto agresivo y que por seguridad de ellos procedieron de esa
forma.
Sin
embargo, dijeron que lo abofetearon y le asestaron puñetazos entre el
pecho y el abdomen, según ellos, para hacerlo entender que la
“autoridad” son ellos y que nadie tiene derecho a replicar y mucho menos
a defenderse.
Lo
golpearon, pese a que Castro Higuera estaba esposado injustamente con
las manos flexionadas hacia atrás, aunque después le cambiaron las
esposas hacia delante.
Se
mostraron dueños de toda verdad, por lo que condujeron al afectado al
corralón de la Secretaría de Seguridad Pública, ubicado en calles Paseo
Miravalle y 300, en la patrulla 123 de la Policía Municipal, escoltada
por la 1360 de la Estatal Investigadora, como si se tratara de peligroso
delincuente.
Ahí, de
manera infructuosa le “corrieron” la serie a la motocicleta, aduciendo
que traía dos números borrados y según ellos, hasta alterados.
Esto,
pese a que uno de los agentes de la Policía Municipal, les explicó que
regularmente esto ocurre en las motocicletas por la fricción que hace el
cable del acelerador con el tubo de la horquilla donde está inscrita la
numeración de identificación de la motocicleta.
Sin
embargo, no reconsideraron su actitud y al intervenir este reportero
para explicarle que la motocicleta no es robada, debido a que pertenece a
esta empresa editorial, Verkowitz Zanzarik, respondió que no le
importaba a quien perteneciera y que él cumpliría con su “protocolo”.
Al
insistirle que modificara su actitud, sobre todo con el detenido, a
quien en repetidas ocasiones golpeó, a la vez que tiranamente le dijo:
“levanta la mirada y mírame de frente ca…”, incluso ahí mismo en los
patios, el desquiciado uniformado reiteró que él estaba haciendo “su
trabajo” y que no le importaba nada.
Sus
expresiones eran aprobadas por los elementos de la PESP que trae a su
cargo, entre estas, una mujer, robusta y de estatura baja, quien de
igual forma asumió retadora postura, sin ningún respeto a los derechos
humanos del detenido y el reportero.
Al
corroborarse que la motocicleta no tiene ninguna irregularidad como
ellos esgrimieron, haciendo un derroche de ínfulas de poderío, Verkowitz
Zanzarik, que dijo ser licenciado, advirtió con tronantes palabras que
él mandaba en ese momento ahí y que Castro Higuera sería infraccionado y
llevado a las celdas.
Efectivamente
fue trasladado ante el juez calificador en turno, pero éste determinó
dejarlo en libertad, pidiendo que sólo pagara la multa que el ex
comandante de Tránsito Municipal, Eduardo Soto de Arganza, le elaboró
con marcada prestancia, al sumarse de igual forma a esta vejación y
atropello.
Fue así como casi dos horas más tarde, terminó el suplicio para el joven motociclista Paúl Armando Castro Higuera.
(DIARIO DEL YAQUI/
Martín Alberto Mendoza /Jueves, 15 Mayo 2014 01:17)
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