MÉXICO, D.F.
(apro).- Eduardo Quintero, abogado del líder de autodefensas, Hipólito Mora,
afirmó que al juez que ordenó el auto de formal prisión de su cliente, le
faltaron “güevos” para decretar la libertad de su defendido.
El juez, abundó,
basó su resolución en declaraciones de familiares directos de una de las
víctimas, de cuyo asesinato supuestamente Mora fue copartícipe, y en el
testimonio de una testigo que, en su opinión, resulta inverosímil.
En entrevista con
Noticias MVS primera emisión, Quintero señaló que dos hijos de una de las
víctimas –no especificó cuál de las dos— y la esposa del mismo, dijeron en su
declaración que “creen” que Hipólito Mora fue quien ordenó el asesinato de su
familiar.
La cuarta testigo,
precisó, afirma que en medio de la obscuridad y a 500 metros de distancia
–entre cuatro y cinco cuadras— vio y escuchó cuando Hipólito Mora y su gente
golpeaban a las víctimas.
“Así lo dice textualmente
(la testigo), vio y escuchó cuando estaban golpeando Hipólito Mora y su gente a
estas dos personas, estado sin luz a obscuras y pese a ello pudo escuchar y ver
lo que estaba aconteciendo a cinco cuadras. Un testimonio completamente
inverosímil”, sostuvo el abogado.
Esas, dijo, fueron
las pruebas que tomó en cuenta el juez para dictar formal prisión al líder de
autodefensas.
“Ayer (jueves)
atestigüé el acto más grande de cobardía de parte de un juez en su ejercicio
profesional, al dictar un auto de formal prisión a un hombre de la calidad
moral de Hipólito Mora.
“Con esas pruebas
(los testimonios) dicta un auto de formal prisión, indudablemente fue la
cobardía de no querer resolver directamente la situación jurídica de Hipólito
Mora, lavándose las manos”, sostuvo Quintero.
Y no sólo eso: el
juez se declaró incompetente para conocer del caso de Hipólito Mora enviándolo
a Apatzingán.
“Por lo que respecta
a la incapacidad, debo decir que estoy de acuerdo, es incapaz pero incapaz
mentalmente.
“Solamente un
incapaz podía considerar que existían pruebas para dictar un auto de formal
prisión”, fustigó.
Además, dijo que lo
responsabilizó por lo que pudiera pasarle a su cliente al pedir su traslado a
Apatzingán, considerado el bastión de Los Caballeros Templarios.
“Le dije al juez que
era un cobarde, un vil, en el momento en que dictó una resolución en la que
ponía en peligro la vida de Hipólito al trasladarlo a la ciudad de Apatzingán y
enviar el expediente a esa ciudad”, sostuvo Quintero.
–¿Piensa que está en
riesgo la vida de Hipólito?—preguntó la periodista Carmen Aristegui.
–Sí, y yo lo dije
también, delante de él. Lo que le pueda pasar a Hipólito Mora es
responsabilidad de él y si en un momento, debido a esto pierde la vida Hipólito
Mora, lo llevará en su conciencia.
–¿Estamos solamente
ante un asunto de cobardía?
–Claro, si fuera un
asunto político también lo diría, si fuera un juez de consigna también lo
diría.
El abogado fue más
allá al sugerir que tampoco cree que el juez sea un hombre honesto “porque no
es posible que con un sueldo de juez, que aquí en Michoacán es raquítico, pueda
alcanzarle para tener viviendo en España a su hija”.
Y remató:
“Desafortunadamente
nosotros no ofrecimos nada a cambio de la libertad de Hipólito Mora porque no
podíamos ofrecer nada por la libertad de un inocente”.
Quintero señaló que
aún no decide se apelará la resolución del juez o recurrirá al amparo y que lo
definirá en las próximas horas.
(PROCESO/ LA
REDACCIÓN/ 20 DE MARZO DE 2014)
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