Prerrogativa
exclusiva de la Cámara de Diputados, la confección del Presupuesto de
Egresos para el próximo año fue, sin embargo, una imposición orquestada
por el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, y su equipo de la
Subsecretaría de Egresos, que ignoraron a los legisladores. Es decir, no
hubo negociación real ni los jaloneos de años previos. Con la
aprobación del presupuesto el jueves 14, el PRI y sus partidos pactistas
confirmaron su cómoda vocación acrítica.
MÉXICO, D.F. (Proceso).-
La aprobación del Presupuesto de Egresos de la Federación para 2014,
efectuada el jueves 14 –un día antes de la fecha límite legal–,
significó el regreso del viejo PRI con sus formas y modos habituales y
el clásico agandalle a la hora del reparto de los dineros.
El
secretario de Hacienda, el priista Luis Videgaray, y su equipo de la
Subsecretaría de Egresos ni vieron ni oyeron a los diputados. Ni a la
hora de revisar el grueso documento y hacerle mínimas modificaciones ni
–mucho menos– a la hora de confeccionar el dictamen del presupuesto, que
es prerrogativa exclusiva, por ley, de la Cámara de Diputados.
En
los hechos no hubo una negociación real ni aquellos jaloneos ríspidos
de otros tiempos. Es más, ni siquiera hubo aquellas jornadas, casi
festivas, en que gobernadores, presidentes municipales, rectores de
universidades, representantes de organizaciones sociales, entre otros,
acudían a la Cámara a hacer sus peticiones de recursos.
Esta vez
todo lo hizo la Secretaría de Hacienda, la mayor parte del tiempo en sus
distintas oficinas o en restaurantes. A ellas acudían principalmente
gobernadores, líderes de los partidos y coordinadores parlamentarios;
siempre a ver a Luis Videgaray y a su subsecretario de Egresos.
En
San Lázaro sólo se armó una carpa, cerrada y bien resguardada, en la
parte sur del basamento de la Cámara de Diputados, donde se instaló el
equipo de la Subsecretaría de Egresos, al mando de su titular Fernando
Galindo, para la elaboración del dictamen del Presupuesto de Egresos.
El
salón destinado a la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública, que
inició su sesión permanente dos semanas antes, siempre lució vacío. Sólo
se usó la noche del miércoles 13 para “discutir” y aprobar el dictamen…
en apenas 20 minutos, como nunca había pasado.
Llegó el dictamen
al pleno de la cámara, con más de 80 reservas, pasadas las 10 de la
noche. Se consumieron ocho horas de “debate” en el pleno. Sin objeciones
que implicaran recursos de impugnación –y en consecuencia,
modificaciones y reasignaciones de los mismos–, fue aprobada. El
mayoriteo aplastó cualquier propuesta de cambio…
/19 de noviembre de 2013)
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