Su refugio
son las ruinas de un cuarto a medio construir en un baldío de la colonia
Antonio Toledo Corro. La maleza y la basura la ocultan a primera vista
En el lecho de
muerte, sin muerto, el animal permanece echado sobre pertenencias de su amo. Al
ruido de los pasos levanta la cabeza y observa con ojos de mirada atónita.
Su refugio son las
ruinas de un cuarto a medio construir en un baldío de la colonia Antonio Toledo
Corro. La maleza y la basura la ocultan a primera vista.
"La
Pulgas" reposa su orfandad en una playera de su amo. Un par de zapatos y
una cachucha percudida crean una atmósfera de duelo.
Al llamado por su
nombre mueve el rabo, golpea el suelo con la cola.
No hay muestra de
ferocidad ni desconfianza. Hay nobleza y mansedumbre en el animal que golpetea
el suelo con la cola.
"Pulgas...",
se le llama.
Al exterior, cuatro
perros de mayor edad y estatura juguetean entre sí. Es la camada que quedó sin
dueño.
Adentro, en el
último rincón de la vida, vive la fidelidad de la perrita. Olfatea la playera y
los zapatos de su amo muerto. Y observa desde la muerte con sus ojos de mirada
atónita.
"Lo tenía
amarrado ahí", cuenta una vecina, "por eso no salía. Cuando llegaron
por el muerto, los policías cortaron el mecate... Sí sale... pero se vuelve a
meter".
Salvo las orejas que
tiene empedradas de garrapatas, "La Pulgas" está rozagante. Llena de
vida... y de buen árbol genealógico.
Cuando se le toma en
brazos, se aferra con las uñas a un trozo de madera tirado al suelo. No gruñe.
Tampoco ladra. Se deja llevar en vilo tan sólo con el movimiento de su cola.
Dos de los cuatro
canes lo acompañan en silencio hasta el vehículo que lo trasladará a una
veterinaria y a una nueva vida. Es el adiós a la pequeña perra fiel.
Un adiós al último
refugio de la fidelidad, al pedazo de tierra donde cuidó a su amo más allá de
la vida, más allá de la amistad...
CUIDABA A SU AMO
El viernes, en un
predio de la Antonio Toledo Corro, fue encontrada una persona muerta por
sobredosis de droga. "La Pulgas" vigilaba e impedía con gruñidos y
ladridos cualquier acercamiento al cadáver de quien fue su amo, al que lamía y
cuidaba.
(NOROESTE/ Martín González /19-11-2013)
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