Denuncia víctima que fue torturada por grupo que se autollama “La Barredora”
TIJUANA.- Un grupo de
hombres armados que se hacen llamar “La Barredora” se han dedicado en
las últimas semanas a “levantar” a ciudadanos que caminan por las calles
del primer cuadro de la ciudad bajo el argumento de buscar a quienes
lideran la venta de drogas al menudeo.
Pedro Castillo Padilla, de 31 años, acudió ayer a las oficinas de la Comisión Binacional de los Derechos Humanos (CBDH), a denunciar que fue víctima de dicha organización.
Caminaba con su novia Inés por la calle Primera de la Zona Norte, cuando de pronto se les acercó un hombre alto y bien vestido.
“Me gritó ven para acá. Y me llevó hasta una Suburban de modelo reciente, color azul o vino, no recuerdo bien, pero era oscura”, detalló.
“Me dijeron que eran de ‘La Barredora’, por eso me enteré, quiénes son”, mencionó.
Nunca se identificaron con él, nada más lo esposaron y luego empezaron a revisarlo como cualquier policía, pero no le encontraron nada ilegal.
Cuando lo voltearon, se dio cuenta que había otro hombre, era de complexión media, de pelo castaño. Él contestó: “Este es el que controla el callejón Coahuila”.
Me preguntaron por “El Gordo” y “El César”, les expliqué yo no era la persona que buscaban y no sabía nada de esas personas.
Hasta les contó que profesa la religión cristiana, a qué centro religioso acude y trató de mostrarles su identificación. Nunca le hicieron caso.
Lo subieron a una panel de color blanco, a un costado pusieron a un perro y al moverse el vehículo, empezaron a golpearlo, hasta le pusieron una bolsa de plástico que trató de morder para poder respirar.
“Del miedo me hice del baño en los pantalones”, describió ante Víctor Clark, presidente de la CBDH.
Los torturadores usaban chalecos antibalas, gorras y ametralladoras, nunca les vio alguna placa que los identificara como policías, pero notó que uno tenía tapado algo en su pecho.
Después de los golpes y no obtener los datos que le pedían, lo aventaron desde el vehículo en movimiento. Ya estaba de nuevo en una de las calles de la Zona Norte.
“No podía ni apoyar mis manos porque las tenía todas dormidas. Unas personas me vieron y me ayudaron. Ellos me dieron ropa, el bóxer y la camisa”, describió al tiempo que mostraba su vestimenta.
Consideró ese llamado grupo “La Barredora” son “como ministeriales que se meten a buscar si hay drogas o esas cosas”.
(EL MEXICANO/ Yolanda CABALLERO / 21 de Noviembre 2013)
Pedro Castillo Padilla, de 31 años, acudió ayer a las oficinas de la Comisión Binacional de los Derechos Humanos (CBDH), a denunciar que fue víctima de dicha organización.
Caminaba con su novia Inés por la calle Primera de la Zona Norte, cuando de pronto se les acercó un hombre alto y bien vestido.
“Me gritó ven para acá. Y me llevó hasta una Suburban de modelo reciente, color azul o vino, no recuerdo bien, pero era oscura”, detalló.
“Me dijeron que eran de ‘La Barredora’, por eso me enteré, quiénes son”, mencionó.
Nunca se identificaron con él, nada más lo esposaron y luego empezaron a revisarlo como cualquier policía, pero no le encontraron nada ilegal.
Cuando lo voltearon, se dio cuenta que había otro hombre, era de complexión media, de pelo castaño. Él contestó: “Este es el que controla el callejón Coahuila”.
Me preguntaron por “El Gordo” y “El César”, les expliqué yo no era la persona que buscaban y no sabía nada de esas personas.
Hasta les contó que profesa la religión cristiana, a qué centro religioso acude y trató de mostrarles su identificación. Nunca le hicieron caso.
Lo subieron a una panel de color blanco, a un costado pusieron a un perro y al moverse el vehículo, empezaron a golpearlo, hasta le pusieron una bolsa de plástico que trató de morder para poder respirar.
“Del miedo me hice del baño en los pantalones”, describió ante Víctor Clark, presidente de la CBDH.
Los torturadores usaban chalecos antibalas, gorras y ametralladoras, nunca les vio alguna placa que los identificara como policías, pero notó que uno tenía tapado algo en su pecho.
Después de los golpes y no obtener los datos que le pedían, lo aventaron desde el vehículo en movimiento. Ya estaba de nuevo en una de las calles de la Zona Norte.
“No podía ni apoyar mis manos porque las tenía todas dormidas. Unas personas me vieron y me ayudaron. Ellos me dieron ropa, el bóxer y la camisa”, describió al tiempo que mostraba su vestimenta.
Consideró ese llamado grupo “La Barredora” son “como ministeriales que se meten a buscar si hay drogas o esas cosas”.
(EL MEXICANO/ Yolanda CABALLERO / 21 de Noviembre 2013)
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