Una
mañana de agosto del año pasado Manuel Velázquez Mascorro, pequeño
empresario de Ciudad Juárez, fue sacado violentamente de su casa por
agentes antidrogas de Estados Unidos y efectivos de un grupo especial
creado por Julián Leyzaola, entonces jefe de la Policía Municipal
juarense. Además de la inocencia que el secuestrado alega, en su caso se
violaron muchas leyes: no había orden de captura en su contra, mucho
menos una solicitud de extradición, y aun así los estadunidenses se lo
llevaron a Texas, donde ha estado preso durante más de un año, sin visos
de poder salir. Es sólo un caso más de la justicia al estilo DEA.
MÉXICO,
D.F. (Proceso).- “El 15 de agosto de 2012 a las 7:44 de la mañana
llegaron al fraccionamiento en donde vivo elementos de la Policía
Municipal. Traían las placas y números económicos (de sus patrullas)
cubiertos. El guardia (del conjunto habitacional) me avisó por teléfono
que iban por mí y no saliera de la casa porque corría peligro pues iban
armados.
“Le hablé a Federico Servín, mi abogado, para que viera
qué estaba pasando. Apenas colgué, saltaron las bardas de mi casa,
quebraron los vidrios de las ventanas y entraron. ‘¡Hijo de tu pinche
madre, tírate al suelo porque si no, te matamos!’, me dijeron. Eran como
12 hombres encapuchados y uniformados. Me cubrieron el cuerpo con una
cobija, la cara con una camiseta y una bolsa de plástico, y me
golpearon. Me preguntaban dónde tenía el dinero, las armas, la droga.
Que les dijera, si no, ellos las iban a poner.
“Luego entró una
persona a quien llamaban agente Barraza (después supe que pertenece a la
DEA). Él dijo en inglés que iba a tomarme una foto para enviarla a
Chris Cherry (otro agente estadunidense) para ver si era yo. Me
siguieron golpeando mientras decían que me iban a matar. En eso oí la
voz de mi abogado. Les preguntó qué estaba pasando, pero empezaron a
insultarlo a gritos.”
Manuel Gerardo Velázquez Mascorro fue
secuestrado ese día de su casa en Ciudad Juárez por agentes de la
administración antidrogas estadunidense (DEA) apoyados por el Grupo
Táctico Jaguares, formado con exmilitares por el entonces comandante de
la Policía Municipal, Julián Leyzaola.
El lunes 11 y vía
telefónica desde la prisión de Sierra Blanca, Texas, donde se encuentra,
Velázquez cuenta a Proceso su historia: En un acto a todas luces
ilegal, el pequeño empresario fue entregado a las autoridades de Estados
Unidos sin que mediaran un juicio ni una orden de extradición.
Y
al mismo tiempo que él era secuestrado en Ciudad Juárez, como supo
después, en El Paso, Texas, las casas de sus padres (quienes también
fueron detenidos) y de su esposa Cristina Campa eran cateadas por la
DEA.
En una reunión con la reportera el jueves 7, el abogado Servín y Cristina Campa abundan en la narración…
Fragmento del reportaje que se publica en la edición 1933 de la revista Proceso, actualmente en circulación.
/20 de noviembre de 2013)
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