MÉXICO,
D.F. (proceso.com.mx).- Una de las leyendas en torno a Rafael Caro
Quintero, liberado la madrugada del viernes del penal de Puente Grande,
gira en torno a que tras su detención en 1985 ofreció pagar la deuda
externa de México, en aquel entonces de más de 80 mil millones de
dólares.
Supuestamente Caro Quintero propuso al gobierno del
expresidente Miguel de la Madrid que lo dejara trabajar sus cultivos de
mariguana durante dos años más sin que le molestaran y a cambio de ello
él pagaría la deuda externa. Sin embargo, las autoridades rechazaron el
ofrecimiento.
Se trataba de una grabación; muchas personas
pensaron que efectivamente era la voz del capo pero presuntamente fue
una parodia de un comediante.
Después el sinaloense negó haber hecho esas declaraciones.
Caro
Quintero nació el 3 de octubre de 1952 en la comunidad de La Noria,
municipio de Badiraguato, Sinaloa el mismo lugar donde vio la luz
Joaquín El Chapo Guzmán. Estudió hasta primero de primaria.
Provenía de una familia de campesinos de bajos recursos. Es el mayor de un total de tres hermanos.
Caro
Quintero dejó a su familia a los 18 años para irse a trabajar como
chofer de camiones. Posteriormente comenzó a cultivar mariguana en el
terreno de su padre, lo que le trajo grandes ganancias pues en poco
tiempo adquirió propiedades aledañas al predio.
Conocido como el
“narco de narcos”, Caro Quintero fue uno de los narcotraficantes más
poderosos de México en los años 80. Se le atribuye el surgimiento del
tráfico de drogas a gran escala hacia Estados Unidos, el principal
mercado para los grupos delincuenciales mexicanos.
Su maestro en el negocio del tráfico de drogas fue el narcotraficante Pedro Avilés Pérez.
Junto a Miguel Ángel Félix Gallardo y Ernesto Fonseca Carrillo, Don Neto,
fundó el cártel de Guadalajara, que en los 80 fue uno de los más
poderosos de México. Además formó una red de lavado de dinero con
empresarios y policías.
Cobró notoriedad por su ostentoso nivel de vida y por la manera en que supuestamente ayudaba a los más necesitados.
Con
apenas 29 años, Rafael Caro Quintero ya había amasado una fortuna
estimada en 500 millones de dólares, 36 casas y era accionista de 300
empresas en Guadalajara. Controlaba además la siembra de mariguana en
varias regiones de Sonora.
Era dueño de una fábrica empaquetadora
de mariguana en el rancho El Búfalo, en Chihuahua, donde en noviembre de
1984 fueron confiscadas 10 mil toneladas de la droga. En ese estado
poseía grandes extensiones de tierra y contaba con sofisticados sistemas
de riego que le permitían cosechas todo el año.
Elementos del
Ejército realizaron el aseguramiento junto con autoridades
estadunidenses en ese rancho. Agentes de la DEA contribuyeron a la
realización de dicho operativo, pero Caro Quintero recibió el “pitazo”
por parte de los policías a los que tenía comprados y no logró ser
detenido.
El sinaloense estaba en la lista de los más buscados de
la DEA. Fue acusado de matar al agente de la DEA Enrique Camarena, y su
piloto, el 7 de febrero de 1985.
Al ser detenido en Costa Rica le
fueron decomisados la casa donde se le encontró, un arma chapada en oro
con incrustaciones de diamantes, 300 mil dólares en efectivo, joyas por
un valor de un millón de dólares, dos carros de lujo. También cuatro
propiedades valuadas en 1.9 millones de dólares.
Sus inversiones en aquel país centroamericano rebasaron los 2.5 millones de dólares.
Al
capturarlo, la policía encontró a Sara Cristina Cosío Vidaurri, hija
del exsecretario de Educación de Jalisco y sobrina de un exgobernador de
esa entidad, quien presuntamente estaba secuestrada.
“Yo no estoy secuestrada… yo estoy enamorada de Caro Quintero”, diría Sara en ese entonces.
/10 de agosto de 2013)
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