A
los agentes de Aduanas y Protección Fronteriza les preocupa que la
introducción de mariguana a Estados Unidos se haya elevado en los
últimos meses. Más aún, sostienen que el presidente Peña Nieto frenó el
programa de cooperación bilateral en materia antidrogas no obstante que
la DEA le proporcionó información para atrapar al suegro del Chapo
Guzmán. Tampoco comprenden al embajador Eduardo Medina Mora, quien el
pasado 28 de mayo dijo que lo prioritario no debe ser poner fin al
tráfico de drogas, sino darles a los ciudadanos el derecho de vivir en
paz con sus familias.
NOGALES, ARIZONA (Proceso).- Desde que
Enrique Peña Nieto congeló la cooperación con Estados Unidos en materia
de inteligencia, el flujo de estupefacientes al mercado estadunidense
que corre entre Sonora y Arizona se ha incrementado de manera
significativa, revelan las estadísticas oficiales de confiscaciones de
mariguana.
Los 580 kilómetros de colindancia entre Sonora y
Arizona son el territorio predilecto del Cártel de Sinaloa, cuyos
integrantes meten la yerba a cualquier hora del día, como pudo
corroborar Proceso en un recorrido por esta zona que le ofreció la
Patrulla Fronteriza estadunidense.
“Están pasando mucha droga”,
admite en Tucson la agente fronteriza Crystal Amarillas ante el
reportero y el fotógrafo Eduardo Miranda, al inicio del recorrido en
esta franja que divide a las ciudades hermanas de Nogales: la de Sonora y
la de Arizona.
Aun cuando la detección y confiscación de
narcóticos en Estados Unidos es tarea de la agencia federal antidrogas
(DEA, por sus siglas en inglés), en la frontera Arizona-Sonora son los
agentes asignados a Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas
en inglés), como Amarillas, quienes decomisan la mayor parte de los
estupefacientes.
“Los narcotraficantes mexicanos se aprovechan de
este desierto para pasar mariguana, heroína y metanfetaminas”, explica
Amarillas mientras su mirada recorre las cercas de este entorno
fronterizo cuya orografía ofrece una mayor ventaja a los
narcotraficantes mexicanos que a los agentes estadunidenses.
Del
lado mexicano las casas de Nogales están enclavadas en cerros y sirven
como observatorios a los halcones al servicio de los encargados del
trasiego de drogas.
En las de Nogales, Arizona, los agentes y los
vehículos de CBP quedan muy abajo; algunas se ubican a tres o cuatro
metros del cerco divisorio, cuya altura apenas rebasa los cinco metros.
“Los
halcones se la pasan observando nuestros movimientos”, dice Amarillas,
al tiempo que señala hacia el caserío del lado mexicano.
Este
semanario obtuvo más de 100 páginas de documentos “clasificados” con
resúmenes de las reuniones semanales entre representantes de México y de
Estados Unidos.
En ellos se muestra cómo durante los primeros meses del
gobierno de Enrique Peña Nieto el tráfico de mariguana que llega a
Arizona procedente de Sonora se ha incrementado.
Al estado del
norte de México se le considera una de las principales rutas para el
trasiego de drogas; lo controlan Joaquín El Chapo Guzmán y su
lugarteniente Ismael El Mayo Zambada (Proceso 1908).
En las
páginas clasificadas se hace el recuento de la mariguana confiscada por
CBP entre el 1 de diciembre de 2012 y el 12 de mayo último en las
ciudades de Douglas, Naco y Willcox; en ellas se refleja la intensidad
del trasiego de drogas realizado por el Cártel de Sinaloa a través del
desierto de Arizona.
Según el documento 0298.13/Reunión binacional
de seguridad fronteriza, fechado el 13 de enero último, en diciembre
pasado los agentes de CBP confiscaron en las ciudades de Douglas, Naco y
Willcox 3.6 toneladas de mariguana procedente de Sonora.
Decomisos al alza
En
enero de este año los decomisos se elevaron a 4.2 toneladas en esos
mismos tres puntos; en febrero fueron 6.05, en marzo 5.8, en abril 5.3 y
1.03 en los primeros 12 días de mayo.
Amarillas explica que la
mayoría de las mulas (cargadores) de droga que utilizan los
narcotraficantes mexicanos son indocumentados centro y sudamericanos.
Mientras lo hace, la radio de su vehículo recibe un mensaje de uno de
sus colegas, quien la alerta sobre un posible cargamento de narcóticos
en las inmediaciones del desértico paraje.
“Creo que tienes
suerte”, dice Amarillas a Eduardo Miranda, dándole a entender que tendrá
la oportunidad de presenciar uno de los momentos de acción más
esperados y peligrosos para los agentes de CBP, mientras pide a sus
colegas que le envíen las coordenadas de ubicación de los presuntos
narcotraficantes.
Mientras llega la información, Amarillas
advierte: “Lo más importante de este trabajo es saber esperar el momento
oportuno para tener éxito”.
Y cuando su colega le dice que dos hombres
colocaron una escalera sobre el cerco de acero y pasaron cuatro bultos
hacia territorio estadunidense, comenta que el cargamento pasaría no muy
lejos del centro de Nogales.
El encargado del operativo anuncia
por radio el cruce de la carga. Los demás agentes de CBP esperan el
momento para lanzarse contra los presuntos narcotraficantes.
“Tenemos
que esperar, porque si las mulas están cerca de la línea y descubren
que los tenemos vigilados, se regresan a México con la carga”, explica
Amarillas.
Había pasado casi una hora desde que recibió la alerta
de su colega cuando la agente le comenta a su interlocutor: “Vamos para
allá”, al tiempo que su vehículo sale disparado hacia un caserío
localizado a 50 metros del cerco fronterizo, del lado de Nogales,
Arizona.
En ese momento cinco de sus colegas, armados con rifles
de alto poder, cargaban ya los cuatro bultos decomisados que estaban
envueltos en cinta canela y tenían las iniciales MA y un número, lo cual
indica que supuestamente pertenecían al Mayo Zambada.
“Es
mariguana, son como unas 100 libras (45 kilos)”, declara sonriente el
agente que descubrió la carga y coordinó el despliegue. No obstante las
dos personas que pasaron la yerba lograron escapar por la misma escalera
que utilizaron para pasar la droga.
El operativo culmina
alrededor de la una de la tarde, lo que indica que el trasiego ocurre a
cualquier hora en esta frontera. La confiscación es el primer golpe al
narcotráfico del agente que ubicó a las mulas, por lo que no dejaba de
sonreír. Del otro lado de la frontera los halcones observaban el
acontecimiento.
En estas tierras desérticas son comunes las
cortinas de humo que los narcotraficantes mexicanos lanzan a los agentes
de CBP. Suelen permitir que les confisquen pequeños cargamentos
mientras introducen otros más voluminosos por otro punto de la frontera.
Es probable que así lo hayan hecho esta vez.
“Importa que
logramos confiscar algo, vigilar toda esta frontera es muy difícil”,
subraya Amarillas e inicia el camino de regreso a Tucson.
Las
estadísticas incluidas en los documentos señalan que del 1 de diciembre
de 2012 al 12 de mayo pasado, CBP confiscó 26.130 toneladas de mariguana
en los tres puntos fronterizos identificados: 13.9 en Douglas, 5.4 en
Naco y 6.7 en Willcox.
Otro documento indica: “El 21 de enero de
2013 se registró la incursión de un avión ultraligero al noroeste de la
ciudad de Douglas, que dejó caer 74 kilos de mariguana que serían
recibidos en tierra por una persona que fue detenida y quien resultó de
nacionalidad estadunidense. Este tipo de incursiones no se registraban
en los últimos seis meses por esta frontera con México”.
Reportes del Cisen
Cinco
días después de que las autoridades de Estados Unidos hicieron esta
observación, otro de sus informes indica que el Centro de Investigación y
Seguridad Nacional de México (Cisen) destacó: “El 26 de enero se
localizó un cuerpo sin vida en un puente del ferrocarril en Agua Prieta
(Sonora, al otro lado de la línea de Douglas). Fue un ajuste de cuentas,
el primero en su tipo que se registra en esta ciudad”.
Según otro
expediente, en la primera semana de febrero de este año el Cisen
informó: “Por medio de la Unidad de Atención y Seguimiento a Incidentes
Fronterizos, en febrero se recibieron 86 alertas, 36 de las cuales
fueron por tráfico de droga, 13 por tráfico y portación de armas y el
resto relacionadas con el cruce fronterizo de personas. La cifra ubicó
en el segundo lugar de alertas recibidas al corredor Sonora-Arizona,
después del de Tamaulipas-Laredo”.
Agua Prieta, una de las
ciudades más tranquilas de Sonora y plaza controlada por El Chapo Guzmán
y su organización, comienza a registrar un incremento en la comisión de
actos criminales.
“En febrero de 2013 –destaca otro reporte del
Cisen fechado la primera semana de marzo– en Agua Prieta hubo cuatro
homicidios y el decomiso de 2.6 kilos de heroína. La situación preocupa,
ya que los incidentes de violencia están dejando de ser aislados.”
El
16 de marzo, de acuerdo con el orden cronológico de los expedientes
obtenidos por Proceso, las autoridades estadunidenses informaron a sus
contrapartes mexicanas sobre “la incursión de dos aviones ultraligeros
en el este de Douglas. Sin embargo, y debido a que las aeronaves fueron
detectadas mientras regresaban a territorio mexicano, no fue decomisado
ningún enervante”.
Y aun cuando en esa región sonorense sólo hubo
un homicidio en marzo, según el Cisen, la tranquilidad se derrumbó los
días siguientes. El 11 de abril, el mismo centro reportó que “en los
primeros 10 días de ese mes ya se habían registrado tres homicidios en
Agua Prieta”.
Los asesinatos, las incursiones de aviones
ultraligeros y el creciente tráfico de mariguana de Agua Prieta hacia
Arizona sólo fueron el preludio. La madrugada del 30 de abril el
gobierno de México capturó en esa ciudad sonorense a Inés Coronel
Barrera, suegro del Chapo Guzmán.
La DEA ubicó a Coronel Barrera y
se lo entregó a la Secretaría de Marina de México (Proceso 1908), en un
intento por romper el hielo que Peña Nieto impuso a la cooperación
bilateral en materia de inteligencia para combatir al narcotráfico.
En
otro de los documentos fechado el 30 de abril de 2013, la Patrulla
Fronteriza reporta que ese y el día anterior “se detectó la presencia de
por lo menos cuatro aviones ultraligeros” presuntamente armados en
Estados Unidos, y precisa que sólo se identificó la entrada de las
aeronaves a México.
En otro incidente similar, ocurrido el 6 de
mayo, la Patrulla Fronteriza reporta la incursión de un avión
ultraligero al este de Douglas. En esa ocasión se detuvo a los dos
ciudadanos estadunidenses que recogieron la mariguana lanzada desde el
avión, aunque no se especifica la cantidad decomisada.
En otro
documento del 9 de mayo, el Cisen informa que en abril hubo “dos
incidentes de violencia en Agua Prieta con resultados fatales, además de
tres registrados con anterioridad. Ello provocó que a partir de mayo se
instrumentaran patrullajes coordinados por el Ejército, en los que
participan las policías Federal, Estatal y Municipal”.
Sin embargo, en los documentos clasificados no se hace ni una sola mención del arresto de Coronel Barrera.
Los
decomisos de los últimos meses tienen inquietos a los agentes de CBP. Y
aunque no lo dicen en público, saben que el gobierno de Peña Nieto paró
temporalmente el intercambio de información de inteligencia sobre la
lucha contra el narcotráfico.
El 28 de mayo, en una cena a la que
asistieron académicos, analistas políticos, diplomáticos y
exdiplomáticos en el Instituto México del Centro Woodrow Wilson, el
embajador Eduardo Medina Mora definió los objetivos de la nueva
estrategia de seguridad en su país:
“Desde una perspectiva
nacional –dijo–, el objetivo no debería ser poner fin al tráfico de
drogas, porque está más allá de nuestro alcance, sino darle a los
ciudadanos el derecho de vivir en paz con sus familias y en sus
comunidades.”
/ 6 de junio de 2013)
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