No es fácil demostrar los vínculos de los políticos con el
narcotráfico y a menudo las percepciones solo quedan en eso. Los datos
duros que existen y que siempre caen a las redacciones casi nunca son
publicables porque no se pueden demostrar, las fuentes siempre o casi
siempre son anónimas y cuando alguien lo afirma no aporta datos
concretos.
Más aún, la fuente más cerrada para revelar esta clase de
información, por algún código que todavía no se ha roto, es siempre la
que se encuentra del lado de los narcos-narcos.
Pero eso no significa que esta relación llamada narcopolítica no
exista. Quien lo niegue, casi por regla, algo esconde. Hoy por hoy, al
calor de las campañas, sobre todo los priistas aparentan desdeñar el
tema, a pesar de que fueron ellos mismos víctimas del poder del narco en
las elecciones de 2010 cuando, paradójicamente, les dio la contra por
lo menos en cuanto a la contienda por la gubernatura. Ahí están los
rastros, las pisadas, las historias y hasta los números que no mienten.
Con menos tensión que las elecciones por la gubernatura de hace tres
años, los narcopolíticos están ahí, de nuevo, pero con camisas distintas
pues ayer vestían de azul y ahora de verde. Y al revés, quienes en la
elección pasada se beneficiaron del poder terrorífico de los narcos y de
su dinero, ahora lo tienen como enemigo.
Lo que debe quedar claro es que no hay elección, desde hace mucho
tiempo en Sinaloa, donde el narco se quede fuera de las jugadas. Desde
la designación de candidatos están ahí, proponiendo, presionando,
amenazando, apoyando con recursos.
Hace tres años le dijeron a Jesús Vizcarra que no lo querían de
candidato. Y se lo mandaron decir al gobernador Jesús Aguilar. No
queremos a Vizcarra. Pero ya estaba muy avanzado el proyecto del
empresario de la carne y nadie retrocedió.
Ni el pretenso ni su padrino,
Jesús Aguilar. Y se la jugaron hasta el final. Los mensajes llegaron de
la mafia. Nada con Vizcarra. Y se salieron con la suya. Estaban
engallados.
En la Alianza por el Cambio, encabezada por
Mario López Valdez, confluyeron hombres como Jesús Manuel Patrón y Óscar
Félix, los dos identificados con los intereses narcos en el Valle de
San Lorenzo.
Nunca los escondieron, solían pasearse por el tapanco en los mítines,
presumiendo su presencia en el proyecto del “cambio”, mezclados con
panistas de cepa y perredistas desempleados. Y fue en sus zonas de
influencia donde los brigadistas de Vizcarra Calderón fueron más
acosados, amenazados, al grado casi de la inmovilidad, lo cual se vio
reflejado en los resultados de la elección si se revisa casilla por
casilla.
Si se piensa que porque ahora hay menos presión —debido a que es una
elección intermedia— el narco está ausente, es un error. Por el
contrario, nunca en la historia de Sinaloa se había sentido tan fuerte
la presencia del narcotráfico en un proceso electoral.
Y esto es por la
sencilla razón de que el narco ha avanzado de ser una mafia a la que
solo le interesaba el negocio de las drogas y el control de las
policías, a una que está metida en todas las áreas del Gobierno con el
mismo fin que justifica su existencia: el dinero.
En eso han aprendido algo de los italianos. Ahora controlan parte de
la obra pública pero les interesa el control absoluto, acaparan los
rellenos de terrenos urbanos para los desarrollos, desplazando a las
centrales tradicionales del transporte, se metieron a los negocios en el
Sector Salud, ya no se diga los que se hacen a través del agrícola.
Pero no les es suficiente. Los narcos quieren el control total del
Gobierno. No lo tienen ahora a pesar de que todo indica que su
influencia en él es evidente. Malova no fue un proyecto de los
narcos pero se subieron al tren en marcha. No les ha ido mal, pero lo
quieren todo. Saben que lo pueden conseguir y trabajan en su proyecto.
Por eso es inexcusable su presencia en estas elecciones, aunque su
pisada ahora sea más fina, por lo menos sin tanto aspaviento. Eso hasta
ahora: nada se puede adelantar por lo que ocurra de aquí al 7 de julio.
Bola y cadena
MUCHAS ACTITUDES HA TENIDO el gobernador que rayan en el ridículo,
pero los ciudadanos, aunque ya no lo festejan, han aprendido a decir
“bah, así es Malova”. Pero lo que hizo el jueves durante el
festejo del santo de Antonio Toledo Corro de veras es un exceso que toca
las orillas de la demencia. Saludar de forma marcial al exgobernador
—ni él ni el otro tienen formación castrense— puede tomarse como un
chiste, pero decirle a Toledo Corro que está dejando un legado para la
humanidad es, de plano, una locura.
Sentido contrario
PARA MANDAR UN MENSAJE de fuerza se llevó a cabo en Los Mochis la
reunión del Gabinete de Seguridad Estatal, con el apoyo de las fuerzas
armadas, pero luego los delincuentes les dejan dos cabezas en una
hielera. ¿Qué sigue?
Humo negro
NO SOLO LOS DE LA VEGA son socios y por lo tanto presuntos
responsables de los delitos de secuestro de cientos de jornaleros en
Jalisco. También los funcionarios de la Secretaría de Hacienda que, a
través del Focir, forman parte del Consejo de Administración de la
empresa Bioparques de Occidente. Y el delito de ellos es más grave
porque son Gobierno.
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