Martín Orquiz
Ana Delgado tiene 24 años y estudia una carrera de comercialización en la
Universidad Tecnológica de Ciudad Juárez (UTCJ), está sana y manifiesta
disposición para trabajar, sin embargo, ha sido rechazada en por lo menos cinco
empresas.
Aunque cumple con todos los requisitos exigidos por las compañías en las
que ha solicitado empleo, tiene una característica familiar que, afirma ella,
le ha cerrado las puertas laborales: es madre soltera, un sector que ha venido
creciendo con los años al grado de que, en la actualidad, la cuarta parte de
los hogares en el estado (uno de cada cuatro) son conducidos por mamás solas.
“Tengo una niña de 5 años y un niño de 4… he buscado trabajo y no me lo dan
porque soy madre soltera”, cuenta mientras deja caer los hombros y baja la
mirada.
Del Embarazo a la
desesperación
Pertenecer al grupo social de las jefas de familia, como Ana, el cual tuvo
un crecimiento de 4 por ciento en 10 años en el estado de Chihuahua, implica
que se deben enfrentar intensas dificultades debido a la falta de apoyo
gubernamental, social y en muchas ocasiones, familiar, señalan testimonios de
mujeres que viven la situación, personas que trabajan para apoyarlas y
especialistas de la conducta.
Su problemática no se circunscribe únicamente al ámbito laboral, ya que
afrontan además conflictos que afectan otros aspectos importantes de su
desarrollo, tales como la salud y la educación, tanto en ellas como en sus
hijos.
Aunque no existe estadística oficial acerca del número de madres de familia
que enfrentan solas la responsabilidad de proveer y educar a sus hijos, los
censos y conteos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi),
revelan un crecimiento en los hogares con jefatura femenina.
Los datos del organismo gubernamental indican que mientras en 2000 los
hogares con esa característica representaban 20.6 por ciento del total en el
estado, para 2005 ese número creció a 23.1 por ciento, mientras que en 2010
llegaban ya a 24.4 por ciento.
Piensan en el aborto
Existe una “discriminación tremenda” en contra de las embarazadas en
México, afirma Blanca Amezaga, directora de la organización Vida Familiar
(Vifac), establecida para apoyar a mujeres en situación adversa durante su
embarazo.
“El principal problema o susto al que se enfrentan es que no encuentran
trabajo por estar embarazadas”, dice.
Por lo tanto, muchas veces piensan en el aborto al enfrentar la
incertidumbre que les deja verse en espera de un hijo o afrontando el abandono
de sus parejas.
Añade que varias incógnitas invaden a las madres solteras: dónde van a dar
a luz, dónde van a encontrar asistencia, quién les va a cuidar a sus hijos, si
no tienen trabajo cómo van a comprar los pañales, la leche y todo lo que
necesiten.
Sus circunstancias las pueden llevar a tomar decisiones equivocadas, por lo
que en Vifac les ofrecen apoyo sicológico y les enseñan, por ejemplo, a hornear
pasteles o cortar el cabello para que aprendan cómo irse sosteniendo en ese
camino.
Hasta las mujeres que tienen una situación económica estable requieren de
algún tipo de respaldo al quedarse solas, ya que no pueden evadir la depresión
o el miedo a enfrentarse a la vida durante el ciclo de gestación.
Sin embargo, la problemática continúa una vez nacido el niño o niña.
Ana Delgado indica que ella se ha sentido el centro de prejuicios al buscar
empleo, ya que no la contratan por el hecho de ser madre soltera.
“Cuando les digo las edades de mis hijos me preguntan quién me los va a
cuidar porque están muy chiquitos. Por más que les digo que me los va a cuidar
mi mamá o que los voy a meter a la guardería me dicen que no, porque las
solteras faltan mucho por los niños, cuando se enferman no tienen quién vaya por ellos, me he topado con
situaciones así”, recuerda.
Amezaga indica que aunque desconocen el número de madres solteras que
existen en la ciudad, sabe que el 23 por ciento de los nacimientos en Ciudad
Juárez se da en mujeres menores de 20 años.
“Esa cifra representa una problemática de madres adolescentes, como
sociedad tenemos que determinar cómo les vamos a ayudar a solventarla”, afirma.
Datos del INEGI establecen que, durante 2011 se registraron en esta
frontera 22 mil 949 alumbramientos, lo que representaría que al menos 5 mil 278
nacimientos se dieron en mujeres menores de 20 años.
Otro indicador que podría ayudar a dimensionar el tamaño de la población
femenina que se hace cargo de su familia son los matrimonios y divorcios.
Según la misma fuente, durante 2011 en Ciudad Juárez se registraron mil 991
divorcios, que representan 34.9 por ciento del total de 5 mil 694 de los que se
tramitaron en todo el estado de Chihuahua.
La información oficial indica que en 2000 los hogares con jefatura femenina
representaban 20.6 por ciento del total en el estado, para 2005 ese número
creció a 23.1 por ciento, mientras que para 2010 llegaban ya a 24.4 por ciento.
En lo que respecta a Ciudad Juárez, durante 2010 se tuvo conocimiento de
que 85 mil 52 hogares (el 24.8 por ciento), de los 342 mil 928 que existían,
contaban con una jefatura femenina.
Esto quiere decir que al menos en uno de cada cuatro hogares juarenses, la
responsabilidad para proveer recae en mujeres.
Sin trabajo, servicios de
salud, educación
“Yo he buscado por muchos lados, no he encontrado en dónde me apoyen, la
verdad necesito apoyo económico, es bien difícil mantener a dos niños”,
argumenta Ana Delgado.
Durante tres años, la madre de familia ha subsistido con sus dos hijos, en
temporadas estudiando y trabajando.
Pero ahora, que no cuenta con un empleo, la situación se complica.
Recuerda que, por ejemplo, en las épocas de Navidad sus hijos no han
recibido regalos, o que cualquier día común su hijo le pide fruta y a veces ni
siquiera para eso tiene recursos.
“Yo sólo tengo para darles la comida que es y ya. A veces la niña o el niño
no traen tenis, pues me tengo que esperar a juntar para poder comprárselos”,
menciona.
Delgado afirma que es “bien difícil” salir adelante como mamá soltera, sin
el respaldo del padre de los niños, el que ni siquiera les ha dado apoyo moral.
La familia habita en una casa que le prestaron mientras “se acomodaba”,
pero en dos meses comenzarán a cobrarle una renta que no tiene ni la menor idea
de cómo cubrir.
El pago de servicios es otro conflicto, por ejemplo esta semana le llegó el
recibo de energía eléctrica con un cobro de 500 pesos, pero ella sólo recibe
800 a la semana como una ayuda en el lugar donde realiza sus prácticas
profesionales.
“He tenido momentos de desesperación, como cuando llegan los recibos y no
me queda para comprar mandado, me desespero mucho, aparte los gastos de la niña
del kínder”, indica.
Cuando falta la comida, dice, “corro para con mi mamá, ella es la que me
ayuda en este caso”.
Sabe que no es la única mujer en esa situación, ya que muchas de sus
amistades y de sus compañeras de estudio enfrentan una realidad similar a la
suya.
Cuenta que de las ocho compañeras que tiene en clase, tres son madres
solteras.
Sus estudios, por el momento, están truncados por falta de recursos, ya que
tenía una beca Pronave, pero se atrasó en un pago y no la aceptaron para el
ciclo actual por el adeudo.
Su principal expectativa en la vida es terminar su carrera técnica para
emplearse y mejorar la vida de sus hijos, pero ese plan está amenazado por la
crisis que afronta.
Debido a la solicitud por parte de madres solteras, que viven problemas
parecidos a los de Ana, para que les den algún tipo de apoyo, en febrero pasado
la Dirección General de Desarrollo Social del Municipio abrió la inscripción
para madres solteras en el programa de Banco de Alimentos.
Durante las primeras semanas, ya sumaban 400 las solicitantes.
El titular de la dependencia local, Enrique Licón, explica que la razón
para realizar está acción es apoyar a ese sector de la población.
Para otorgar ese respaldo, antes de repartir los apoyos se realiza un
estudio socioeconómico para determinar las necesidades de las solicitantes.
El programa de Banco de Alimento está enfocado a apoyar a los adultos
mayores que tienen carencias económicas muy notables, a personas con
capacidades diferentes y ahora se busca respaldar a madres solteras con una
despensa que se entrega cada 15 días.
Ana está enterada de esta acción gubernamental y está interesada en obtener
el beneficio, no por ella, sino para darles bienestar a sus hijos, que es su
principal preocupación.
En especial, señala, quiere conseguir ayuda para su hijo Bryan, de 4 años,
quien enfermó de meningitis cuando era un bebé y no escucha.
Hasta ahora, su madre no cuenta con un diagnóstico que establezca si
permanecerá así toda la vida o tiene posibilidades de escuchar y, por ende, de
hablar, ya que sólo emite sonidos guturales y se hace entender a señas.
“No encuentro un lugar donde me ayuden, donde pueda yo asesorarme para
comunicarme con él, a los lados que he ido pues hasta ahorita no me han
resuelto nada”, comenta.
En el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), de donde es
derechohabiente cuando está estudiando, le programan citas a muy largo plazo y
no ha visto ningún avance en el niño. Sólo le dan terapias como armar
rompecabezas, situación que no la deja conforme.
“A lo mejor y sí le ayuda para que se desenvuelva, pero para la
comunicación entre él y yo no nos ha ayudado en nada. No he encontrado un lugar
donde me asesoren, donde me puedan ayudar”, dice.
Por ahora, Brayan sólo puede tomar la mano de su madre y llevarla hasta
donde se encuentra lo que quiere y con señas se lo indica. Ya han desarrollado
entre ambos un sistema propio de comunicación, ajeno a todos los demás.
En algún momento lo inscribió en el Seguro Popular, por lo que comenzó a
recibir terapias en el Hospital Infantil de Especialidades, pero hubo ocasiones
en que Ana no tuvo dinero ni para el camión, así que por faltar lo sacaron del
programa.
“Le comenté a la terapista que no podía ir debido a mi situación económica,
porque no trabajo ni tengo el apoyo del papá de los niños, pero me dijo que el
niño ya estaba dado de baja”, indica.
Para llegar al hospital, que se ubica sobre la avenida Vicente Guerrero,
muy cerca del ex Galgódromo, tenía que tomar tres camiones dos veces a la
semana. Para regresar a su hogar, establecido a varios kilómetros de ahí en el
fraccionamiento Parajes del Sol, otros tres.
En todo ese proceso invertía hasta seis horas cada día.
“Era mucho tiempo el que nos tardábamos y el niño me pedía cosas, agua, un
jugo, y no traía porque sólo contaba con el dinero de la ruta y me traía al
niño llorando”, comenta.
Con un dejo de esperanza en la voz, Ana dice que le comentaron que con un
implante coclear Brayan podría recuperar el oído, pero en realidad ignora si esa
posibilidad es viable.
Durante la entrevista, el niño gime para indicarle a su madre la sorpresa
que le causan los flashazos de la cámara fotográfica y la presencia de extraños
en su casa. Todo el tiempo se muestra inquieto, con chispa, pero sin habla.
En ese momento Ana Karen, la niña de 5 años, llega su casa luego de asistir
a la escuela. Alguien hace el favor de recogerla y llevársela.
En cuanto entra, la niña muestra una naranja que sostiene con sus dos
pequeñas manos: “Se la traje a mi hermanito”, dice mientras Ana sonríe, tal vez
satisfecha del desprendimiento de la infante.
La hermanita le entrega la fruta a Brayan, quien la toma gustoso y se
encamina con su madre para pedirle, a través de señas, que le quite la cáscara.
Los dos juegan, dando la impresión de que la discapacidad verbal del menor
no es impedimento para su interacción. Sin embargo, cuando la niña no lo
comprende, el menor se frustra y gime.
Por eso, lo que más le importa a su madre es precisamente lograr un apoyo
para la educación del niño y obtener un diagnóstico. Por ahora, está contra la
pared.
Relegadas, corridas,
deprimidas… solas
Miriam Varela, sicóloga que trabaja en apoyo de Vifac, menciona que muchas
mujeres que enfrentan el conflicto de ser madres solteras deben asumir no sólo
la incomodidad de no tener trabajo o de ser relegadas, sino que las hacen a un
lado en su propia casa porque, cuando su familia se entera del hecho, las
corren.
“Podríamos creer que eso ya no pasa, pero sigue ocurriendo, aunque no
estamos informados sobre la situación”, señala.
En el centro donde presta su servicio, la profesionista ha atendido a unas
260 mujeres embarazadas a lo largo de dos años y medio, el 70 por ciento de
ellas están solas, mientras que el 10 por ciento está conformado por
adolescentes que ni siquiera le han informado de lo que ocurre a sus padres.
“Son contadas las que llevan a la pareja, la mayoría son abandonadas, no
saben qué hacer porque están solas”, opina.
La sicóloga señala que tiene la percepción de que, en general, ahora la
sociedad apoya más a este sector de la población, pero todavía no hay un
respaldo adecuado.
Incluso, agrega, las mujeres aún sienten pena decir que son madres
solteras, más en el ambiente de la clase media y baja porque no saben que
pueden salir adelante, que se lo merecen.
En el rubro laboral, Varela ha tenido conocimiento de que empleadores han
despedido a embarazadas, lo que considera una situación muy lamentable e
irregular, tanto que lo disfrazan argumentando recorte de personal y otra clase
de mentiras. A otras, ni siquiera les dan el trabajo.
“Atendimos el caso de una chica que no sabía que estaba embarazada y
comenzó a trabajar, días después se desmaya, le dan vómitos e inmediatamente la
detectan y le dicen ‘fíjate que siempre no’. Ella se sintió muy mal”, recuerda.
En el aspecto sicológico las madres solteras enfrentan, primeramente, una
depresión, están tristes porque las dejaron y ya están solas, porque no saben
qué les van a decir a sus hijos o porque no saben cómo le van a hacer para
subsistir.
“Se ven cabizbajas, derrotadas, ofendidas, les digo que hay que ponerle
pausa a lo del embarazo porque ese va a continuar, pero como mujer tienen que
trabajar todo lo que están sintiendo a través de un proceso de reconocimiento”,
explica.
Añade que se trata de hacerles saber y razonar acerca de quiénes son, con
qué habilidades cuentan, qué capacidades tienen, entonces comienzan a ver que
no todo gira en torno al bebé que va a nacer, sino que ellas también son
importantes.
“Si anímicamente están bien y tranquilas todo se ve mejor, inmediatamente
les cambia el panorama de cómo pueden comenzar a levantarse”, dice.
(El Diario/ Martín Orquiz / 2013-03-04 | 00:24)
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