Paola A. Praga
Saltillo.- Este escolta sabe que los niños son los más fáciles de
secuestrar. Le enseñaron cómo operaban las células de delincuentes en la década
de los 90. Sabe trazar una ruta y movimientos de un sospechoso para cuidar su
blanco.
“Piensas como un malo, sospechas hasta del perro y el de la bicicleta”.
Luego de que cumplió cinco años como escolta y contrajo matrimonio no sabía
controlarse al manejar el vehículo familiar.
En su temple persiste el instinto de protección. Procura inculcárselo a su
esposa, especialmente en la forma de manejar y revisar el perímetro al que
llega, no importa si es el supermercado, la escuela o un parque.
La sensación que sintió cuando perdió de vista a su hija, una pequeña de 3
años, en un centro comercial, no se compara con lo que sintió cuando le
apuntaron por primera vez con un arma, ni cuando tuvo que activar el Código
Rojo para defender de un ataque a un funcionario público.
“Las cosas cambian cuando tienes un hijo, no te puedo explicar lo que sentí
cuando perdí de vista a mi hija chiquita, fue muy feo, fue muy feo”.
Asegura desde un punto frío que los escoltas son seres desechables. “He
conocido a compañeros que después mataron, contratan a otro y ya”. La vida útil
de un guardaespaldas, dicen, es hasta los 46.
“Lo más conveniente es que después de los 40 años estés atrás de un
escritorio, tu capacidad es diferente, tus reflejos no son iguales, no puedes
brindar protección a alguien que ni tú mismo te puedes dar a ti”.
Empezó como cadenero en antros y bares de Saltillo. Se negaba a dedicarse a
la vida de escolta, hasta que un conocido lo invitó a integrarse a un equipo de
guardaespaldas de protección ejecutiva.
Su primer trabajo fue a los 21. “Como joven crees que te las sabes de
todas, todas, se te capacita y te crees Juan Camaney, pero luego te ubica la
misma gente experimentada y te hace ver cómo es realmente el manejo del arma”.
Este escolta ha cuidado niños, señoras de la tercera edad, hombres
políticos y empresarios. Ha recibido cursos de tiro, de manejo, pero también
conoce las rutas de la delincuencia y de la seguridad en Nuevo León, Tamaulipas
y Coahuila.
Siempre está alerta. Es una circunstancia que lleva con él las 24 horas.
Aprendió a confiar en los sentidos. Si algo le dice que anda mal comienza a
planificar sus acciones, siempre tiene un plan de ataque, es decidido.
1.85, complexión delgada, piel aperlada, cabello corto y nariz pronunciada.
Su aspecto es serio, viste camisa y pantalón claro, pero tiene un carácter
amable y cordial que da confianza. Eso le ha servido para tener una buena
relación con sus jefes.
Este escolta conoce las partes de una pistola: la bala, cartucho, mirilla,
gatillo, extracción, expulsión, seguro manual, automático. Sabe que siempre
debe actuar como si el arma estuviera cargada.
Pero no siempre su conocimiento es valorado. Ha tenido que soportar malas
caras, uno que otro grito, aunque ninguno lo ha hecho perder el control,
siempre ha tenido claro los límites personales con sus jefes.
“Te ven ahí parado y creen que te estás haciendo pendejo, y te dicen ‘sabes
qué, ponte a lavar el carro, llévate estos cheques al banco’, creen que tiene
un mandadero, pero cuando hacen eso se pierde el sentido de la escolta, el
puesto real de cuidar a una persona, protegerla”.
Los escoltas tienen doble vida. La profesional en la que se juegan la vida
para proteger a sus jefes. Son ellos quienes revisan el automóvil o salen
primero para resguardarlo. Si una bomba estalla ellos serán las primeras
víctimas.
Se convierten en el hilo conductor para llegar a los protegidos o sus
familias. Una jornada es dura, no sólo para ellos, también para su esposa,
madre, padre, hijos. Todos tienen que convivir con el anonimato, la soledad, la
confidencialidad y adaptar a las normas de seguridad.
“Somos desechables” dice entre risas. Este escolta está consciente del
costo que implica su trabajo. Piensa retirarse cuando su condición física se
vaya desgastando.
“Creo que uno tiene que tener dignidad y saber cuando ya te debes de poner
atrás de un escritorio, yo creo que la propia vida te va ir dando el camino, el
momento en que uno dice ‘hasta aquí llegué’, no siempre vas a poder ser
escolta”.
‘Hasta que no tengas el objetivo en tu mira no pongas el dedo en el
disparador’
Un escolta debe tener habilidades distintas al resto. Debe saber observar,
ser capaz de retener detalles. Sabe los lugares para establecer puestos de
vigilancia, que pueden ser azoteas, los pasillos, los corredores.
Al escolta no debe afectarle la personalidad de su protegido, tampoco
deberá juzgarlo, porque podría involucrarse de forma personal, disminuyendo la
seguridad, y puede dejar de anticiparse a sus reacciones.
La seguridad se establece en tres círculos en torno a la figura del
protegido, son perímetros de precaución para cuidar el objetivo.
Parte de su rutina implica extremar medidas de vigilancia, cambios de
horarios e itinerarios, el peligro acecha a la salida como a la llegada, por
eso debe pensar que el agresor siempre tiene posibilidades de atentar.
Sólo en los lugares donde el objetivo permanezca largo tiempo realizará un
reconocimiento de la zona, pero este proceso también se tiene que renovar en un
periodo de 6 u 8 meses.
El escolta debe tener un estudio completo de los sistemas de seguridad,
salida, acceso del edificio en el que vive su protegido, las rutas que recorre
cada mañana y quienes, la mayoría de las veces son sus acompañantes.
Las alertas para los guardaespaldas están en todos lados, basta leer entre
líneas. Por ejemplo, cualquier vehículo que sea visto más de dos veces en
partes diferentes cerca del objetivo es una señal.
Cualquier persona que sea vista hablando por radio, cualquier vehículo que
se detenga un poco detrás y al lado del objetivo en un semáforo. Cualquier
persona que comience a moverse cuando lo haga el objetivo o que se detenga
cuando lo haga el objetivo.
Más seguridad
En los últimos años el servicio de seguridad ha ido a la alza,
“lamentablemente el país en lugar de avanzar en materia de seguridad ha estado
disminuyendo las probabilidades de dar certidumbre de seguridad a todo el país,
esto genera una situación de pánico mal infundado” opina Julio César García
Marín, presidente de la Sociedad Mexicana de Guardaespaldas (SMG).
Mucho de los escoltas carecen de seguridad en el empleo y el otorgamiento
de prestaciones, muchas veces es cuestión de suerte y al antojo del patrón. Les
escatiman bonos extras, así como la atención médica que requieren cuando las
cosas no salen como debían durante algún enfrentamiento armado.
Un guardaespaldas puede ganar desde 10 mil hasta 50 mil pesos al mes. La
gran mayoría invierte en su preparación de manera independiente, pues los jefes
en muy pocas ocasiones pagan cursos de entrenamiento.
Sin embargo, el mercado es cada vez más amplio. Sobre todo en el norte del
país, en estados como Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas donde la inseguridad es
parte de la vida diaria, explica García.
Recientemente, los inversionistas extranjeros que llegan al país, muchas de
las veces condicionan su estancia en un dispositivo de seguridad, incluso los
políticos y los empresarios han elevado al doble su seguridad.
“Si antes tenían dos escoltas, ahora tienen cuatro, si tenían 8 ahora
tienen 16, pero no olvidemos que los grandes empresarios ya ni siquiera viven
en México, muchos están en el extranjero y están operando desde otros países,
solamente tienen escoltas cuando vienen a su reuniones”, expone García.
Pero tener una escolta siguiendo los pasos no es una garantía. “Son muchas
cosas que se tienen que tener de manera integral, los autos blindados
estrategias de seguridad, los escoltas bien entrenados, no sólo al vapor,
manejo de la información, análisis de riesgo, que no todas las compañías tiene
estas estrategias armadas”.
“Hoy muchos secuestros se pudieran evitar si se tiene un escolta capacitado
en inteligencia para trabajar en la prevención, los escoltas piensan que todo
lo pueden arreglar con las armas y eso es un gran mito y un gran problema que
ha ocasionado que atentados de algunos procuradores, que si se hubiera llevado
a cabo la avanzada como debe ser, no lo hacen”.
‘Que sean feos y
grandotes’
Cada vez es más difícil ser un buen escolta en México, porque los niveles
de inseguridad y el tipo de armas de los delincuentes exigen mayores niveles de
preparación. Hoy, dice García, para ser guardaespaldas es necesario contar con
conocimientos de contrainsurgencia sobre todo por la actividad de grupos
guerrilleros, saber de sistemas de contraespionaje, y manejar equipo
especializado de cómputo y comunicación.
La formación académica debe ser de preparatoria y aprobar cursos que
incluyan protección de personas, análisis de riesgos, manejo de crisis, derecho
penal, derechos humanos y conducción de toda clase de vehículos.
Pero además de la preparación la figura del escolta está envuelto en un
cliché: ser feo y grandote.
“Los empresarios los buscan que estén grandotes y feos no preparados,
porque les cuesta más, prefieren traer cinco de bulto, que no sepan mucho de
seguridad a traer dos que sean profesionales, de ellos el 95% son hombres, el
resto mujeres.
“En México hay compañías y también políticos que piensan que el escolta es
como su mandadero, y entonces es esa parte influyen en que el escolta no le dé
la seriedad de procurar la seguridad”.
El presidente de la SMG precisa que el profesional de la seguridad debe
prevenir atentados, intentos de asesinatos, robos, secuestros, agresiones o
desmoralización, y evitar cualquier accidente, situación embarazosa o
contrariedades.
De nada sirve un equipo de seguridad compuesto por conflictivos y
presumidos guardaespaldas si el asegurado sufre un ataque cardiaco y no puede
administrar un medicamento, darle los primeros auxilios y llevarlo al hospital
más cercano.
“El mejor escolta de seguridad es prudente, estudia y conoce sus
limitaciones, pero también sus habilidades, ahí tenemos a una persona bien
preparada, que invierte en su especialización”.
Pero un hecho es que la especialización es cara. Un curso en el que el
guardaespaldas desarrolle los conocimientos, actitudes y aptitudes para
proteger a las personas que se le encomienden de manera profesional, con estricto
apego a la ley, a los derechos humanos y al uso de tecnología de punta cuesta
20 mil pesos.
En este caso los escoltas deben tener entre 23 y 40 años, entregar copia de
comprobante de domicilio, comprobante de estudios, cartilla servicio militar
liberada, carta de antecedentes no penales.
No sólo el guardaespaldas debe tener cursos de actualización, sino también
las empresas dedicadas a ofrecer el servicio deben ser certificadas para evitar
seguir teniendo procesos y personal improvisado.
Alerta para
guardaespaldas
“Estimados colegas y amigos: Debido a que la inseguridad sigue
intensificándose en alguna zonas del país, los convoco para que por favor
manden nombre, indicativo (por seguridad) su número de celular, de nextel con
ID, zona geográfica en donde están trabajando, su actividad (si es escolta,
policía o militar) y un correo electrónico a
juliocesar@smguardaespaldas.com.mx”.
Así inició una carta el presidente de la Sociedad Mexicana de
Guardaespaldas, Julio César García Marín, a través de la página de Internet
http://www.smguardaespaldas.com.mx, en un acto de solidaridad y protección para
el gremio.
En entrevista confirmó que ésta información será única y exclusivamente
utilizada “para brindar y solicitar apoyo cada vez que los escoltas, policías o
militares tengan algún problema y requieran del apoyo de algún colega o para
que el organismo pueda apoyarles con enlazarlos a las dependencias de
emergencia correspondiente.
“Recordemos que en una situación de peligro no tenemos mucho tiempo y en
varias ocasiones ni siquiera apoyo. Recordemos que la delincuencia opera de
esta manera y nosotros debemos de estar muy unidos también”.
De acuerdo con García Marín, “la SMG generará la red de comunicación entre
escoltas, policías y militares más amplia que jamás se haya hecho en México,
esto por supuesto para coadyuvar a combatir el tema de la inseguridad en todo
México”.
“Estaremos realmente comunicados y jamás estaremos solos, nuestras familias
desean vernos de regreso cada vez que salimos a cumplir con nuestro trabajo”.
El perfil de un buen
escolta…
-Debe tener una alta escala de valores, ya que las vidas de los asegurados
dependen de su escolta personal, no se puede contratar a una persona que no sea
confiable, porque puede ser sobornado por las personas que quieran dañarlo.
- No debe tener vicios, no debe consumir alcohol o drogas o tener algunos
de estos vicios los descalifica, ya que la mente de un guardaespaldas debe
siempre estar alerta y preparado ante cualquier emergencia. Está comprobado que
el alcohol y las drogas afectan los reflejos.
-No debe haber participado en actividades criminales o haber cometido algún
tipo de delito. Las personas requieren de un expediente limpio. Debe ser
disciplinado, paciente, observador, minucioso y tener buena memoria
fotográfica.
-Debe tener una buena condición física, visión y oído agudo, pues un solo
error podría ser fatal.
- Debe conocer técnicas de combate sin armas, pero debe estar familiarizado
con el uso de ellas y saber técnicas de tiro.
-Estar actualizado en cuanto a equipos de seguridad como sistemas de
alarma, sensores y todas las tecnologías, además de tener una formación académica
excelente.
(ZOCALO/ REVISTA VISION
SALTILLO/Paola A. Praga/ 04/03/2013 - 03:00 AM)
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