Isaín Mandujano
TUXTLA GUTIÉRREZ, Chis. (apro).- El Subcomandante Marcos, vocero y líder
político-militar del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), ratificó
una vez más que la nueva lucha que han optado, no es “ni electoral ni armada”.
En lo que es la
sexta parte “Las Miradas”, de su serie de misivas llamada “Ellos y nosotros”,
que empezó emitir en el mes de enero, el líder zapatista encapuchado dijo que
la fuerza de ese grupo rebelde consiste en conocerse ellos realmente y conocer
a los otros con quienes pretenden ahora aliarse en la nueva etapa de lucha.
“Nuestra fuerza, si
es que alguna tenemos, está en este reconocimiento: somos quienes somos, y hay
otr@s que son quienes son, y hay otro para quien todavía no tenemos palabra
para nombrarlo y, sin embargo, es quien es.
Cuando decimos ‘nosotros’ no estamos absorbiendo, y así subordinando,
identidades, sino resaltando los puentes que hay entre los diferentes dolores y
las distintas rebeldías. Somos iguales porque somos diferentes”, dijo Marcos.
Indicó que en la
Sexta, las y los zapatistas han reiterado siempre su rechazo a todo intento de
hegemonía, “es decir, a todo vanguardismo, sea que nos toque en la delantera o
que nos alineen (sic), como a los largo de estos siglos, en la retaguardia”.
“Si con la Sexta
buscamos a nuestros semejantes en dolores y luchas, sin importar los
calendarios y las geografías que nos distancien, es porque sabemos bien que al
Mandón no se le vence con un solo pensamiento, una sola fuerza, una sola
directiva (por muy revolucionaria, consecuente, radical, ingeniosa, numerosa,
poderosa y demás osas que esa directiva sea)”, agregó el vocero del EZLN.
A quienes disienten
con su lucha, el EZLN les envió el siguiente mensaje:
“Ustedes nos dicen
que hay que unirnos tod@s porque no hay otro camino: o las elecciones o las
armas. Y ustedes, que en ese argumento falaz sostienen su proyecto de invalidar
todo lo que no se supedite al reiterado espectáculo de la política de arriba,
nos emplazan: muéranse o ríndanse. Y hasta
nos ofrecen la coartada, porque, argumentan, como se trata de tomar el Poder,
sólo hay esos dos caminos”.
“¡Ah!, y nosotros
tan desobedientes: ni nos morimos, ni nos rendimos. Y, como quedó demostrado el
día del fin del mundo: ni lucha electoral ni lucha armada”, atajó el
encapuchado.
A continuación la
misiva íntegra del Subcomandante Marcos del EZLN:
ELLOS Y NOSOTROS.
VI.- Las Miradas.
1.- Mirar para
imponer o mirar para escuchar.
“Por una vez podré
decir
Sin que haya nadie
que me contradiga
Que no es lo mismo
el que desea
Que el que codicia
algo
Como no son las
mismas las palabras
Dichas para
escuchadas
Que dichas para
obedecidas
Ni tampoco es el
mismo el que me habla
Para decirme algo
Que el que me habla
para que me calle“.
Tomás Segovia.
“Cuarto Rastreo” en
“Rastreos y Otros Poemas”
de la editorial que
tiene el buen gusto de llamarse “Sin Nombre”.
Gracias y un abrazo
a María Luisa Capella, a Inés y Francisco
(bien haya la digna
sangre que en sus corazones late)
por los libros y las
letras-guía.
Mirar es una forma
de preguntar, decimos nosotros, nosotras las zapatistas.
O de buscar…
Cuando se mira en el
calendario y en la geografía, por muy lejos que estén la una y el otro, se
pregunta, se interroga.
Y es en el mirar
donde el otro, la otra, lo otro aparece.
Y es en la mirada donde eso otro existe, donde se dibuja su perfil como
extraño, como ajeno, como enigma, como víctima, como juez y verdugo, como
enemigo… o como compañer@.
Es en la mirada
donde el miedo anida, pero también donde puede nacer el respeto.
Si no aprendemos a
mirar el mirarse del otro, ¿qué sentido tiene nuestra mirada, nuestras
preguntas?
¿Quién eres?
¿Cuál es tu
historia?
¿Dónde tus dolores?
¿Cuándo tus
esperanzas?
Pero no sólo importa
qué o a quién se mira. También, y sobre
todo, importa desde dónde se mira.
Y elegir a dónde
mirar es también elegir desde dónde.
¿O es lo mismo mirar
desde arriba el dolor de quienes pierden a l@s que quieren y necesitan, por la
muerte absurda, inexplicable, definitiva, que mirarlo desde abajo?
Cuando alguien de
arriba mira a los de abajo y se pregunta “¿cuántos son?”, en realidad está
preguntando “¿cuánto valen?”
Y si no valen, ¿qué
importa cuántos son? Para obviar ese
inoportuno número están los grandes medios de comunicación de paga, los
ejércitos, las policías, los jueces, las cárceles, los cementerios.
Y para el mirar
nuestro, las respuestas nunca son sencillas.
Al mirarnos mirar lo
que miramos, nos damos una identidad que tiene que ver con dolores y luchas,
con nuestros calendarios y nuestra geografía.
Nuestra fuerza, si
es que alguna tenemos, está en este reconocimiento: somos quienes somos, y hay
otr@s que son quienes son, y hay otro para quien todavía no tenemos palabra
para nombrarlo y, sin embargo, es quien es.
Cuando decimos “nosotros” no estamos absorbiendo, y así subordinando,
identidades, sino resaltando los puentes que hay entre los diferentes dolores y
las distintas rebeldías. Somos iguales
porque somos diferentes.
En la Sexta, las
zapatistas, los zapatistas, reiteramos nuestro rechazo a todo intento de
hegemonía, es decir, a todo vanguardismo, sea que nos toque en la delantera o
que nos alineen, como a los largo de estos siglos, en la retaguardia.
Si con la Sexta
buscamos a nuestros semejantes en dolores y luchas, sin importar los calendarios
y las geografías que nos distancien, es porque sabemos bien que al Mandón no se
le vence con un solo pensamiento, una sola fuerza, una sola directiva (por muy
revolucionaria, consecuente, radical, ingeniosa, numerosa, poderosa y demás
osas que esa directiva sea).
Es enseñanza de
nuestros muertos, que la diversidad y la diferencia no son debilidad para el
abajo, sino fuerza para parir, sobre las cenizas del viejo, el mundo nuevo que
queremos, que necesitamos, que merecemos.
Sabemos bien que ese
mundo no es sólo imaginado por nosotr@s.
Pero en nuestro sueño, ese mundo no es uno, sino muchos, diferentes,
diversos. Y es en su diversidad donde
tiene su riqueza.
Los reiterados
intentos de imponer la unanimidad, son los responsables de que la máquina haya
enloquecido y acerque, cada minuto, el minuto final de la civilización como es
conocida hasta ahora.
En la etapa actual
de la globalización neoliberal, la homogeneidad no es sino la mediocridad
impuesta como uniforme universal. Y si
en algo se diferencia de la locura hitleriana, no es en su objetivo, sino en la
modernidad de los medios para conseguirlo.
-*-
Y sí, no sólo
nosotras, nosotros, buscamos el cómo, el cuándo, el dónde, el qué.
Ustedes, por
ejemplo, no son Ellos. Bueno, aunque no
parecen tener ningún problema en aliarse con Ellos para… ¿engañarlos y
derrotarlos desde dentro? ¿para ser como
Ellos pero no tan Ellos? ¿para menguar
la velocidad de la máquina, limar los colmillos de la bestia, humanizar a la
salvaje?
Sí, lo sabemos. Hay una montaña de argumentos para darle
sustento a eso. Incluso hasta podrían
forzar algunos ejemplos.
Pero…
Ustedes nos dicen
que somos iguales, que estamos en lo mismo, que es la misma lucha, el mismo
enemigo… Mmh… no, no dicen “enemigo“,
dicen “adversario“. De acuerdo, eso
también depende de la ocurrencia en turno.
Ustedes nos dicen
que hay que unirnos tod@s porque no hay otro camino: o las elecciones o las
armas. Y ustedes, que en ese argumento
falaz sostienen su proyecto de invalidar todo lo que no se supedite al
reiterado espectáculo de la política de arriba, nos emplazan: muéranse o
ríndanse. Y hasta nos ofrecen la
coartada, porque, argumentan, como se trata de tomar el Poder, sólo hay esos
dos caminos.
¡Ah!, y nosotros tan
desobedientes: ni nos morimos, ni nos rendimos.
Y, como quedó demostrado el día del fin del mundo: ni lucha electoral ni
lucha armada.
¿Y si no se trata de
tomar el Poder? Mejor aún: ¿y si el
Poder ya no reside en ese Estado Nación, ese Estado Zombi poblado de una clase
política parásita que practica la rapiña sobre los restos de las naciones?
¿Y si los electores
que tanto los obsesionan a ustedes (por eso su embeleso con las multitudes), no
hacen sino votar por alguien que otros ya eligieron, como vuelta tras vuelta
les demuestran Ellos mientras se divierten con cada nuevo truco que hacen?
Sí, claro, ustedes
se esconden detrás de sus prejuicios: ¿los que no votan? “es por apatía, por
desinterés, por falta de educación, le hacen el juego a la derecha“… su aliada
de ustedes en tantas geografías, en no pocos calendarios. ¿Votan pero no por ustedes? “es por ser de
derechas, por ignorantes, por vendidos, por traidores, por muertos de hambre,
¡por zombis!”
Nota de Marquitos
Spoil: Sí, nosotr@s simpatizamos con los zombis. No sólo por nuestra semejanza física (ni
maquillaje necesitamos y aún así arrasaríamos en los casting de “The Walking
Dead”). También y sobre todo porque
pensamos, junto con George A. Romero, que, en un apocalipsis zombi, la
brutalidad más enloquecida sería obra de la civilización sobreviviente, no de
los muertos que caminan. Y si algún
vestigio de humanidad quedara, brillaría en los parias de siempre, los muertos
vivientes para los que el apocalipsis empieza al nacer y nunca termina. Como ahora mismo sucede en cualquier rincón
de cualquiera de los mundos que existen.
Y no hay película, ni comic, ni serie televisiva que dé cuenta de ello.
Su mirada de ustedes
está marcada por el desprecio cuando hacia abajo miran (aunque sea al espejo),
y de suspiros de envidia cuando miran hacia arriba.
No se pueden
imaginar siquiera que alguien no tenga otro interés en mirar ese “arriba”, que
no sea el de ver cómo quitárselo de encima.
-*-
Mirar. Hacia dónde y desde dónde. Ahí está lo que nos separa.
Ustedes creen que son
los únicos, nosotros sabemos que somos uno más.
Ustedes miran
arriba, nosotros abajo.
Ustedes miran cómo
se acomodan, nosotros cómo servimos.
Ustedes miran cómo
dirigir, nosotros como acompañar.
Ustedes miran cuánto
se gana, nosotros cuánto se pierde.
Ustedes miran lo que
es, nosotros lo que puede ser.
Ustedes miran
números, nosotros personas.
Ustedes calculan
estadísticas, nosotros historias.
Ustedes hablan,
nosotros escuchamos.
Ustedes miran cómo
se ven, nosotros miramos la mirada.
Ustedes nos miran y
nos reclaman dónde estábamos cuando su calendario marcaba sus urgencias
“históricas”. Nosotros los miramos y no
les preguntamos dónde han estado durante estos más de 500 años de historia.
Ustedes miran cómo
aprovechar la coyuntura, nosotros como crearla.
Ustedes se preocupan
por los vidrios rotos, nosotros por la rabia que los rompe.
Ustedes miran los
muchos, nosotros los pocos.
Ustedes miran muros
infranqueables, nosotros grietas.
Ustedes miran
posibilidades, nosotros lo que es imposible sólo hasta la víspera.
Ustedes buscan
espejos, nosotros cristales.
Ustedes y nosotros
no somos lo mismo.
-*-
Ustedes miran el
calendario de arriba y a él supeditan la primavera de las movilizaciones, las
masas, la fiesta, la rebeldía multitudinaria, las calles desbordando cantos y
colores, consignas, desafíos, los que ya son muchos más que sólo ciento treinta
y tantos, las plazas llenas, las urnas ansiosas por llenarse de votos, y
ustedes corren presurosos porque es-claro-que les – falta – una – dirección –
revolucionaria-partidaria-una-política-de-alianzas-amplia-flexible-porque-lo-electoral-es-su-
destino-natural-pero-están-muy-chavit@s-son-fresas-pequebus-”niñ@s bien”- /
-luego – lumpen – barrio – banda – prole – número-de-votantes –
potenciales-ignorantes-inexpertos-ingenuos – torpes – necios, sobre todo
necios. Y ven en cada acto masivo la
culminación de los tiempos. Y después,
cuando ya no hay muchedumbres ansiosas de un líder, ni urnas, ni fiestas,
deciden que se acabó, que no más, que a ver si para otra ocasión, que hay que
esperar 6 años, 6 siglos, que hay que mirar para otro lado, pero siempre para
el calendario de arriba: el registro, las alianzas, los puestos.
Y nosotros, siempre
con la mirada chueca, remontamos el calendario, buscamos el invierno, nadamos
río arriba, pasamos por el arroyo, llegamos al manantial. Ahí vemos a quienes comienzan, a los que son
pocos, a los menos. No los hablamos, no
los saludamos, no les decimos qué hacer, no les decimos qué no hacer. En cambio los escuchamos, los vemos con
respeto, con admiración. Y ellas, ellos,
tal vez nunca reparen en esa pequeña flor roja, tan parecida a una estrella,
tan pequeña que apenas es una piedrita, y que nuestra mano deja abajo, cerca de
su pie izquierdo. No porque queramos
decirles así que la flor-roca era nuestra, de las zapatistas, de los
zapatistas. No para que esa piedrita la
tomen y la arrojen contra algo, contra alguien, aunque no falten ganas ni
motivos. Sino tal vez porque es nuestro
modo de decirles, a ell@s y a tod@s nuestr@s compas de la Sexta, que las casas
y los mundos empiezan a construirse con pequeños guijarros y luego se crecen y
casi nadie se acuerda de esos pedruscos que empiezan, tan pequeños, tan poca
cosa, tan inútiles, tan solos, y entonces viene una zapatista, un zapatista, y
la ve a la piedrita y la saluda y se sienta a su lado y no hablan, porque las
pequeñas rocas, como los zapatistas, no hablan… hasta que hablan, y luego el
caso, o cosa, según, es que se callen. Y
no, no se callan nunca, lo que pasa es que luego no hay quien escuche. O tal vez porque vimos más lejos en el
calendario y sabíamos, antes, que esta noche llegaría. O tal vez porque así les decimos, aunque no
lo sepan, pero lo sabemos nosotros, que no están sol@s. Porque es con l@s poc@s que las cosas inician
y reinician.
-*-
Ustedes no nos
vieron antes… y siguen sin mirarnos.
Y, sobre todo, no
nos vieron mirarlos.
No nos miraron
viéndolos en su soberbia, estúpidamente destruyendo los puentes, socavando los
caminos, aliándose con nuestros perseguidores, despreciándonos. Convenciéndose de que lo que no existe en los
medios simplemente no es.
No nos vieron
mirándolos decir y decirse que así quedaban en tierra firme, que lo posible es
el terreno sólido, que cortaban amarras de ese absurdo barco de absurdos e
imposibles, y que eran estos locos (nosotros) quienes quedábamos a la deriva,
aislados, solos, sin rumbo, pagando con nuestra existencia el ser consecuentes.
Pudieron ver el
resurgimiento como parte de sus victorias, y ahora lo rumian como una más de
sus derrotas.
Va, sigan su camino.
No nos escuchen, no
nos miren.
Porque con la Sexta
y con l@s zapatistas no se puede mirar ni escuchar impunemente.
Y ésa es nuestra
virtud o nuestra maldición, depende hacia dónde se mire y, sobre todo, desde
dónde se enciende la mirada.
(continuará…)
Desde cualquier
rincón, en cualquiera de los mundos.
SupMarcos.
Planeta
Tierra.
Febrero del
2013.
(PROCESO/ Isaín Mandujano/6 de febrero de 2013)
Marcos: ellos y nosotros VI
Isaín Mandujano
TUXTLA GUTIÉRREZ, Chis. (apro).- El Subcomandante Marcos, vocero y líder
político-militar del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), ratificó
una vez más que la nueva lucha que han optado, no es “ni electoral ni armada”.
En lo que es la
sexta parte “Las Miradas”, de su serie de misivas llamada “Ellos y nosotros”,
que empezó emitir en el mes de enero, el líder zapatista encapuchado dijo que
la fuerza de ese grupo rebelde consiste en conocerse ellos realmente y conocer
a los otros con quienes pretenden ahora aliarse en la nueva etapa de lucha.
“Nuestra fuerza, si
es que alguna tenemos, está en este reconocimiento: somos quienes somos, y hay
otr@s que son quienes son, y hay otro para quien todavía no tenemos palabra
para nombrarlo y, sin embargo, es quien es.
Cuando decimos ‘nosotros’ no estamos absorbiendo, y así subordinando,
identidades, sino resaltando los puentes que hay entre los diferentes dolores y
las distintas rebeldías. Somos iguales porque somos diferentes”, dijo Marcos.
Indicó que en la
Sexta, las y los zapatistas han reiterado siempre su rechazo a todo intento de
hegemonía, “es decir, a todo vanguardismo, sea que nos toque en la delantera o
que nos alineen (sic), como a los largo de estos siglos, en la retaguardia”.
“Si con la Sexta
buscamos a nuestros semejantes en dolores y luchas, sin importar los
calendarios y las geografías que nos distancien, es porque sabemos bien que al
Mandón no se le vence con un solo pensamiento, una sola fuerza, una sola
directiva (por muy revolucionaria, consecuente, radical, ingeniosa, numerosa,
poderosa y demás osas que esa directiva sea)”, agregó el vocero del EZLN.
A quienes disienten
con su lucha, el EZLN les envió el siguiente mensaje:
“Ustedes nos dicen
que hay que unirnos tod@s porque no hay otro camino: o las elecciones o las
armas. Y ustedes, que en ese argumento falaz sostienen su proyecto de invalidar
todo lo que no se supedite al reiterado espectáculo de la política de arriba,
nos emplazan: muéranse o ríndanse. Y hasta
nos ofrecen la coartada, porque, argumentan, como se trata de tomar el Poder,
sólo hay esos dos caminos”.
“¡Ah!, y nosotros
tan desobedientes: ni nos morimos, ni nos rendimos. Y, como quedó demostrado el
día del fin del mundo: ni lucha electoral ni lucha armada”, atajó el
encapuchado.
A continuación la
misiva íntegra del Subcomandante Marcos del EZLN:
ELLOS Y NOSOTROS.
VI.- Las Miradas.
1.- Mirar para
imponer o mirar para escuchar.
“Por una vez podré
decir
Sin que haya nadie
que me contradiga
Que no es lo mismo
el que desea
Que el que codicia
algo
Como no son las
mismas las palabras
Dichas para
escuchadas
Que dichas para
obedecidas
Ni tampoco es el
mismo el que me habla
Para decirme algo
Que el que me habla
para que me calle“.
Tomás Segovia.
“Cuarto Rastreo” en
“Rastreos y Otros Poemas”
de la editorial que
tiene el buen gusto de llamarse “Sin Nombre”.
Gracias y un abrazo
a María Luisa Capella, a Inés y Francisco
(bien haya la digna
sangre que en sus corazones late)
por los libros y las
letras-guía.
Mirar es una forma
de preguntar, decimos nosotros, nosotras las zapatistas.
O de buscar…
Cuando se mira en el
calendario y en la geografía, por muy lejos que estén la una y el otro, se
pregunta, se interroga.
Y es en el mirar
donde el otro, la otra, lo otro aparece.
Y es en la mirada donde eso otro existe, donde se dibuja su perfil como
extraño, como ajeno, como enigma, como víctima, como juez y verdugo, como
enemigo… o como compañer@.
Es en la mirada
donde el miedo anida, pero también donde puede nacer el respeto.
Si no aprendemos a
mirar el mirarse del otro, ¿qué sentido tiene nuestra mirada, nuestras
preguntas?
¿Quién eres?
¿Cuál es tu
historia?
¿Dónde tus dolores?
¿Cuándo tus
esperanzas?
Pero no sólo importa
qué o a quién se mira. También, y sobre
todo, importa desde dónde se mira.
Y elegir a dónde
mirar es también elegir desde dónde.
¿O es lo mismo mirar
desde arriba el dolor de quienes pierden a l@s que quieren y necesitan, por la
muerte absurda, inexplicable, definitiva, que mirarlo desde abajo?
Cuando alguien de
arriba mira a los de abajo y se pregunta “¿cuántos son?”, en realidad está
preguntando “¿cuánto valen?”
Y si no valen, ¿qué
importa cuántos son? Para obviar ese
inoportuno número están los grandes medios de comunicación de paga, los
ejércitos, las policías, los jueces, las cárceles, los cementerios.
Y para el mirar
nuestro, las respuestas nunca son sencillas.
Al mirarnos mirar lo
que miramos, nos damos una identidad que tiene que ver con dolores y luchas,
con nuestros calendarios y nuestra geografía.
Nuestra fuerza, si
es que alguna tenemos, está en este reconocimiento: somos quienes somos, y hay
otr@s que son quienes son, y hay otro para quien todavía no tenemos palabra
para nombrarlo y, sin embargo, es quien es.
Cuando decimos “nosotros” no estamos absorbiendo, y así subordinando,
identidades, sino resaltando los puentes que hay entre los diferentes dolores y
las distintas rebeldías. Somos iguales
porque somos diferentes.
En la Sexta, las
zapatistas, los zapatistas, reiteramos nuestro rechazo a todo intento de
hegemonía, es decir, a todo vanguardismo, sea que nos toque en la delantera o
que nos alineen, como a los largo de estos siglos, en la retaguardia.
Si con la Sexta
buscamos a nuestros semejantes en dolores y luchas, sin importar los calendarios
y las geografías que nos distancien, es porque sabemos bien que al Mandón no se
le vence con un solo pensamiento, una sola fuerza, una sola directiva (por muy
revolucionaria, consecuente, radical, ingeniosa, numerosa, poderosa y demás
osas que esa directiva sea).
Es enseñanza de
nuestros muertos, que la diversidad y la diferencia no son debilidad para el
abajo, sino fuerza para parir, sobre las cenizas del viejo, el mundo nuevo que
queremos, que necesitamos, que merecemos.
Sabemos bien que ese
mundo no es sólo imaginado por nosotr@s.
Pero en nuestro sueño, ese mundo no es uno, sino muchos, diferentes,
diversos. Y es en su diversidad donde
tiene su riqueza.
Los reiterados
intentos de imponer la unanimidad, son los responsables de que la máquina haya
enloquecido y acerque, cada minuto, el minuto final de la civilización como es
conocida hasta ahora.
En la etapa actual
de la globalización neoliberal, la homogeneidad no es sino la mediocridad
impuesta como uniforme universal. Y si
en algo se diferencia de la locura hitleriana, no es en su objetivo, sino en la
modernidad de los medios para conseguirlo.
-*-
Y sí, no sólo
nosotras, nosotros, buscamos el cómo, el cuándo, el dónde, el qué.
Ustedes, por
ejemplo, no son Ellos. Bueno, aunque no
parecen tener ningún problema en aliarse con Ellos para… ¿engañarlos y
derrotarlos desde dentro? ¿para ser como
Ellos pero no tan Ellos? ¿para menguar
la velocidad de la máquina, limar los colmillos de la bestia, humanizar a la
salvaje?
Sí, lo sabemos. Hay una montaña de argumentos para darle
sustento a eso. Incluso hasta podrían
forzar algunos ejemplos.
Pero…
Ustedes nos dicen
que somos iguales, que estamos en lo mismo, que es la misma lucha, el mismo
enemigo… Mmh… no, no dicen “enemigo“,
dicen “adversario“. De acuerdo, eso
también depende de la ocurrencia en turno.
Ustedes nos dicen
que hay que unirnos tod@s porque no hay otro camino: o las elecciones o las
armas. Y ustedes, que en ese argumento
falaz sostienen su proyecto de invalidar todo lo que no se supedite al
reiterado espectáculo de la política de arriba, nos emplazan: muéranse o
ríndanse. Y hasta nos ofrecen la
coartada, porque, argumentan, como se trata de tomar el Poder, sólo hay esos
dos caminos.
¡Ah!, y nosotros tan
desobedientes: ni nos morimos, ni nos rendimos.
Y, como quedó demostrado el día del fin del mundo: ni lucha electoral ni
lucha armada.
¿Y si no se trata de
tomar el Poder? Mejor aún: ¿y si el
Poder ya no reside en ese Estado Nación, ese Estado Zombi poblado de una clase
política parásita que practica la rapiña sobre los restos de las naciones?
¿Y si los electores
que tanto los obsesionan a ustedes (por eso su embeleso con las multitudes), no
hacen sino votar por alguien que otros ya eligieron, como vuelta tras vuelta
les demuestran Ellos mientras se divierten con cada nuevo truco que hacen?
Sí, claro, ustedes
se esconden detrás de sus prejuicios: ¿los que no votan? “es por apatía, por
desinterés, por falta de educación, le hacen el juego a la derecha“… su aliada
de ustedes en tantas geografías, en no pocos calendarios. ¿Votan pero no por ustedes? “es por ser de
derechas, por ignorantes, por vendidos, por traidores, por muertos de hambre,
¡por zombis!”
Nota de Marquitos
Spoil: Sí, nosotr@s simpatizamos con los zombis. No sólo por nuestra semejanza física (ni
maquillaje necesitamos y aún así arrasaríamos en los casting de “The Walking
Dead”). También y sobre todo porque
pensamos, junto con George A. Romero, que, en un apocalipsis zombi, la
brutalidad más enloquecida sería obra de la civilización sobreviviente, no de
los muertos que caminan. Y si algún
vestigio de humanidad quedara, brillaría en los parias de siempre, los muertos
vivientes para los que el apocalipsis empieza al nacer y nunca termina. Como ahora mismo sucede en cualquier rincón
de cualquiera de los mundos que existen.
Y no hay película, ni comic, ni serie televisiva que dé cuenta de ello.
Su mirada de ustedes
está marcada por el desprecio cuando hacia abajo miran (aunque sea al espejo),
y de suspiros de envidia cuando miran hacia arriba.
No se pueden
imaginar siquiera que alguien no tenga otro interés en mirar ese “arriba”, que
no sea el de ver cómo quitárselo de encima.
-*-
Mirar. Hacia dónde y desde dónde. Ahí está lo que nos separa.
Ustedes creen que son
los únicos, nosotros sabemos que somos uno más.
Ustedes miran
arriba, nosotros abajo.
Ustedes miran cómo
se acomodan, nosotros cómo servimos.
Ustedes miran cómo
dirigir, nosotros como acompañar.
Ustedes miran cuánto
se gana, nosotros cuánto se pierde.
Ustedes miran lo que
es, nosotros lo que puede ser.
Ustedes miran
números, nosotros personas.
Ustedes calculan
estadísticas, nosotros historias.
Ustedes hablan,
nosotros escuchamos.
Ustedes miran cómo
se ven, nosotros miramos la mirada.
Ustedes nos miran y
nos reclaman dónde estábamos cuando su calendario marcaba sus urgencias
“históricas”. Nosotros los miramos y no
les preguntamos dónde han estado durante estos más de 500 años de historia.
Ustedes miran cómo
aprovechar la coyuntura, nosotros como crearla.
Ustedes se preocupan
por los vidrios rotos, nosotros por la rabia que los rompe.
Ustedes miran los
muchos, nosotros los pocos.
Ustedes miran muros
infranqueables, nosotros grietas.
Ustedes miran
posibilidades, nosotros lo que es imposible sólo hasta la víspera.
Ustedes buscan
espejos, nosotros cristales.
Ustedes y nosotros
no somos lo mismo.
-*-
Ustedes miran el
calendario de arriba y a él supeditan la primavera de las movilizaciones, las
masas, la fiesta, la rebeldía multitudinaria, las calles desbordando cantos y
colores, consignas, desafíos, los que ya son muchos más que sólo ciento treinta
y tantos, las plazas llenas, las urnas ansiosas por llenarse de votos, y
ustedes corren presurosos porque es-claro-que les – falta – una – dirección –
revolucionaria-partidaria-una-política-de-alianzas-amplia-flexible-porque-lo-electoral-es-su-
destino-natural-pero-están-muy-chavit@s-son-fresas-pequebus-”niñ@s bien”- /
-luego – lumpen – barrio – banda – prole – número-de-votantes –
potenciales-ignorantes-inexpertos-ingenuos – torpes – necios, sobre todo
necios. Y ven en cada acto masivo la
culminación de los tiempos. Y después,
cuando ya no hay muchedumbres ansiosas de un líder, ni urnas, ni fiestas,
deciden que se acabó, que no más, que a ver si para otra ocasión, que hay que
esperar 6 años, 6 siglos, que hay que mirar para otro lado, pero siempre para
el calendario de arriba: el registro, las alianzas, los puestos.
Y nosotros, siempre
con la mirada chueca, remontamos el calendario, buscamos el invierno, nadamos
río arriba, pasamos por el arroyo, llegamos al manantial. Ahí vemos a quienes comienzan, a los que son
pocos, a los menos. No los hablamos, no
los saludamos, no les decimos qué hacer, no les decimos qué no hacer. En cambio los escuchamos, los vemos con
respeto, con admiración. Y ellas, ellos,
tal vez nunca reparen en esa pequeña flor roja, tan parecida a una estrella,
tan pequeña que apenas es una piedrita, y que nuestra mano deja abajo, cerca de
su pie izquierdo. No porque queramos
decirles así que la flor-roca era nuestra, de las zapatistas, de los
zapatistas. No para que esa piedrita la
tomen y la arrojen contra algo, contra alguien, aunque no falten ganas ni
motivos. Sino tal vez porque es nuestro
modo de decirles, a ell@s y a tod@s nuestr@s compas de la Sexta, que las casas
y los mundos empiezan a construirse con pequeños guijarros y luego se crecen y
casi nadie se acuerda de esos pedruscos que empiezan, tan pequeños, tan poca
cosa, tan inútiles, tan solos, y entonces viene una zapatista, un zapatista, y
la ve a la piedrita y la saluda y se sienta a su lado y no hablan, porque las
pequeñas rocas, como los zapatistas, no hablan… hasta que hablan, y luego el
caso, o cosa, según, es que se callen. Y
no, no se callan nunca, lo que pasa es que luego no hay quien escuche. O tal vez porque vimos más lejos en el
calendario y sabíamos, antes, que esta noche llegaría. O tal vez porque así les decimos, aunque no
lo sepan, pero lo sabemos nosotros, que no están sol@s. Porque es con l@s poc@s que las cosas inician
y reinician.
-*-
Ustedes no nos
vieron antes… y siguen sin mirarnos.
Y, sobre todo, no
nos vieron mirarlos.
No nos miraron
viéndolos en su soberbia, estúpidamente destruyendo los puentes, socavando los
caminos, aliándose con nuestros perseguidores, despreciándonos. Convenciéndose de que lo que no existe en los
medios simplemente no es.
No nos vieron
mirándolos decir y decirse que así quedaban en tierra firme, que lo posible es
el terreno sólido, que cortaban amarras de ese absurdo barco de absurdos e
imposibles, y que eran estos locos (nosotros) quienes quedábamos a la deriva,
aislados, solos, sin rumbo, pagando con nuestra existencia el ser consecuentes.
Pudieron ver el
resurgimiento como parte de sus victorias, y ahora lo rumian como una más de
sus derrotas.
Va, sigan su camino.
No nos escuchen, no
nos miren.
Porque con la Sexta
y con l@s zapatistas no se puede mirar ni escuchar impunemente.
Y ésa es nuestra
virtud o nuestra maldición, depende hacia dónde se mire y, sobre todo, desde
dónde se enciende la mirada.
(continuará…)
Desde cualquier
rincón, en cualquiera de los mundos.
SupMarcos.
Planeta
Tierra.
Febrero del
2013.
(PROCESO/ Isaín Mandujano/6 de febrero de 2013)
Marcos: ellos y nosotros VI
Isaín Mandujano
TUXTLA GUTIÉRREZ, Chis. (apro).- El Subcomandante Marcos, vocero y líder
político-militar del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), ratificó
una vez más que la nueva lucha que han optado, no es “ni electoral ni armada”.
En lo que es la
sexta parte “Las Miradas”, de su serie de misivas llamada “Ellos y nosotros”,
que empezó emitir en el mes de enero, el líder zapatista encapuchado dijo que
la fuerza de ese grupo rebelde consiste en conocerse ellos realmente y conocer
a los otros con quienes pretenden ahora aliarse en la nueva etapa de lucha.
“Nuestra fuerza, si
es que alguna tenemos, está en este reconocimiento: somos quienes somos, y hay
otr@s que son quienes son, y hay otro para quien todavía no tenemos palabra
para nombrarlo y, sin embargo, es quien es.
Cuando decimos ‘nosotros’ no estamos absorbiendo, y así subordinando,
identidades, sino resaltando los puentes que hay entre los diferentes dolores y
las distintas rebeldías. Somos iguales porque somos diferentes”, dijo Marcos.
Indicó que en la
Sexta, las y los zapatistas han reiterado siempre su rechazo a todo intento de
hegemonía, “es decir, a todo vanguardismo, sea que nos toque en la delantera o
que nos alineen (sic), como a los largo de estos siglos, en la retaguardia”.
“Si con la Sexta
buscamos a nuestros semejantes en dolores y luchas, sin importar los
calendarios y las geografías que nos distancien, es porque sabemos bien que al
Mandón no se le vence con un solo pensamiento, una sola fuerza, una sola
directiva (por muy revolucionaria, consecuente, radical, ingeniosa, numerosa,
poderosa y demás osas que esa directiva sea)”, agregó el vocero del EZLN.
A quienes disienten
con su lucha, el EZLN les envió el siguiente mensaje:
“Ustedes nos dicen
que hay que unirnos tod@s porque no hay otro camino: o las elecciones o las
armas. Y ustedes, que en ese argumento falaz sostienen su proyecto de invalidar
todo lo que no se supedite al reiterado espectáculo de la política de arriba,
nos emplazan: muéranse o ríndanse. Y hasta
nos ofrecen la coartada, porque, argumentan, como se trata de tomar el Poder,
sólo hay esos dos caminos”.
“¡Ah!, y nosotros
tan desobedientes: ni nos morimos, ni nos rendimos. Y, como quedó demostrado el
día del fin del mundo: ni lucha electoral ni lucha armada”, atajó el
encapuchado.
A continuación la
misiva íntegra del Subcomandante Marcos del EZLN:
ELLOS Y NOSOTROS.
VI.- Las Miradas.
1.- Mirar para
imponer o mirar para escuchar.
“Por una vez podré
decir
Sin que haya nadie
que me contradiga
Que no es lo mismo
el que desea
Que el que codicia
algo
Como no son las
mismas las palabras
Dichas para
escuchadas
Que dichas para
obedecidas
Ni tampoco es el
mismo el que me habla
Para decirme algo
Que el que me habla
para que me calle“.
Tomás Segovia.
“Cuarto Rastreo” en
“Rastreos y Otros Poemas”
de la editorial que
tiene el buen gusto de llamarse “Sin Nombre”.
Gracias y un abrazo
a María Luisa Capella, a Inés y Francisco
(bien haya la digna
sangre que en sus corazones late)
por los libros y las
letras-guía.
Mirar es una forma
de preguntar, decimos nosotros, nosotras las zapatistas.
O de buscar…
Cuando se mira en el
calendario y en la geografía, por muy lejos que estén la una y el otro, se
pregunta, se interroga.
Y es en el mirar
donde el otro, la otra, lo otro aparece.
Y es en la mirada donde eso otro existe, donde se dibuja su perfil como
extraño, como ajeno, como enigma, como víctima, como juez y verdugo, como
enemigo… o como compañer@.
Es en la mirada
donde el miedo anida, pero también donde puede nacer el respeto.
Si no aprendemos a
mirar el mirarse del otro, ¿qué sentido tiene nuestra mirada, nuestras
preguntas?
¿Quién eres?
¿Cuál es tu
historia?
¿Dónde tus dolores?
¿Cuándo tus
esperanzas?
Pero no sólo importa
qué o a quién se mira. También, y sobre
todo, importa desde dónde se mira.
Y elegir a dónde
mirar es también elegir desde dónde.
¿O es lo mismo mirar
desde arriba el dolor de quienes pierden a l@s que quieren y necesitan, por la
muerte absurda, inexplicable, definitiva, que mirarlo desde abajo?
Cuando alguien de
arriba mira a los de abajo y se pregunta “¿cuántos son?”, en realidad está
preguntando “¿cuánto valen?”
Y si no valen, ¿qué
importa cuántos son? Para obviar ese
inoportuno número están los grandes medios de comunicación de paga, los
ejércitos, las policías, los jueces, las cárceles, los cementerios.
Y para el mirar
nuestro, las respuestas nunca son sencillas.
Al mirarnos mirar lo
que miramos, nos damos una identidad que tiene que ver con dolores y luchas,
con nuestros calendarios y nuestra geografía.
Nuestra fuerza, si
es que alguna tenemos, está en este reconocimiento: somos quienes somos, y hay
otr@s que son quienes son, y hay otro para quien todavía no tenemos palabra
para nombrarlo y, sin embargo, es quien es.
Cuando decimos “nosotros” no estamos absorbiendo, y así subordinando,
identidades, sino resaltando los puentes que hay entre los diferentes dolores y
las distintas rebeldías. Somos iguales
porque somos diferentes.
En la Sexta, las
zapatistas, los zapatistas, reiteramos nuestro rechazo a todo intento de
hegemonía, es decir, a todo vanguardismo, sea que nos toque en la delantera o
que nos alineen, como a los largo de estos siglos, en la retaguardia.
Si con la Sexta
buscamos a nuestros semejantes en dolores y luchas, sin importar los calendarios
y las geografías que nos distancien, es porque sabemos bien que al Mandón no se
le vence con un solo pensamiento, una sola fuerza, una sola directiva (por muy
revolucionaria, consecuente, radical, ingeniosa, numerosa, poderosa y demás
osas que esa directiva sea).
Es enseñanza de
nuestros muertos, que la diversidad y la diferencia no son debilidad para el
abajo, sino fuerza para parir, sobre las cenizas del viejo, el mundo nuevo que
queremos, que necesitamos, que merecemos.
Sabemos bien que ese
mundo no es sólo imaginado por nosotr@s.
Pero en nuestro sueño, ese mundo no es uno, sino muchos, diferentes,
diversos. Y es en su diversidad donde
tiene su riqueza.
Los reiterados
intentos de imponer la unanimidad, son los responsables de que la máquina haya
enloquecido y acerque, cada minuto, el minuto final de la civilización como es
conocida hasta ahora.
En la etapa actual
de la globalización neoliberal, la homogeneidad no es sino la mediocridad
impuesta como uniforme universal. Y si
en algo se diferencia de la locura hitleriana, no es en su objetivo, sino en la
modernidad de los medios para conseguirlo.
-*-
Y sí, no sólo
nosotras, nosotros, buscamos el cómo, el cuándo, el dónde, el qué.
Ustedes, por
ejemplo, no son Ellos. Bueno, aunque no
parecen tener ningún problema en aliarse con Ellos para… ¿engañarlos y
derrotarlos desde dentro? ¿para ser como
Ellos pero no tan Ellos? ¿para menguar
la velocidad de la máquina, limar los colmillos de la bestia, humanizar a la
salvaje?
Sí, lo sabemos. Hay una montaña de argumentos para darle
sustento a eso. Incluso hasta podrían
forzar algunos ejemplos.
Pero…
Ustedes nos dicen
que somos iguales, que estamos en lo mismo, que es la misma lucha, el mismo
enemigo… Mmh… no, no dicen “enemigo“,
dicen “adversario“. De acuerdo, eso
también depende de la ocurrencia en turno.
Ustedes nos dicen
que hay que unirnos tod@s porque no hay otro camino: o las elecciones o las
armas. Y ustedes, que en ese argumento
falaz sostienen su proyecto de invalidar todo lo que no se supedite al
reiterado espectáculo de la política de arriba, nos emplazan: muéranse o
ríndanse. Y hasta nos ofrecen la
coartada, porque, argumentan, como se trata de tomar el Poder, sólo hay esos
dos caminos.
¡Ah!, y nosotros tan
desobedientes: ni nos morimos, ni nos rendimos.
Y, como quedó demostrado el día del fin del mundo: ni lucha electoral ni
lucha armada.
¿Y si no se trata de
tomar el Poder? Mejor aún: ¿y si el
Poder ya no reside en ese Estado Nación, ese Estado Zombi poblado de una clase
política parásita que practica la rapiña sobre los restos de las naciones?
¿Y si los electores
que tanto los obsesionan a ustedes (por eso su embeleso con las multitudes), no
hacen sino votar por alguien que otros ya eligieron, como vuelta tras vuelta
les demuestran Ellos mientras se divierten con cada nuevo truco que hacen?
Sí, claro, ustedes
se esconden detrás de sus prejuicios: ¿los que no votan? “es por apatía, por
desinterés, por falta de educación, le hacen el juego a la derecha“… su aliada
de ustedes en tantas geografías, en no pocos calendarios. ¿Votan pero no por ustedes? “es por ser de
derechas, por ignorantes, por vendidos, por traidores, por muertos de hambre,
¡por zombis!”
Nota de Marquitos
Spoil: Sí, nosotr@s simpatizamos con los zombis. No sólo por nuestra semejanza física (ni
maquillaje necesitamos y aún así arrasaríamos en los casting de “The Walking
Dead”). También y sobre todo porque
pensamos, junto con George A. Romero, que, en un apocalipsis zombi, la
brutalidad más enloquecida sería obra de la civilización sobreviviente, no de
los muertos que caminan. Y si algún
vestigio de humanidad quedara, brillaría en los parias de siempre, los muertos
vivientes para los que el apocalipsis empieza al nacer y nunca termina. Como ahora mismo sucede en cualquier rincón
de cualquiera de los mundos que existen.
Y no hay película, ni comic, ni serie televisiva que dé cuenta de ello.
Su mirada de ustedes
está marcada por el desprecio cuando hacia abajo miran (aunque sea al espejo),
y de suspiros de envidia cuando miran hacia arriba.
No se pueden
imaginar siquiera que alguien no tenga otro interés en mirar ese “arriba”, que
no sea el de ver cómo quitárselo de encima.
-*-
Mirar. Hacia dónde y desde dónde. Ahí está lo que nos separa.
Ustedes creen que son
los únicos, nosotros sabemos que somos uno más.
Ustedes miran
arriba, nosotros abajo.
Ustedes miran cómo
se acomodan, nosotros cómo servimos.
Ustedes miran cómo
dirigir, nosotros como acompañar.
Ustedes miran cuánto
se gana, nosotros cuánto se pierde.
Ustedes miran lo que
es, nosotros lo que puede ser.
Ustedes miran
números, nosotros personas.
Ustedes calculan
estadísticas, nosotros historias.
Ustedes hablan,
nosotros escuchamos.
Ustedes miran cómo
se ven, nosotros miramos la mirada.
Ustedes nos miran y
nos reclaman dónde estábamos cuando su calendario marcaba sus urgencias
“históricas”. Nosotros los miramos y no
les preguntamos dónde han estado durante estos más de 500 años de historia.
Ustedes miran cómo
aprovechar la coyuntura, nosotros como crearla.
Ustedes se preocupan
por los vidrios rotos, nosotros por la rabia que los rompe.
Ustedes miran los
muchos, nosotros los pocos.
Ustedes miran muros
infranqueables, nosotros grietas.
Ustedes miran
posibilidades, nosotros lo que es imposible sólo hasta la víspera.
Ustedes buscan
espejos, nosotros cristales.
Ustedes y nosotros
no somos lo mismo.
-*-
Ustedes miran el
calendario de arriba y a él supeditan la primavera de las movilizaciones, las
masas, la fiesta, la rebeldía multitudinaria, las calles desbordando cantos y
colores, consignas, desafíos, los que ya son muchos más que sólo ciento treinta
y tantos, las plazas llenas, las urnas ansiosas por llenarse de votos, y
ustedes corren presurosos porque es-claro-que les – falta – una – dirección –
revolucionaria-partidaria-una-política-de-alianzas-amplia-flexible-porque-lo-electoral-es-su-
destino-natural-pero-están-muy-chavit@s-son-fresas-pequebus-”niñ@s bien”- /
-luego – lumpen – barrio – banda – prole – número-de-votantes –
potenciales-ignorantes-inexpertos-ingenuos – torpes – necios, sobre todo
necios. Y ven en cada acto masivo la
culminación de los tiempos. Y después,
cuando ya no hay muchedumbres ansiosas de un líder, ni urnas, ni fiestas,
deciden que se acabó, que no más, que a ver si para otra ocasión, que hay que
esperar 6 años, 6 siglos, que hay que mirar para otro lado, pero siempre para
el calendario de arriba: el registro, las alianzas, los puestos.
Y nosotros, siempre
con la mirada chueca, remontamos el calendario, buscamos el invierno, nadamos
río arriba, pasamos por el arroyo, llegamos al manantial. Ahí vemos a quienes comienzan, a los que son
pocos, a los menos. No los hablamos, no
los saludamos, no les decimos qué hacer, no les decimos qué no hacer. En cambio los escuchamos, los vemos con
respeto, con admiración. Y ellas, ellos,
tal vez nunca reparen en esa pequeña flor roja, tan parecida a una estrella,
tan pequeña que apenas es una piedrita, y que nuestra mano deja abajo, cerca de
su pie izquierdo. No porque queramos
decirles así que la flor-roca era nuestra, de las zapatistas, de los
zapatistas. No para que esa piedrita la
tomen y la arrojen contra algo, contra alguien, aunque no falten ganas ni
motivos. Sino tal vez porque es nuestro
modo de decirles, a ell@s y a tod@s nuestr@s compas de la Sexta, que las casas
y los mundos empiezan a construirse con pequeños guijarros y luego se crecen y
casi nadie se acuerda de esos pedruscos que empiezan, tan pequeños, tan poca
cosa, tan inútiles, tan solos, y entonces viene una zapatista, un zapatista, y
la ve a la piedrita y la saluda y se sienta a su lado y no hablan, porque las
pequeñas rocas, como los zapatistas, no hablan… hasta que hablan, y luego el
caso, o cosa, según, es que se callen. Y
no, no se callan nunca, lo que pasa es que luego no hay quien escuche. O tal vez porque vimos más lejos en el
calendario y sabíamos, antes, que esta noche llegaría. O tal vez porque así les decimos, aunque no
lo sepan, pero lo sabemos nosotros, que no están sol@s. Porque es con l@s poc@s que las cosas inician
y reinician.
-*-
Ustedes no nos
vieron antes… y siguen sin mirarnos.
Y, sobre todo, no
nos vieron mirarlos.
No nos miraron
viéndolos en su soberbia, estúpidamente destruyendo los puentes, socavando los
caminos, aliándose con nuestros perseguidores, despreciándonos. Convenciéndose de que lo que no existe en los
medios simplemente no es.
No nos vieron
mirándolos decir y decirse que así quedaban en tierra firme, que lo posible es
el terreno sólido, que cortaban amarras de ese absurdo barco de absurdos e
imposibles, y que eran estos locos (nosotros) quienes quedábamos a la deriva,
aislados, solos, sin rumbo, pagando con nuestra existencia el ser consecuentes.
Pudieron ver el
resurgimiento como parte de sus victorias, y ahora lo rumian como una más de
sus derrotas.
Va, sigan su camino.
No nos escuchen, no
nos miren.
Porque con la Sexta
y con l@s zapatistas no se puede mirar ni escuchar impunemente.
Y ésa es nuestra
virtud o nuestra maldición, depende hacia dónde se mire y, sobre todo, desde
dónde se enciende la mirada.
(continuará…)
Desde cualquier
rincón, en cualquiera de los mundos.
SupMarcos.
Planeta
Tierra.
Febrero del
2013.
(PROCESO/ Isaín Mandujano/6 de febrero de 2013)
No hay comentarios:
Publicar un comentario