Fotos:
Jorge Dueñes
Dentro
de 18 meses podrían dejar de existir empresas tradicionales como la panadería
Venecia y la planchaduría La Nueva Superior. Baja California tiene el precio
promedio más alto que el resto del país; inversión en infraestructura de
almacenamiento podría reducirlo
El
incremento en el precio del gas Licuado de Petróleo (LP), las gasolinas y la
depreciación del peso respecto al dólar, redujeron la utilidad de pequeñas
empresas en Tijuana que están al borde de desaparecer.
Jesús
Armando Herrera, quien forma parte de la tercera generación que labora en la
panadería Venecia y es gerente del establecimiento, señaló que el costo del gas
LP incrementó 28 por ciento en enero de 2018 con respecto al mismo mes de 2017.
La
administración que encabeza ha decidido sacrificar el margen de utilidad, que
ha disminuido 15% desde hace seis años, en lugar de la calidad del producto que
viene a ser el valor agregado que le ha permitido al negocio familiar, iniciado
en 1959, competir con los mercados de autoservicio.
“Tampoco
hemos subido los precios de nuestros productos porque si piensas en qué medida
se ha actualizado el salario en general, nos saldríamos del mercado”, esto
significaría una disminución en las ventas.
Por
esa razón, el establecimiento ubicado en el fraccionamiento Las Palmas ha
tenido que absorber el encarecimiento no solo en el gas LP, sino también el de
la gasolina, una tasa de impuesto de alrededor de 28% y, particularmente, la
depreciación del peso respecto al dólar.
“Este
factor nos pega durísimo, porque 70% de la materia prima que compramos viene de
Estados Unidos”, citó el empresario, quien se manifestó preocupado por la
situación macroeconómica del país.
“La
panadería podría cerrar en 12 o 18 meses, porque no vemos algún indicador de
que las cosas vayan a mejorar”, advirtió.
Perspectiva
que comparte Miguel Franco, encargado de la lavandería y planchaduría La Nueva
Superior, quien asegura que de continuar el aumento en el precio del gas,
dentro de un año y medio el negocio familiar, iniciado en 1968, tendrá que
cerrar sus puertas.
Para
él, el embate económico es por dos vías: encarecimiento en los insumos y menos
clientes, quienes ya no pueden pagar sus servicios.
“Algunos
consumidores se han ido con las cadenas nacionales y empresas extranjeras porque
les ofrecen precios más bajos, y aunque a la postre vuelven porque les
garantizamos calidad, lo hacen meses después, cuando nosotros ya resentimos su
pérdida”.
Expuso
que anteriormente, los trabajadores del establecimiento laboraban de 7:00 am a
8:00 pm, pero actualmente “se van a las dos de la tarde, porque ya no hay
trabajo”.
De
enero del año pasado al mismo mes de 2018, el costo del gas LP que sufraga el
negocio aumentó 37%; lo que representa erogar casi 10 mil pesos a la semana y
absorber otros costos, como el de la energía eléctrica, que pasó de 10 mil 200
pesos a 52 mil pesos al mes en los últimos tres años, así como el del agua.
Esta
situación ha hecho que muchas pequeñas y medianas empresas no puedan modernizar
su maquinaria, pues también se carece de incentivos fiscales para hacerlo. Se
les da prioridad a las cadenas extranjeras, se quejó el empresario.
“Yo
empecé ayudándole a mi papá en el negocio cuando tenía cinco años, soy parte de
la tercera generación que ha trabajado en él y no creo que mis hijas lo
continúen ante los altos precios de los insumos”, estimó.
Para
ambos empresarios no existe una real competencia en cuanto a los precios del
energético entre las compañías gaseras, ya que la variación es mínima. “Se
elige al proveedor en función de lo honesto que sea para despachar, porque los
precios andan prácticamente iguales”.
Durante
febrero de 2018, el precio del gas LP aumentó 92 centavos comparado con
diciembre de 2017, al pasar de 20.56 a 21.48 pesos. Con ello, el cilindro de 45
kilogramos cuesta 966.60 pesos, es decir, 41.40 pesos más en este mes.
Si
bien, el precio del combustible se redujo en febrero de este año respecto al
mes previo, sigue siendo muy superior a los 4.50 pesos que costaba el kilo en
enero de 2012, cuando se pagaban 202.50 pesos por el mismo tanque.
En
tanto, el litro del gas LP aumentó a 11.60 pesos, comparado con los 11.53 que
costaba en diciembre de 2017.
De
acuerdo con José Luis Contreras Valenzuela, integrante del consejo directivo
del Colegio Nacional de Economistas, no existe una estimación de cuántos
pequeños negocios podrían cerrar por el incremento en los combustibles y la
depreciación del peso, ya que si bien estos factores afectan a las empresas, no
se ha calculado si esto llevaría a su cierre. No obstante, comentó que existe
un fenómeno en el que los pequeños negocios están siendo devorados por la
presencia de los grandes establecimientos.
Por
otro lado, comentó que con el encarecimiento del crédito muchas empresas se ven
afectadas en su utilidad. “Subsisten aquellas que tienen capacidad de
negociación y las que pueden lograr abatir costos por el gran volumen que
manejan”.
Para
el especialista, contrarrestar la tendencia de la desaparición de pequeños
negocios requiere fomentar el mercado local, ya que “la ruta para el desarrollo
de un país no está en los grandes consorcios, sino en fortalecer a las pequeñas
y medianas empresas que soportan la generación de empleos en el país, tienen
niveles de remuneración media mayores que las grandes empresas y generan
economía local”.
Mientras
que los establecimientos tendrían que dar valor agregado a sus productos para
no perder a sus clientes.
SECTOR INDUSTRIAL ABIERTO A NUEVOS
COMPETIDORES ENERGÉTICOS
Salvador
Díaz González, presidente de la Asociación de Industriales de la Mesa de Otay
(AIMO), comentó que el encarecimiento del gas LP también ha afectado el costo
de producción, sobre todo de las industrias con máquinas de inyección de vapor.
Por
lo anterior, el sector manufacturero está abierto a los nuevos competidores de
energía en Baja California, como las empresas que ofertan gas natural, ya que
dicho combustible es 20% más barato.
Además
de que alrededor de 5% de las empresas bajacalifornianas han invertido en
generación de energía eléctrica por medio de paneles solares. Tendencia que irá
creciendo, toda vez que la Ley obliga a ello.
En
ese sentido, Carlos Pérez González, presidente de Fusión México, comentó que la
empresa es pionera en la entidad al ofrecer gas natural a los industriales, y
en un futuro, al sector doméstico.
Sin
embargo, reveló que en Baja California no se cuenta con la infraestructura para
que dicho servicio sea suministrado mediante tuberías, por lo que se tienen que
emplear pipas, lo que implica cambiar la válvula y el tanque estacionario de
los usuarios para poder entregarles el gas natural.
Además
de esta empresa, hay dos más que en próximos meses estarían ofreciendo el gas
natural que se importa de Estados Unidos, agregó el también representante de
Blue Energy and Electric en Baja California.
BAJA CALIFORNIA, UNA ISLA ENERGÉTICA
Gabriela
Muñoz Meléndez, académica del Colegio de la Frontera Norte (Colef), señaló que
con la liberación del precio del gas LP, a partir de enero de 2017, este se
determina bajo las condiciones de mercado. “Es decir, es resultado de la
dinámica de la oferta y la demanda, así como de las condiciones de los mercados
internacionales”.
Explicó
que el precio del energético contempla tres puntos: cuánto cuesta producirlo;
el menor costo posible para suministrar el gas LP a cada punto de venta, y el costo por el uso de la infraestructura
requerida para que llegue a cada punto de venta. Este último factor incluye
gastos de almacenaje y de distribución.
Las
condiciones de almacenamiento, distribución y transporte del combustible son
distintas en cada entidad federativa. Al ser Baja California una “isla
energética”, que no está cerca de centros que generen gas LP o de depósitos de
este, se encuentra en desventaja.
De
ahí que, según datos de la Comisión Reguladora de Energía (CRE), el precio
promedio del gas LP en enero de 2018 haya sido mayor en Baja California que en
el resto del país.
Aun
cuando a principios del año pasado, Baja California Sur lideraba el
encarecimiento del combustible, seguido por Quintana Roo.
A
decir de la investigadora de energía y cambio climático, el precio de los
combustibles en México no está homologado con los precios internacionales, por
lo que “no vamos a verlos bajar (aunque disminuyan en el extranjero), porque la
fórmula que determina los precios tiene impuestos”.
La
carga fiscal del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) implica
que el precio del gas LP, como el de los otros combustibles, siempre sea
superior al que se paga en otros países.
Añadió
que invertir en infraestructura de almacenamiento es una de las estrategias
efectivas, a corto y mediano plazo, para que los precios no fueran tan altos.
En
tanto, el cambio de gas LP a gas natural tendría como riesgo una mayor
dependencia energética de nuestro país hacia Estados Unidos, de modo que, desde
su perspectiva, lo más recomendable sería diversificar las fuentes energéticas.
“Baja
California recibe la tercera radiación solar más fuerte en el mundo”, destacó
Muñoz Meléndez, quien considera que los habitantes podrían aprovechar esta
energía en los hogares y con ello reducir su consumo de un proveedor central.
Por
otro lado, recordó que en 2015 la empresa mexicana Zeta Gas fue sancionada por
haberse coludido con otras para fijar los precios de gas en Perú. De modo que
se pronunció a favor de que el Estado mexicano fomente la competencia y no solo
conlleve menores precios sino también más calidad en los energéticos.
En
ese sentido, el diputado Ulises Ramírez Núñez interpuso en enero pasado un
punto de acuerdo ante la Tercera Comisión de la Permanente, para que la CRE y
la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) investiguen el mercado
del gas LP, y en caso de encontrar anomalías en la competencia de las empresas,
las sancione.
El
legislador panista destacó que 76% de los hogares mexicanos emplean el gas LP
como principal combustible, por lo que el “impacto a la economía de las
familias ha sido brutal en tan solo un año”.
Datos
de la Procuraduría Federal del Consumidor indican que durante 2017 se sancionó
a 128 empresas por incurrir en irregularidades como no despachar los kilos y
litros completos; no exhibir o respetar los precios y vender tanques que no
cumplen con las medidas de seguridad requeridas.
En
el Reporte de Gaseras, la dependencia federal señala que las empresas
Generadores de Energía del Noroeste, SA de CV (Star Gas) y Compañía de Gas de
Tijuana, SA de CV (Zeta Gas) presentaron irregularidades, por lo que se les
inmovilizaron tres y dos básculas, respectivamente. En tanto, a Gas Silza, SA
de CV le fue inmovilizado un vehículo.
(SEMANARIO ZETA/ EDICIÓN IMPRESA /
JULIETA ARAGÓN/ LUNES, 12 FEBRERO, 2018 12:00 PM)
No hay comentarios:
Publicar un comentario